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TELEFONÍA MÓVIL

Competencia celular: ¿Sí se compite?

El ente regulador no ha escatimado esfuerzos para mejorar la calidad y eficiencia económica del mercado de telefonía e internet móvil, sin embargo, el camino que queda por recorrer es largo y complejo en búsqueda de un mercado competitivo que beneficie al consumidor final

29 de noviembre de 2015

La reciente actualización del estudio sobre competencia en el mercado de telefonía móvil en Colombia, financiado por Tigo y Telefónica y publicado por Fedesarrollo en este mes, analiza el comportamiento del mercado de telefonía móvil, exhibiendo los adelantos en materia de regulación y su impacto sobre una serie de indicadores que permiten evaluar y determinar la existencia de prácticas anticompetitivas. Teniendo en cuenta los resultados, el Think Tank calculó la pérdida de bienestar a causa de dichas prácticas, más específicamente, se concluye que la posición dominante de Claro en el mercado móvil de voz y datos en Colombia afecta la eficiencia económica sectorial.

Si bien la evolución del marco normativo ha contribuido efectivamente en el aumento de la oferta de los servicios de telefonía e internet móvil y ha mejorado el mercado en términos del aumento de número de usuarios, actualmente existe un elevado margen de concentración. En este sentido, el índice de Herfindahl-Hirschman (HHI) determinado por el artículo en mención y que mide el nivel de concentración (donde valores cercanos a 1 revelan alta concentración), se ubica alrededor de 0,44 para el mercado de telefonía móvil, dato que contrasta con el valor de 0,25 recomendado para un mercado en competencia (Ocde). 

Según datos del MinTic, en el mercado de telefonía móvil, Claro contó con una participación del 56,6% durante el primer trimestre del 2014, mientras que para el mismo periodo de 2015 fue de 53,1%; seguido de Movistar que pasó de 23,9% a 22,9% y Tigo que pasó del 15,4% al 17,2% respectivamente. Estas variaciones demuestran el efecto de la regulación actual en pro de la competencia, pero aun  en términos de variaciones absolutas terminan siendo mínimas para la participación de los principales operadores, que juntos poseen cerca del 93% del mercado, es decir, de los 56 millones de líneas  activas, alrededor de 52 millones están suscritos a estas tres compañías. 

Por supuesto, los resultados y las recomendaciones de política expresados, enfocados al fortalecimiento e implementación de instrumentos que permitan contribuir a la promoción aún más fuerte de la competencia sectorial, han generado malestar en el  operador Claro que, posterior a la publicación del estudio,  se pronunció al respecto por medio de un comunicado en el que ratifica su no aprobación de los resultados y asevera que Fedesarrollo y Tigo-UNE están en pro de: “…afectar la reputación comercial de un competidor líder en el mercado como lo es Comcel”. La justificación anterior del operador se realiza con base a las posibles inconsistencias y limitaciones que presenta la información suministrada para la construcción de los indicadores, información que parte de las estadísticas oficiales.

Sin embargo, a la luz de los objetivos perseguidos por la regulación (eficiencia económica y calidad del servicio), el estudio margina el tema concerniente a uno de estos, es decir, intenta demostrar que existe una posición dominante por parte del operador Claro que repercute directamente sobre la eficiencia económica y que la falta de competencia le cuesta a la economía $8 billones; pero, lastimosamente, deja a un lado lo relacionado a los efectos contraproducentes sobre la calidad del servicio prestado como consecuencia de la falta de competitividad. Según el último Informe de Calidad de abril a junio de 2015, suministrado por la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC), que muestra el porcentaje de llamadas entrantes y salientes que fueron interrumpidas debido a problemas internos de la red del operador, Tigo, Movistar y Claro tienen un porcentaje de llamadas caídas de 0,68%, 0,88% y 1% respectivamente, que también debe tener un impacto muy grande en términos económicos, aun no cuantificado. 

Si bien, el estudio realizado por Fedesarrollo sirve como insumo base, de reflexión y alerta para futuras acciones regulatorias por parte los entes encargados para este fin, se debe hacer un análisis y revisión posterior de los datos señalados por el estudio para la toma de decisiones que contribuyan a la mejora de la calidad del servicio y la eficiencia económica. De igual forma, es necesario que las futura normatividad y regulación, como respuesta a la mejora de la competencia del mercado de telefonía e internet móvil, favorezcan a los distintos ofertantes actuales y aquellos que estén interesados en incursionar en la prestación del servicio y no se sesgue en garantizar una redistribución de la participación entre los tres prestadores líderes. Recordemos que ya son más los jugadores que han entrado al mercado en los últimos años (Avantel, Uff, Virgin Mobile, entre otros), y que grandes jugadores mundiales como AT&T, quieren entrar al mercado colombiano, por su dinamismo y crecimiento en el uso de las TIC, y que las mejoras regulatorias y ajustes de política pública son el espaldarazo propicio para mejorar la calidad y lograr un precio más cercano al de mercado competitivo.

Raúl Ávila Forero