Opinión On Line

¿Qué necesitan los negocios?

Humanitas: Humus, Humilitas et Humor. La opinión de Sergio Castrillón, profesor del Departamento de Negocios Internacionales de la universidad Eafit.

Dinero
30 de marzo de 2011

Varias de las patologías que observamos en el ámbito de los negocios pueden explicarse como rupturas desafortunadas con las necesidades de las personas y el desconocimiento con los sistemas ecológicos que nos rodean.

Para obtener e incrementar legitimidad, los negocios deberían adoptar perspectivas más humanistas, aunque quizás valores y actitudes menos antropocéntricas. En otras palabras, buscar reconexiones con la naturaleza, y dosis sustanciales de humildad y humor.

El logro de prácticas productivas y comerciales más sustentables, organizaciones más saludables, e individuos más felices; ineluctablemente nos obliga a reinterpretar nuestra relación con la tierra y a rememorar nuestras vulnerabilidades. Para ello, y para posibilitar el desarrollo de más loables aspiraciones éticas, invitamos a fomentar el humor y la humildad en las dinámicas, ideas y acciones de nuestras clases empresariales y productivas.

La palabra “humano” viene del latin homo, que a su vez se deriva de humus, cuya raíz indo-europea °ghotem significa tierra/suelo/terreno. Curiosamente, humus, también es la raíz de humilis, o humildad. Lo cual de cierta forma implica que los humanos debemos, humildemente, tomar conciencia de nuestra inherente conexión con las realidades terrestres.

La etimología nos invita a pensar en la importancia de la humildad para asegurar la supervivencia de la especie humana. Por ejemplo, podríamos preguntarnos ¿qué sería de la humanidad sin la humildad? El orgullo y la imprudencia temeraria emergerían como algunos de los riesgos; pues igual que Ícaro, a menudo nos desconectamos de la tierra, despreciamos las advertencias, e insistimos en volar con frágiles alas hacia esferas peligrosas.

En general, la humildad favorece el diagnostico agudo, más críticos y preciso de las limitaciones y potenciales humanas; y cuando lo aplicamos a los negocios, favorece la reflexión crítica y ahuyenta la autocomplacencia. Contraria a cualquier forma de servilismo, la humildad libera de las ilusiones alienantes que acompañan la percepción de omnipotencia de ciertos actores y manifestaciones económicas.

El vínculo simbiótico entre los humanos y la naturaleza refuerza la reivindicación por una humildad emancipadora, capaz de generar interpretaciones más realistas de lo que es posible y plausible; en oposición a la acrítica adopción de dinámicas inerciales de prácticas de negocios desprevenidas, que engendran arrogancia y externalidades negativas hacia múltiples stakeholders de las actividades económicas.

Humedeciendo el terreno

La humildad permite cierta forma de sabiduría amplia, pues reconecta la humanidad con la naturaleza, a la vez que despierta la dimensión de servicio de la administración (que no olvidemos viene del latín administrare, que significa servir), y humaniza sus demás actividades relacionadas; todo esto mientras que ayuda a evitar las estrechas perspectivas antropocéntricas tan nefastas para la sustentabilidad de la economía en el largo plazo.

Así pues, la humildad se constituye en un poderoso antídoto contra los abusos sin restricción, y los excesos potenciales del mundo de los negocios. Sin embargo, en este mundo, rara vez es percibida como virtud. ¿Cómo defenderla entonces? ¿Cómo cultivar la humildad?

Al explorar la relación entre humus, humanidad y humildad, descubrimos que el humor, surge como un refrescante fertilizante para promover el equilibrio y la armonía.


La humanidad a través del humor

El humor evoca la capacidad exclusive del hombre de darle sentido a múltiples realidades, mediante las asociaciones inéditas y la creatividad sin límites, incluyendo la interpelación al absurdo. Cuando están de buen humor, las personas expresan la alegría desnuda y una espontaneidad que permite aspiraciones más realistas, investidas de una mayor lucidez acerca de la finitud humana. Diciéndolo de otra forma: el humor nos ‘aterriza’, nos permite manifestar más humildad, nos hace más humanos.


Cuando nos percatamos que el mundo de los negocios está plagado de múltiples incongruencias y consecuencias que lamentar; el humor emerge como un poderoso catalizador.

Derivado del latín humere, (humedad); el humor representa la dosis requerida de locura que nos libera de la falsa conciencia, y cual Erasmo de Rotterdam, nos abre el camino a formas de sabiduría auténtica. El humor humedece y refresca las percepciones, sentimientos, sentimientos y sensaciones de las personas; y nos acerca a estados de genialidad imprescindibles para concebir mejores formas de vivir.

El humor humedece el humus, y así acerca los humanos a la humildad y a la tierra. Si las alas de Ícaro no hubiesen perdido su humedad, si él no hubiese perdido su humildad, volando obstinadamente hacia el sol, y cada vez más lejos del suelo, no hubiese perecido en su mortal caída.

Si el humus es orgánico y variable, un resultado de la descomposición de los organismos vivos, ¿no deberíamos familiarizarnos con todas las diversas formas de vida, aprender de ellas y, humildemente percatarnos que compartimos los mismos ciclos de declive y regeneración?

El mundo de los negocios será más sabio cuando sea permeado y humedecido por valores humanos, humildemente fundados en nuestra condición terrestre y finita. Manteniendo contacto con el humus, será más fácil asumir la seria, rigurosa e ineludible tarea de humorísticamente criticar los absurdos y consecuencias negativas, para facilitar el cultivo de prácticas de negocios más sustentables y benévolas.