Personas, empresas y regiones competitivas

21 de julio de 2008

Competitividad: una de las principales metas de política económica en el mundo. La creación del Consejo Privado de Competitividad, la Agenda Interna de Productividad y Competitividad dentro del Sistema Nacional de Competitividad y diversas directrices de política encaminadas a fortalecer la posición de Colombia frente a sus competidores son muestra de la relevancia del tema.

El término competitividad se encuentra ligado al término competencia. Supone un entorno donde unidades productivas (individuos, empresas, industrias, regiones) se enfrentan en algún aspecto. La competitividad es la capacidad de ser más productivo que los competidores, tener mayor penetración de mercado y sostener esa condición en el largo plazo. Es por tanto un indicador relativo, pues esta determinado por la comparación continua con aquellos que ofrecen los mismo bienes o servicios.

En su obra clásica “La Ventaja Competitiva de las Naciones”, Michael Porter demuestra que tiene más sentido hablar de competitividad sectorial o regional que hablar de competitividad nacional, pues un país no puede ser bueno en todo. El éxito radica en encontrar y explotar el sector o sectores donde sea más competitivo. El papel del estado en este aspecto consiste en crear condiciones que favorezcan el entorno empresarial con procesos para concretar negocios más sencillos.

 

El avance de Colombia y sus ciudades, principalmente Pereira, en el doing bussines, el cual mide la forma en la cual las regulaciones gubernamentales fomentan la actividad empresarial o la restringen, muestra tanto progreso en su competitividad como el largo camino que queda por mejorar en aspectos como el número de días para crear una empresa. Además la ausencia de clusters o unidades espaciales donde se concentren los procesos de transformación de un sector es una clara desventaja frente a otros países. Esto impide la ejecución de proyectos a gran escala y por tanto restringe la competencia en mercados que demandan grandes volúmenes de producto.

Pero la competitividad no la construye el Estado, el cual solo puede crear las condiciones favorables antes descritas, pues esta nace de las unidades productivas del sistema económico: empresas y personas. De la misma forma en que las compañias, regiones y sectores compiten, lo hacen los profesionales y los trabajadores. La educación y preparación del profesional busca que este sea superior que aquellos que compiten por trabajos mejores, sea más productivo y obtenga un mayor grado de especialización, es decir, las mismas metas que en materia de competitividad necesita un país.

Sin embargo estos profesionales no deben enfocarse solamente en el nivel de preparación. La capacidad de inserción al mercado laboral puede ser tan importante como la educación y para un trabajador consiste en el número de contactos, la presentación de la hoja de vida y el “saber venderse”. Esto es equivalente en un trabajador a un tratado de libre comercio en un país. La sostenibilidad de un profesional estará determinada también por el compromiso que tenga con los proyectos donde este involucrado, el desarrollo de habilidades para el trabajo en equipo, la asimilación del clima organizacional y demás capacidades laborales son tan fundamentales como la educación y la experiencia. Sin embargo pocos profesionales les prestan la debida atención, afectando su posición frente a sus competidores.

Competitividad es por tanto un tema que no es ajeno a nadie. Nuestras ciudades, empresas y nosotros mismos estamos inmersos en una competencia que, con la adecuada preparación y generación de condiciones, pueden darnos día tras día una nueva victoria con una incidencia final en el aparato productivo nacional.

 
Leonardo Santana Viloria.
Coordinador Área de Finanzas.
Programa de Economía. Universidad Jorge Tadeo Lozano.
leonardo.santana@utadeo.edu.co