OPINIÓN ONLINE

Tributaria estructural puro cuento chino

La propuesta presentada se limita a resolver el descuadre fiscal, sin resolver los problemas como la permanente evasión y la baja tributación de algunos contribuyentes.

Camilo Díaz
29 de octubre de 2016

En ningún lado se observan metas concretas para incrementar el recaudo por la vía de reducir la evasión, y poner a tributar el dinero fugado a los paraísos fiscales que la Dian calcula en $60 billones, romper eso y reducir la evasión sí es estructural. Sería muy acertado que el Congreso condicionara un aumento gradual del IVA al cumplimiento de metas específicas de recuperación de dinero fugado e incremento del recaudo por reducción de la evasión, y la revisión de la baja tributación de contribuyentes cuyas operaciones no dan para creer que no generan utilidades. Eso es justo con los que ya pagan, equitativo con los que ganan menos, y estructural porque rompe una mala tendencia.

Una reforma estructural debería resolver los problemas asociados a la recaudación, que verdaderamente lleve a pagar más a quienes ganan más sean empresas o personas, que ponga a pagar impuestos normales a las sociedades sin ánimo de lucro que en realidad hacen actividades comerciales o industriales, que tenga metas precisas para recuperar el dinero de los impuestos evadidos por quienes usan sociedades off shore para ocultar ingresos o activos, cierre los vacíos que permiten la elusión de impuestos como el IVA que según la propia DIAN asciende a $12 billones que son cobrados al consumidor pero no pagados al fisco y recupere los dineros de la cartera en mora de impuestos que no han sido pagados por quienes ya deberían haberlo hecho.

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En lugar de cambios estructurales con metas concretas que pongan freno a la evasión y a la elusión esta reforma nombrada metafóricamente “estructural” busca es tapar el descuadre fiscal, no enfrentar las necesidades de financiamiento a largo plazo de la nación, eso es evidente en el hecho de que se concentra en bajar la base gravable a partir de la cual las personas declaran y pagan impuestos, aumentar el IVA y poner más impuestos a los combustibles.

Por el lado de las rentas del trabajo, se reduce la carga impositiva a las empresas compensándola con la incorporación de más personas naturales gravadas desde ingresos de $2,5 MM, nada hay de progresivo y equitativo ahí, se pasa el problema de las personas jurídicas a las personas naturales. La mayoría de colombianos devengan entre dos y seis salarios mínimos, entonces se pone al rango bajo de la clase media a responder por las necesidades de financiamiento del estado gravando sus ingresos y todavía más su consumo. Sin embargo, esa capa de la población es la que batalla por mantenerse en un mercado laboral de bajos salarios y elevada inestabilidad, lo que dificulta su acumulación de riqueza perpetuando la inequidad.

En el IVA no hay nada de reforma estructural lo planteado es aumentar la tarifa general en tres puntos porcentuales llevándolo del 16% al 19%, es así de fácil, por cada $1.000 de compras ya no se pagarán $160 de IVA sino $190, la diferencia de $30 es equivalente a un aumento del 19% en la tarifa, pero audazmente el Gobierno dice que es un aumento de 3% algo totalmente impreciso.

En los combustibles el asunto tampoco es estructural, de los $7.950 que ahora se pagan por un galón en estación de servicio $2.284 corresponden a impuestos, distribuidos en $1.116 de impuesto nacional a la gasolina y el ACPM que va a las arcas nacionales, y $1.168 de sobretasa que va a los municipios. Poner un impuesto al “contenido de carbono” de $135 simplemente eleva el impuesto, ahora del precio pagado el 30% corresponderá a impuestos, ¡casi el doble que la tarifa actual de IVA!

Finalmente, su justificación de impuesto verde a las emisiones es errónea porque el volumen de emisiones no se da en el carburante, ocurre cuando el combustible es quemado por los motores, un motor grande, viejo y mal mantenido genera más emisiones que uno pequeño, nuevo y bien mantenido. Así mismo el combustible que produce Ecopetrol (propiedad del Estado) es de menor calidad que las normas Euro V o el combustible de Estados Unidos donde el octanaje arranca en 92 para la gasolina regular, mientras el combustible vendido a los colombianos tiene solo 82 y 87 octanos para la corriente y la extra, obviamente mejor calidad implica menos emisiones.

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