Verdades de a puño, temor inminente

7 de abril de 2008

La investigación social en Colombia es difícil, costosa, nada rentable, pero no debe ser peligrosa. La columna de León Valencia el sábado 5 de abril en El Tiempo nos hace pensar sobre nuestro deber como investigadores y creadores de opinión.

León informa abiertamente que ante un ejercicio académico realizado con Claudia López y un grupo de investigadores sobre la votación en Colombia, se destaparon un grupo de anomalías que demostraban que algo había pasado, y por ende, comenzó el ya famoso escándalo de la parapolítica.

Ambos los conocí cuando dirigí el Estudio Colombiano de Valores, ya que ambos fueron parte de aquel grupo de investigadores que queríamos saber como son los colombianos; este estudio que tuve la fortuna académica de dirigir y el infortunio de administrar (porque me llevo a la quiebra y a la pérdida de muchos amigos) siempre me ha hecho pensar que tuvo algo de responsabilidad de haberlos reencontrado. Claudia López escribió un brillante documento sobre los niveles de asociación y de civilidad en Colombia, donde afirma anticipadamente mientras hablaba de capital social, que “confiemos y trabajemos para que el (capital social) que hereden las generaciones por venir sea mejor que el que heredamos la presente”; y Valencia, mientras analiza el colombiano rural afirma que “hay una necesidad imperiosa de adaptación de los campesinos a los diversos actores armados, lo cual convierte la tarea de construir confianza en una labor de largo aliento íntimamente ligada a la superación del conflicto armado”.

Por esto escribo esta columna, porque al igual que cuando Alvaro Montoya – ALFIN – caricaturista de El Nuevo Siglo fue amenazado, me nace la necesidad de tomar posición alrededor de mis amigos y de la academia. El innegable éxito de la investigación ha llevado a un 20% del congreso a ser detenido, y sin duda esto hasta ahora esta comenzando; hay que resaltar, aplaudir y exhortar esfuerzos de investigación social que tan sólo con dos computadores y grupo de investigadores mal pagos, hizo lo que las autoridades y la justicia no fueron capaces. La ciencia, la academia tomo su lugar moral, por medio de la simple observación de datos.

Por esto, Claudia, León y su equipo deberían ser reconocidos públicamente, listar su investigación en los premios Alejandro Angel Escobar, Colciencias, y hasta definirlos como un grupo certificado de investigación; pero hoy están demandados por los afectados, que al no poder explicar las cifras, prefieren llevar el tema a los estrados judiciales, exigiendo rectificaciones y declaraciones de injuria, al mismo son de los gobiernos vecinos ante las revelaciones del ya famoso computador de Reyes.

Pero aún, están siendo amenazados, porque la verdad incluye a muchos que simplemente no quieren perder su status quo y sufren de temor que el país sepa que ellos no serían nadie sin la fuerzas de las armas, porque la virtud de la ideas no los acompaña. Un atentado a cualquiera de este grupo de investigación, sería un golpe a la poca moralidad que le queda a la nación, una moralidad que surge de la academia, donde irónicamente se juntaron un exguerrillero y una “peñalosista” a trabajar en pos de la verdad y el conocimiento de las razones del conflicto; y sin duda esta combinación es la que más daño ha hecho.

Tengo el honor y la fortuna de conocerlos a ambos, de haber trabajado con ellos, y quizá de haberles fallado por los problemas del pasado, pero por esto me atrevo a decir que su calidad técnica son ejemplo y envidia para más de un investigador en Colombia, y que cuentan con mi apoyo – cualquiera que este pudiese ser - y con una posición clara y contundente: este equipo de investigación debe ser protegida más que a un grupo de fiscales, y sin lugar a dudas el gobierno nacional debe aportar recursos a esta temeraria investigación social, porque sólo en la verdad revelada por aquellos que si tuvieron el valor de encontrarla, esta el camino del país; pero las verdades de puño, ya no pueden ser un temor inminente.


 

* Presidente de Raddar
camiloherrera@raddar.net