BIO-COMBUSTIBLES O ALIMENTOS ?¿DILEMA U OPORTUNIDAD PARA COLOMBIA?

? La crisis que se avecina <br><br> puede ser la más importante oportunidad en décadas para el país. Los alimentos serán más importantes que el petróleo.

22 de mayo de 2008

¿Qué será mejor negocio para un país como Colombia? ¿Sembrar cultivos que le permitan producir bio-combustibles y producirlos o sembrar alimentos para un mundo que se está quejando de una crisis alimentaria sin precedentes?

Hay múltiples razones para querer contar con fuentes de combustibles no fósiles. En primera instancia, se trata de recursos naturales renovables, y esto pesa mucho. El hecho de encontrar fuentes de energía disponibles para el momento en que realmente no haya petróleo ha sido preocupación de la economía en los últimos 50 años.

De otra parte, argumentos alrededor de la reducción de emisiones de CO2, principal causa del calentamiento global, refuerzan la belleza de estas fuentes de energía. El etanol produce, aparentemente, menos CO2 que la gasolina.

Además, muchos países que no cuentan con petróleo abundante o que son deficitarios, especialmente Estados Unidos y Europa -Colombia no se queda atrás- han visto en estos combustibles una solución para reducir su dependencia externa de países cada vez más hostiles.

También hay argumentos en contra. Los principales son los que dicen que la única forma de cultivar las materias primas necesarias para la producción de esos combustibles es ocupando tierras que, hoy en día, o bien están siendo dedicadas al cultivo de alimentos, o bien son bosques y selvas. En el primer caso, los efectos ya son evidentes y durante los últimos dos años todos hemos sido testigos de un alza insostenible de los alimentos. Sobre las causas de esta alza, hay estudios como el de Iowa State University que demuestran una correlación perfecta entre el precio del petróleo y el precio de equilibrio de largo plazo del maíz. Encuentra que, a niveles de US$40 por barril, el bushel de maíz debería estar a US$2.67, a niveles de US$60 por barril, el precio de equilibrio del maíz es de US$4,05 por bushel, y a niveles de US$80 por barril, el maíz sube a niveles de US$5,43, el maíz ya superó los US$6. Los efectos sobre la población no se han hecho esperar, países como México han enfrentado gigantescas manifestaciones por el desaforado crecimiento en el precio de la tortilla de maíz, básica en su dieta.

Estos argumentos han sido hábilmente usados por representantes de productores de petróleo, tan distantes como el Ministro Popular para la Agricultura y Tierras de Venezuela, o el Presidente mundial de Shell, quienes desde diferentes orillas afirman que es una infamia cambiar alimentos por combustibles, cuando hay tanta gente pasando hambre.

La tala de bosques, por su parte, fundamentalmente para sembrar palma africana, y especialmente en el sudeste asiático, ha puesto en tela de juicio el argumento de la disminución en el calentamiento global. Si bien es cierto que hay una reducción en emisiones, también es cierto que hay una reducción en bosques y selvas que son los principales mitigadores del efecto de esos gases. El efecto neto final parece muy desfavorable.



Oportunidad de "Oro"

para Colombia.

La conclusión no parece ser muy obvia. Es claro que la combinación de las dos crisis, la ambiental, relacionada con el calentamiento global, y la alimentaria, relacionada con la escasez de alimentos y sus altos precios, debería ser cuidadosamente analizada por nuestros empresarios, por el gobierno y por la academia para tratar de tomar la mejor decisión.

Los países con excedentes alimentarios o al menos con tierras capaces de producir estos excedentes, pueden llegar a ser los nuevos "emiratos alimenticios" del planeta. Colombia es uno de ellos. El nuevo petróleo del mundo van a ser el agua, las tierras fértiles y los alimentos.

El mundo necesita planear cuidadosamente cómo va a alimentar a 8.000 millones de seres humanos, al tiempo que las tierras cultivables y fértiles son escasas. Colombia tiene muchas de ellas.

El suelo fértil parece ser el "petróleo del futuro" que, a su vez, es hoy lo que fue el oro en el pasado, hablaremos entonces seguramente del "Oro Verde". De ese, sí tenemos, y hay que tratarlo como nuestro principal tesoro. Hay que planear el futuro y, cómo vamos a insertar el país en ese nuevo ajedrez de recursos donde parecería que estamos bien posicionados si hacemos las jugadas correctas y si se hacen decisiones "de país" al respecto.