La inversión extranjera directa en los países menos desarrollados

La inversión extranjera en los 48 países más pobres del orbe está creciendo de manera muy acelerada. Viene una década prometedora, pero aún hay un largo camino por recorrer. La opinión de Maria Alejandra González-Pérez. Jefe del departamento de Negocios Internacionales. Universidad Eafit.

Dinero
6 de mayo de 2011

Esta semana fue presentado por la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad) el reporte “Inversión extranjera directa en países menos desarrollados: lecciones aprendidas en la década 2001-2011 y el camino a seguir”. Este reporte es el análisis de los resultados de la Declaración de Bruselas y el Programa de Acción para la década 2001-2010 para los países menos desarrollados, que pretenden poner en marcha un plan acelerado de crecimiento económico que los lleve a une estado de desarrollo sostenible.

En este plan la inversión extranjera directa (IED) jugaría un papel muy importante en la formación de capital, acceso a tecnología, adquisición de know-how, oportunidades comerciales y crecimiento de las fuentes de empleo en este grupo de países. Sin embargo, según este reporte de la Unctad aunque en la década hubo un crecimiento anual promedio en la inversión extranjera a este grupo de países de 15% (US$24 billones en el 2010 comparado con US$ 7,1 billones en el 2001), y aunque la inversión a estos países de las compañías multinacionales de Fortune 500 se duplicó en ese período (con el establecimiento de 175 nuevas subsidiarias), se puede observar cómo la inversión extranjera directa se ha concentrado en la industria extractiva (minerales, carbón, petróleo y gas natural) que tiene bajos niveles de generación de empleo y pocas posibilidades de transferencia tecnológica para estos países. Además, pese al este crecimiento en la IED, los flujos representan solamente el 2% de los flujos mundiales de IED y el 5% del que llega a todos los países en vía de desarrollo.

Cada tres años el Consejo Económico y Social de la ONU clasifica los países como menos desarrollados de acuerdo a los siguientes criterios: muy bajos ingresos per cápita, baja nutrición (calculada por el porcentaje per cápita de ingesta de calorías), alta mortalidad infantil, bajos niveles de escolaridad, alto analfabetismo, inestabilidad en la producción agrícola, inestabilidad en exportación de bienes y servicios y la importancia económica de actividades no tradicionales (bajo porcentaje de manufactura y servicios modernos en el PIB).

Actualmente 48 países hacen parte del grupo designado por la ONU como menos desarrollados. En los 48 países más pobres del orbe en ingreso por habitante, salud y desarrollo tecnológico, vive el 12% de la población mundial, con un ingreso anual per capita menor a US$1.068. Estos países son africanos o asiáticos con la excepción de Haití. Los países actualmente clasificados como menos desarrollados son: Afganistán, Angola, Bangladesh, Benín, Bután, Burkina Faso, Burundi, Camboya, Chad, Comoras, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Etiopia, Gambia, Guinea, Guinea-Bissau, Haití, Kiribatí, Laos, Lesoto, Liberia, Madagascar, Malaui, Mali, Mauritania, Mozambique, Myanmar (Birmania), Nepal, Níger, República de África Central, República Democrática del Congo, Ruanda, Samoa, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Sierra Leona, Islas Salomón, Somalia, Sudán, Tanzania, Timor-Leste, Togo, Tuvalu, Uganda, Vanuatu, Yemen, Yibuti y Zambia.

Los mayores inversionistas en las economías menos desarrolladas son los países europeos cuya inversión representa entre el 20% al 30% del total de IED a estos lugares. La inversión China representa el 3% y la mayor parte de ella la hacen empresas estatales chinas. También son representativas las inversiones de Brasil, India y Sur África. Según la encuesta de Unido del 2007, los principales factores para que las empresas decidan invertir en el África Sub-Sahariana son: estabilidad económica, estabilidad política, seguridad física, mercado local, mano de obra calificada, calidad de la infraestructura, normativa legal, presencia de clientes clave, bajos costos laborales, y transparencia para la inversión.

Este reporte también resalta el hecho que los países menos desarrollados se encuentran marginados de las cadenas de valor globales, que requieren la habilidad de producir bienes y servicios especializados en la calidad y cantidad demandada y en el tiempo esperado por los mercados. Estas demandas, sumadas a los altos costos de operación y comercialización, a las limitaciones en la infraestructura y a las pocas posibilidades de encontrar socios locales, dificultan las posibilidades para estos países. De hecho en el 2009 en el comercio mundial las exportaciones mas las importaciones de bienes industriales de los países menos desarrollados representaron el 1% de los flujos globales. Las únicas industrias que han logrado una pequeña inclusión han sido la textilera y la de confecciones. Con todo, estos países están en competencia con países en vía de desarrollo quienes también están en posibilidad de ofrecer bajos costos laborales, pero con mejores niveles de productividad.
El Plan de Acción propuesto por la UNCTAD para la inversión en los países menos desarrollado consiste en: (i) desarrollar la infraestructura público-privada con inversionistas extranjeros, (ii) ayuda para estimular la capacidad productiva, (iii) potencializar las oportunidades de inversión hacia países menos desarrollados, (iv) estimular los negocios locales y facilitar el acceso a financiación, y (v) una reforma regulatoria e institucional con el objetivo de regular las empresas como socias para el desarrollo.