Les voy a contar un cuento

El gerente general de Microsoft, Jorge Silva, escribe en su tradicional columna en Dinero.com, sobre la brillante carrera de uno de los hombres que cambiaron la tecnología y el transcurrir de la historia.

21 de octubre de 2009

Hace 30 años un par de jóvenes que apenas contaban con 15 y 17 años le apostaban a ser innovadores en el garaje de una casa. Eran Bill Gates y Paul Allen los creadores de una de las compañías más grandes de desarrollo de Software.

Por esa época el mundo se movía más despacio, pero estaba a punto de empezar a sentir el vértigo de muchas revoluciones. Es así como en julio de 1969 se vivió uno de los episodios que solo eran posibles en las películas de ficción: el hombre pisaba la luna. Y las computadoras que hicieron posible esta odisea eran enormes y complicadas máquinas electrónicas que ocupaban salones enteros, que costaban millones de dólares y que necesitaban de varias personas para manipularlas. El mundo parecía lejos de estar a un click de distancia.

Ya en los 70, mientras el Ché Guevara se hacía leyenda y cautivaba con su discurso social a miles de jóvenes de Latinoamérica y el movimiento hippy enloquecía a otros tantos en rechazo a la guerra del Vietman (en la mente de los muchachos de esa época aún está la frase de hacer el amor y no la guerra), la portada de la revista Popular Electronics anunciaba la llegada del primer mini ordenador personal Altair 8800.

Esto fue determinante para el futuro de la industria del desarrollo de la tecnología de la información, pues Gates y Allen recibieron una tentadora oferta de trabajo con Ed Roberts, presidente de MITS, para desarrollar software. El trabajo era tan intenso que Gates abandonó sus estudios de derecho en Harvard y luego decidió empezar un proyecto empresarial al lado de Paul. Así, en 1975 fundaron Microsoft, una de las compañías que alcanzaría el mayor desarrollo de la industria del Software.

Gates era un joven silencioso, visionario y obstinado. Y tuvo la visión -muy temprano- de llevar a cada hogar y a cada casa la maravilla de software. Así lo decía: “mi suelo es que en cada hogar y en cada negocio exista un computador”.

Eso no parecía un sueño sino un imposible, pero diez años más tarde, mientras Madonna era un éxito con su canción Like a Virgen, el genio de la computación mostraba al mundo su sistema operativo Windows 1.0.

En esa misma época la sociedad de los amigos terminó y Allen se fue al retiro a causa un cáncer que lo afligía. Gates, por su parte, comenzó a encabezar las listas de las revistas más influyentes, como la TIME, como principal representante de una nueva generación de hombres de negocios.

Después vinieron las otras versiones de Windows, pues el sueño de Gates no dejaba de taladrarle en la cabeza. Así el mercado conoció Windows 3.0. Era la época en que se hablaba de la terminación de la guerra fría que había dividido por mucho tiempo -desde 1945 con la segunda guerra mundial- el mundo en dos (capitalismo y comunismo) y que parecía terminar con la caída del muro de Berlín.

Los 90 empezaban así. La destrucción de ese muro no solo fue símbolo de unión entre países que parecían irreconciliables. Se empezó a hablar de no fronteras, de un mismo idioma y de un solo universo. Y eso fue lo que hizo internet. Unir más al mundo. En 1996 más de un millón de personas descargaron este explorador web, que empezó a crearse en los años 40 gracias al ingenio de Tim Berners-Lee, un físico británico de la Universidad de Oxford. La www, como se conoce la red en internet, permitió que los usuarios experimentaran la posibilidad de conectarse entre sí en tiempo real para intercambiar información y estrechar las relaciones con gente de otras culturas. . Hoy en Colombia hay cerca de 10 millones de personas con Messenger y número parecido con cuentas de hotmail

Ya en 2000 Microsoft presentó Windows XP y 7 años después Windows Vista. Amores y odios han despertado estas versiones. Vista fue blanco de ataques, señalado de ser un sistema muy pesado, en exceso volcado a la seguridad al punto de que muchos han dicho que no deja hacer nada y poco amable para su manejo.

Con todo eso, los desarrolladores de la casa Microsoft se dieron a la tarea de perfeccionar su sistema. En dos años se dedicaron a preguntar por lo que más afectaba a sus usuarios, pues más de mil millones de personas alrededor del mundo usa Windows cada día. Ahora la empresa se presta a mostrar su más reciente versión de Windows, Windows 7.

Del 7, del número 7, se han dicho muchas cosas: Las 7 maravillas del mundo, los 7 pecados capitales, los 7 enanos, los 7 días de la semana, el 7 mujeres, las 7 plagas de Egipto, los 7 mares, el 7 era el número místico de Michel Jackson, los 7 chacras, los 7 infiernos de Dante, los 7 colores del arco iris, las 7 vidas del gato, el 7 es la unidad universal para los griegos, los 7 planetas errantes, las 7 notas musicales, los 7 pastores de Israel, el 7 es el número que marca el destino en los hombres en varias culturas y el número mágico.

Pero para lanzar este nuevo programa ya no está Bill Gates, la imagen imborrable de la compañía. En 2008 Bill cedió la presidencia de la compañía a Steve Ballmer, un hombre robusto, de voz gruesa y que se emociona al ver los estadios repletos de desarrolladores –arquitectos de software- de todas partes del mundo. Steve es capaz de levantar un estadio repleto de gente con su grito de batalla: “I love this Company”.

Pues hace 30 años nadie pensaba que lo que hoy sucede podía suceder. Lo más innovador era la película de cine La Guerra de las Galaxias que descrestaba por sus efectos especiales. Nadie pensaba en el celular y todo lo que se puede hacer con él. Hace 30 años lo más innovador era la fotocopiadora y el fax aún no se conocía. Hace 30 años esperábamos semanas por una carta y el teléfono era lo único que nos permitía acortar distancias. La vida ahora es distinta gracias a la tecnología y a la magia del software. La magia aún no termina y la capacidad de crear menos. Sobre todo porque hay miles de innovadores de muchas otras empresas y tendencias pensando qué hacer para que la vida de la gente sea más fácil y más feliz.