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El valor de la intuición gerencial
Aunque la intuición lleva con frecuencia a peores resultados que las decisiones basadas en evidencias, en algunas circunstancias la intuición puede ayudar a que los gerentes tomen mejores decisiones de negocios.
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De manera reincidente, diferentes gerentes y emprendedores confían en su intuición para tomar decisiones bajo condiciones inciertas, o cuando se enfrentan a abundancia y complejidad de datos en entornos de big data.
La intuición en contextos empresariales se puede definir como un proceso involuntario, con una alta carga emocional y asociativa, que activa el reconocimiento y la evaluación de las oportunidades o riesgos en los negocios.
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Algunos estudios en los campos de la psicología y la administración han encontrado que la intuición puede ser un complemento a la racionalidad para aumentar la efectividad en la toma de decisiones. Esto debido a que con frecuencia se debe decidir con limitaciones de tiempo, teniendo datos disponibles de alta complejidad y ambigüedad, sin evidencias científicas y, en esas situaciones, la intuición ofrece panoramas rápidos derivados de asociaciones holísticas.
El profesor Modesto A. Maidique encontró en una investigación publicada en el año 2011 en el Harvard Business Review que el 85% de las decisiones más importantes de los CEO tenían a la intuición como un factor crucial. Pero aclara que esta es una construcción asociada a los años experiencia para convertirse en un experto, a la repetición de situaciones similares y al feedback que se haya recibido.
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Cognitivamente intuir es el producto de “atajos” que acortan el tiempo para el procesamiento más preciso y rápido de la información disponible para la toma de decisiones, con el objetivo de aumentar la supervivencia como resultado de la evolución cerebral de los organismos de aprendizajes genéticamente transmitidos. Vemos en el reino animal como las mariposas monarca, las truchas y los salmones son capaces de encontrar el sitio donde fueron engendrados aún a cientos o miles de kilómetros de estos.
La intuición, o también conocida con el sexto sentido de los seres humanos, se supone como un proceso en el que los individuos aprenden de manera implícita sin estar consciente de las estructuras detrás de esto. Es decir que, aunque en muchas culturas la intuición juega un valor más significativo y se le adjudica más poder, intuir es mucho más que una premonición o una sensación visceral de conexión interior profunda de que algo está bien o mal.
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La intuición no es, entonces, un concepto abstracto, ni una cuestión de olfato o clarividencia. Para tener efectividad de una decisión “intuitiva” es necesario contar con años de experiencia y conocimiento en ámbitos específicos en donde se ha de tomar la decisión.