Opinión On Line

Cambios en la familia que pueden impactar el negocio

Contar con acuerdos de resolución de conflictos, antes de una crisis o de la pérdida de una visión empresarial compartida, es la mejor forma de salvaguardar el negocio y el patrimonio. La opinión de Raúl Serebrenik.

Dinero
17 de marzo de 2011

Generalmente cuando se toma la decisión de planificar el futuro patrimonial de la familia, incluso en buenos tiempos económicos, se generan factores de incertidumbre. Imagínese cómo sería de conflictivo este proceso, si la decisión se toma en momentos de crisis.

En algunas culturas, las familias empresarias exitosas tienden a formalizar sus planes de negocios y sus estructuras patrimoniales en épocas de vacas gordas, permitiendo que el proceso de planificación fluya más rápido, en especial cuando se aplica una medicina preventiva que siempre resulta más económica que una terapia de medicina curativa, siempre y cuando se comparta una visión unificada y unos objetivos comunes.

Las estructuras legales que se utilizan como parte integral de este proceso de planeación, tienen como fin implementar estrategias como por ejemplo, buscar opciones de ahorro en temas tributarios, en la planificación de la sucesión, en la misma aplicación de la estrategia y demás beneficios.

Sin embargo ¿Qué ocurre cuando la familia entra en una fase en que esa visión compartida, esos objetivos comunes desaparecen y la familia colapsa?

Esta situación de colapso familiar se puede dar cuando un fundador se divorcia, o cuando ninguno de los miembros de la siguiente generación desea continuar, o cuando los miembros de la familia, al pasar por una crisis económica, no logran ponerse de acuerdo en cómo manejar la empresa. Se han visto casos como el de esposas que sólo conocen el negocio cuando se van a divorciar y cuando ya es demasiado tarde pues, incluso muchas han sido excluidas de la lista de socios de la empresa.

Otros conflictos a partir de la segunda generación
Un escenario similar se puede desarrollar no solo en la generación del fundador sino en las siguientes, en las cuales, por ejemplo, un pariente político tiene interés en la empresa familiar por el solo hecho de pertenecer a la familia, aunque no tenga mucho conocimiento en si del negocio. Incluso vemos como se pueden generar problemas con los mismos parientes de sangre en la medida que la empresa vaya creciendo y/o evolucionando de generación en generación.

En algunos casos es fácil predecir el futuro de acuerdo a las condiciones y circunstancias en las cuales se creó el negocio. Sin embargo, como el tema es muy difícil de predecir en todo su contexto, es importante tener de antemano unos mecanismos de resolución de conflictos, unas opciones de acuerdos antes de que ocurra lo usual, que es llegar a utilizar medios jurídicos. Lo aconsejable es que estos mecanismos de resolución de conflictos, queden por escrito, bajo un documento acordado previamente en épocas de “vacas gordas”.

Cuando se trata de tener una estrategia de continuidad sobretodo en épocas de crisis, la máxima estrategia sería “planificar para lo peor y esperar lo mejor”, ojala asesorándose con profesionales en la estructuración de estos temas.

Por experiencia se, que el costo emocional, económico o social que se paga en el momento de querer planificar en épocas vacas flacas o de crisis, es enorme y los cambios fuertes que se pueden presentar en la familia siempre terminan afectando las relaciones de los diferentes miembros, afectando a su vez el deseo de continuar o mantener una visión compartida o unos objetivos comunes. Estos costos solo se logran reducir sustancialmente haciendo un proceso de planificación en los momentos de crecimiento y de vacas gordas.

 
 
Consultor de Patrimonios y Legados Familiares
Family Council Wealth Planning Consulting, FCWPC.
rauls@fcwpc.com