OPINIÓN ONLINE

Una visión personal (y controversial) de los Millennials

Aunque hablar de los Millennials está de moda, realmente no podríamos decir que su forma de ser sea una moda. Las modas son pasajeras, mientras que la forma de pensar y de vivir de los Millennials parece representar un cambio irreversible de cómo ver la vida.

Nicolás Vergara
24 de abril de 2016

En mi columna de la semana pasada escribí sobre la empatía, su significado e importancia para crear productos y servicios innovadores. Pretendo en esta columna dar al lector una visión personal sobre esta misteriosa y fascinante generación a la que llamamos Millennials.

Aunque hablar de los Millennials está de moda, realmente no podríamos decir que su forma de ser sea una moda. Las modas son pasajeras, mientras que la forma de pensar y de vivir de los Millennials parece representar un cambio irreversible de cómo ver la vida y entender su participación en la construcción del mundo del futuro.

Es muy común oír a algunas personas de generaciones mayores quejarse de la “inmadurez” y “falta de responsabilidad” de los Millennials, manteniendo la convicción de que ellos “ya madurarán y asumirán sus responsabilidades”.

Nosotros por el contrario, después de haber corrido amplias investigaciones empáticas sobre ellos, y de conversar y realizar talleres semanales con diferentes grupos de Millennials, hemos llegado a la conclusión de que su forma de ver el mundo y de asumir su vida es más consciente, más lógica y especialmente más sostenible que el de nuestra generación (siendo yo del último corte de la generación X) y la de nuestros padres (los Baby Boomers).

La visión del futuro de los Millennials es curiosa, ya que es fatalista y optimista a la vez.

Es fatalista porque no confían en quienes están liderando la política y la economía en el mundo, y porque saben que si continúa esta tasa de destrucción del medio ambiente, muy posiblemente el planeta que les tocará a sus hijos estará en condiciones infinitamente peores que las que les ha tocado a ellos.

Pero por otro lado, su visión es también optimista porque creen que, gracias a su forma de ver la vida y su capacidad de trabajar de forma cooperativa, van a poder dar el giro que necesita la especie humana para salvarse de la autodestrucción. Y que mientras se da esta necesaria transición, su función es la de generar conciencia global de lo que se está haciendo mal, así como estudiar y prepararse para asumir la enorme responsabilidad de salvar al mundo, la cuál seguramente recaerá en ellos en algunos años.

Mi opinión es que en general los Millennials son personas más conscientes, porque conciben la vida de una forma más holística e integral. Para ellos, a diferencia que muchos de nosotros de la generación X, el concepto de éxito no es tan importante y saben que no se necesita un gran carro o un equipo de sonido muy potente para auto-demostrarlo. Ellos han comprendido ya que la felicidad no está ni en ganar ni en tener.

De igual forma, ellos han entendido que el momento para disfrutar la vida no es a los 65 años, como pensaron varios Baby Boomers, sino hoy. Están consientes de que la felicidad la construyen las experiencias y que para vivirlas, más que dinero, necesitan su tiempo y su juventud.

Al desconfiar de la institucionalidad, los Millennials  no creen el cuento de que si ahorran de forma juiciosa de hoy hasta que cumplan 65 años, van a poder disfrutar de una vida plena gracias al capital acumulado. Para la mayoría de ellos los cálculos mágicos del aumento exponencial de los ahorros gracias al factor del interés compuesto, el cuál tanto gusta a los financieros, resulta demasiado complejo y poco creíble. Muchos de ellos han visto ya como sus padres, quienes trabajaron y ahorraron toda su vida, ahora tienen que vivir con pensiones que no les alcanza o trabajar hasta los 75 años, debido a que la rentabilidad no fue la esperada o que la seguridad social no dio para mantenerlos a todos.

¿No será mejor entonces disfrutar la vida hoy, dedicarse a lo que nos gusta y no endeudarnos para acumular bienes que no nos hacen felices?

De igual forma, su mayor nivel de conciencia está manifiesto en su comprensión de que la felicidad no puede conseguirse únicamente a título personal, sino que ésta depende también del bienestar de la comunidad alrededor nuestro. Por esta razón las iniciativas sociales son tan importantes para ellos y es por eso que sus proyectos de vida giran alrededor de causas que beneficien a la colectividad.  

Y es que no es inmaduro o ingenuo pensar que como vamos no vamos bien. Falta ver las noticias para enterarse de escándalos que están saliendo a flote de los gobiernos y las grandes corporaciones. Su percepción es que políticos y líderes de estas corporaciones han puesto su codicia por encima de los intereses de los ciudadanos.

De ahí radica su desconfianza y es por esto que les interesa cada vez menos emplearse en entidades públicas o en grandes corporaciones, y prefieren trabajar para empresas que estén alineadas con sus valores o crear sus propios emprendimientos bajo sus propios principios.

Por último y tal vez lo más importante, los Millennials están entendiendo que el planeta en el que vivimos no es nuestro sino que es un préstamo que nos han hecho las próximas generaciones.

Por esta razón pienso que no es una moda ir en bicicleta al trabajo o preferir productos que generen baja huella de carbono o repicar en las redes sociales artículos que denuncian escándalos ecológicos. No es una moda porque el mundo requiere grandes cambios y ellos ya lo han entendido. Por el contrario, pienso que su forma de ver la vida nos está cambiando a todos y que afortunadamente ya somos muchos quienes poco a poco nos hemos “millennializado” he ido convirtiendo en personas más “inmaduras” y menos “responsables”.