Una semana de prudencia

Ricardo Durán, analista de Intervalores, explica que la semana pasada fue positiva para los inversionistas, mientras la que viene no va a ser igual.

28 de julio de 2006

La última semana de julio trajo unas cuantas sorpresas que configuraron un panorama positivo para los activos financieros emergentes y colombianos. En la esfera externa sorprendió la fuerte desaceleración del PIB de Estados Unidos, fenómeno imputable a una drástica caída del consumo privado como consecuencia del bajo dinamismo del sector de la construcción.

En efecto, la economía más grande del mundo pasó de crecer 5.6% en el primer trimestre del año a un magro 2.5% en el segundo trimestre. Así, las cifras respaldaron el reciente discurso del director del banco central ante el Congreso y los comentarios anecdóticos que se consignaron en el denominado “libro Beige” que plantearon un curso descendente de la inflación americana de la mano de una desaceleración de la actividad productiva.

El consumo, que es la variable que explica dos tercios del PIB, pasó de crecer 4.8% a 2.5% entre el primer y el segundo trimestre, dándole un fuerte sustento a las proyecciones que vaticinan una inflación de cierre de año del 3%, muy por debajo del registro de 4.3% al cierre de junio.

Este espaldarazo que le dieron las cifras a los discursos de los miembros del banco central tuvo fuertes repercusiones sobre las tasas de interés de los bonos de deuda pública americana. Las tasas de interés de los Tesoros a 10 años se situaron por debajo del 5% no obstante que la tasa repo está en 5.25%. A las claras, la tasa del bono indica que el mercado vaticina futuras reducciones en las tasas de interés de intervención una vez se produzca un probable último incremento el 8 de agosto.

Consecuentemente con este escenario, el dólar americano sufrió una fuerte devaluación frente a las monedas duras. Las cávalas que hace el mercado indican que mientras que Estados Unidos está a punto de finalizar el ciclo alcista en las tasas de interés, en Europa y Japón quedarían otros incrementos que impulsan la demanda de los activos denominados en euros y yenes.

Bajo este escenario de tasas externas a la baja y de debilidad del dólar en el mundo, la renta fija emergente se valoriza, las acciones suben de precio y las tasas de cambio se revalúan. Este precisamente fue el cuadro que presentaron los activos financieros locales la semana anterior: Las tasas de los TES de 2020 bajaron cerca de 60 puntos básicos (aumentaron sus precios), el precio promedio de las acciones repuntó 8% y la tasa representativa del mercado experimentó una caída de 45 pesos que va a motivar la convocatoria de más opciones de acumulación de reservas internacionales.

Para rematar el panorama, la Junta Directiva del Banco de la República no incrementó las tasas de interés de intervención al amparo de una política monetaria ecuánime que se propone remover el exceso monetario existente a un ritmo gradual bajo la tranquilidad que la da al Emisor el cumplimiento en exceso de la meta de inflación y las expectativas favorables de los agentes no obstante el efecto inflacionario que necesariamente va a tener la reforma tributaria.

En síntesis, se conjugaron factores externos e internos para configurar una semana positiva para los inversionistas. Además de los buenos resultados de las empresas colombianas, el gobierno apuntaló la reforma tributaria y se reforzó el uribismo en las comisiones económicas del Senado ahora que se inicia el trámite de las reformas.

Creemos que esta semana no va a ser igual a la anterior. Los principales movedores del mercado serán el índice del consumo personal de Estados Unidos (medida de inflación estrechamente vigilada por el banco central), el primero de agosto, la inflación colombiana de julio, el ISM manufacturero y de servicios de Estados Unidos, la reunión del Banco Central Europeo con el posible incremento de la tasa repo y el dato de empleo de Estados Unidos que remata la semana.

Con base en los pronósticos de los analistas creemos que la prudencia es la mejor consejera después de la euforia vivida la semana anterior. El martes primero el índice del consumo personal pasaría de 2.1% a 2.3% entre mayo y junio, en contravía con la tranquilidad inflacionaria del momento y el jueves es muy posible que el Banco Central Europeo aumente la tasa de intervención del 2.75% al 3.0%.

Creemos que estos dos pronósticos tienen la capacidad de modificar las expectativas de los agentes en momentos en que las tasas de interés de los bonos de Estados Unidos están por los suelos con bajas posibilidades de tener reducciones adicionales. En particular, nos preocupa que los datos de inflación vayan en la dirección contraria a los discursos (tal como ocurrió con la inflación de junio) y que, por lo tanto, el banco central de Estados Unidos comience a perder credibilidad, especialmente en un eventual escenario “estanflacionario” que ya descartó el directorio del banco central.

Tampoco conviene despreciar el impacto que puede tener en el mercado el dato de empleo de Estados Unidos el viernes, aunque sí hemos notado que la pérdida de dinamismo del PIB se ha acompañado de un debilitamiento en el mercado laboral. De hecho, el promedio de generación de plazas de trabajo pasó de 199.000 por mes en 2004 entre abril y junio a 108.000 en 2006, por debajo de los 150.000 que se necesitan como mínimo para absorber la nueva fuerza de trabajo.

Sin embargo, la cifra de empleo tiene estacionalidades complejas, se afecta por cambios de clima y los pronósticos suelen tener grandes desviaciones frente a los datos observados.

Por las razones anotadas, creemos que esta semana puede presentarse una corrección después de la tendencia bajista que experimentaron la tasa de cambio y las tasas de interés de los TES por la fuerte influencia de factores externos. Sin embargo, creemos que la corrección es saludable para que en la segunda mitad de agosto los activos prolonguen la senda de valorización que comenzó en julio.