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Tres pasos para disminuir su resistencia al cambio

El cambio tiene componentes tanto emocionales como racionales que hacen que se generen resistencias. Para combatirlas tenga en cuenta estos pasos.

Juliana Sánchez Trujillo
7 de junio de 2016

Para que las cosas cambien, alguien debe empezar a actuar de una forma diferente. El cambio es una constante, pero el problema, es que no es una tarea sencilla, aun cuando todos deseemos algún tipo de mejora en nuestras vidas. ¿Quién no ha tenido un trabajo que no lo motiva pero no que no es capaz de dejar, una relación que no lo hace feliz pero que no se siente con el valor de soltar o resoluciones de año nuevo que se quedan en simples deseos?

Lo mismo sucede con las organizaciones; el deseo de cambio es superior a la voluntad de cambiar. Sin importar de si hablamos de un cambio personal, organizacional o social, esta ecuación se puede cambiar cuando entendemos las raíces tanto racionales como emocionales del mismo, pues no basta comprender por qué es necesario cambiar; también se debe sentir la necesidad de hacerlo.

Nathan Haidt, Psicólogo de la Universidad de Virginia, propone ver el cambio como un elefante que representa la parte emocional y su jinete que corresponde a la parte racional. Éste último, lleva la dirección de dónde ir y aparentemente domina el comportamiento del animal. Sin embargo, el elefante pesa toneladas y cuando decide no moverse, su voluntad se impone ante la ligereza del jinete por más que tenga claro a dónde quiere dirigirse.

Cuando se pierde la voluntad y los esfuerzos de cambio fallan, la culpa la tiene la mayoría de las veces el elefante, pues su peso hace que sea lento y muchas veces perezoso. Para motivarlo hay que demostrarle ganancias en el corto plazo y no tratar de convencerlo con promesas y sacrificios que darán resultado en el largo plazo; porque cuando la recompensa tarda, el jinete comienza a tener problemas para mantener al elefante en la ruta.

Por su parte, el jinete es fuerte y enfocado en objetivos de largo plazo, su problema es que el miedo hace que analice en exceso las cosas, lo que paraliza su accionar. El cambio solo ocurre cuando tenemos claras las razones para cambiar y la visión de futuro que podremos alcanzar para calmar al jinete, y cuando motivamos el corazón del elefante mostrándole las consecuencias de no cambiar, pues este nos dará la energía para seguir adelante.

Si usted se está enfrentando a un cambio bien sea en su vida personal como profesional, tenga en cuenta los siguientes pasos, propuestos por Chip y Dan Heath, para aumentar sus probabilidades de éxito teniendo en cuenta tanto la parte racional como emocional:

1. Dirija al elefante: Lo que parece resistencia es en ocasiones falta de claridad. Por eso hay que dar instrucciones claras sobre el por qué del cambio y el cómo se va a cambiar. Especialmente enfóquese en explicar el impacto particular que las nuevas situaciones tendrán sobre las personas.

2. Motive al elefante: lo que parece pereza es muchas veces cansancio. La voluntad es finita, por eso reduzca el cambio a pequeñas acciones alcanzables y celebre los pequeños triunfos. Así motivará desde la emoción y no desde la acción.

3. Modele el camino: lo que aparenta ser un problema de las personas, es muchas veces un obstáculo de la situación. Es decir, que para facilitar el cambio se debe modificar el contexto donde este se da; ¡es difícil hacer una dieta con una alacena llena de chocolates!

Siguiendo estos consejos podrá disminuir la resistencia al cambio y facilitar los esfuerzos por hacer las cosas de una mejor manera. Recuerde que todo cambio, aunque difícil, es necesario, pues como decía Wiston Churchill: “No hay nada malo con el cambio, cuando es en la dirección correcta”.