MARIA ALEJANDRA GONZALEZ-PEREZ

El sector privado colombiano y su contribución a la agenda 2030

Entre el 25 y 27 de septiembre de 2017 se realizó la cumbre de las Naciones Unidas en Desarrollo Sostenible, que coincidió con el segundo aniversario del lanzamiento de los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y sus 169 metas conexas, adoptados por 193 naciones para ser conseguidos en el año 2030.

Maria Alejandra Gonzalez-Perez, Maria Alejandra Gonzalez-Perez
8 de octubre de 2017

Colombia ha tenido un liderazgo destacado en la agenda 2030. De hecho, la propuesta de los ODS en Rio + 20 fue presentada por Paula Caballero en representación de la Cancillería colombiana. El país fue el primero en todo el mundo en incorporar en el plan de desarrollo (2014-2018) los ODS, incluso antes de su lanzamiento oficial, además de destacarse por incorporar la agenda 2030 en planes desarrollo municipales.

En la implementación y consecución de los ODS el sector privado juega un papel crítico. Depende en gran medida de las empresas -que son motor indispensable de la economía y están en el centro de los mercados y de las sociedades- el alivio de la pobreza, la protección del medio ambiente, y la dinamización de los mercados. Además, juegan un rol importante de financiación de los ODS mediante instrumentos como las alianzas público privadas (APP). 

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La agenda 2030 está redefiniendo y enfocando las iniciativas de responsabilidad social empresarial (RSE) hacia los ODS. Las empresas han aumentado su entendimiento de las dimensiones económicas, sociales y ambientales de la sostenibilidad y su impacto en el crecimiento y la prosperidad de largo plazo, y con esto ha crecido el conocimiento, el compromiso y la implementación de los ODS por parte de estas, construyendo valor agregado y generando valor compartido. Esta agenda ha motivado nuevos modelos de negocio basados en economía circular y otras iniciativas social, financiera y ambientalmente responsables.

La característica de universalidad de los ODS permite facilitar el acceso a nuevos mercados, ya que esta agenda consiste en un lenguaje común con metas comunes que, además, proporciona elementos para comparabilidad al adoptarse indicadores comunes para la medición.

Muchas de las empresas están comprometidas con la agenda 2030. Las compañías multilatinas colombianas, por ejemplo, se han caracterizado por asumir la bandera de la sostenibilidad para su crecimiento y consolidación en mercados nacionales y extranjeros. Prueba de esto es que multilatinas como ISA, Grupo Sura, ISAGÉN, EPM, Grupo Nutresa, Grupo Argos, Bancolombia y Grupo Éxito han estado incluidas en el Dow Jones Sostenibility Index (DJSI) como empresas destacadas y líderes en materia de sostenibilidad. Además, de las 12.700 empresas signatarias del Pacto Global de las Naciones Unidas, cerca 600 empresas y organizaciones de todos los sectores están en Colombia. Un número considerable de empresas y de organizaciones han venido adoptando la metodología GRI (Global Reporting Initiative) en sus reportes corporativos anuales para comunicar a los grupos de interés los resultados de gestión alineados a los avances respecto a las metas e indicadores de los ODS.

Las empresas han encontrado que la sostenibilidad puede ser una oportunidad económica, y de ahí la importancia del desarrollo e innovación de tecnologías amigables con el medio ambiente, y de adoptar instrumentos como el SDG compass desarrollado por el GRI y el Pacto Global. Esta herramienta facilita la alineación de la estrategia corporativa a la sostenibilidad, identificar de manera práctica cómo pueden hacer la diferencia, y priorizar y tomar decisiones para ayudar a construir a los ODS con más relevancia para la empresa, es decir, contribuir más. El SDG compass sugiere una secuencia de: (i) Entender los ODS y cómo afectan el negocio; (ii) Definir prioridades; (iii) Establecer metas; (iv) Integrar en la estrategia corporativa; (v) Reportar con transparencia; y (v) Comunicar.

Colombia continúa con un reto en el que ha ido avanzando, y es lograr que las metas globales sean adoptadas por las empresas y demás organizaciones, y logren ser adaptadas localmente en las administraciones públicas.

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