Opinión online

Trabajando mejor en equipo

Tener objetivos claros, funciones definidas y una comunicación balanceada son claves para tener equipos más productivos.

Beatriz Yemail
14 de mayo de 2016

Trabajar en equipo es, en muchas ocasiones, la forma más eficiente de completar tareas y proyectos. No sólo esto. El trabajo con otros nos permite mejorar nuestras habilidades, aprender cosas nuevas, innovar y, en ocasiones, hacer nuevos amigos.

De hecho, hace un par de años fui parte de un equipo fantástico. A pesar de que todos teníamos profesiones y funciones dentro de la compañía que eran distintas, que muchos mayoría no habíamos trabajado juntos, que algunos estábamos apartados geográficamente y que cada uno tenía varias responsabilidades adicionales grandes, cuando nos ponían a trabajar juntos las cosas pasaban. Este equipo era tan efectivo que, con el tiempo, se transformó en una mini-consultora dentro de la empresa donde trabajábamos.  

Para los empresarios, formar y trabajar con un equipo es uno de los mecanismos más eficientes para crecer. Cualquier emprendedor cuenta muchas historias en donde la moraleja es “solos no hubiéramos podido llegar muy lejos”.

Pero hay ocasiones en las que trabajar en equipo no es tan divertido. Las reuniones están adornadas con toda la gama de expresiones de conflicto (desde pequeños roces hasta el puñetazo inadvertido en la mesa), terminar los entregables toma el triple del tiempo que si uno lo hiciera solo y, cuando llega el final, uno da gracias a la vida de haber terminado en una sola pieza.

¿Qué puede hacer la diferencia entre un buen trabajo en equipo y otro que uno preferiría olvidar? O, puesto de otra forma, ¿hay algunas claves para tener equipos más productivos?

A uno le dan muchos concejos y la experiencia permite recoger otras lecciones. Y hay también mucha investigación sobre el asunto. La lista es entonces larga. Aquí sólo nos centraremos en tres puntos tremendamente importantes.

El primero es tener un objetivo claro. Saber a dónde se debe llegar no sólo brinda claridad sino que es la base para construir cohesión entre los miembros del equipo. Además, para las personas orientadas al logro, tener un punto de llegada es una gran motivación para actuar. 

Un segundo pilar de un buen trabajo en equipo es definir las funciones y responsabilidades de cada cual. Esto no solamente puede evitar conflictos sino que aumenta la eficiencia al permitirle a cada persona adueñarse del proyecto, y al líder medir el desempeño de cada miembro del equipo. Algunos pensarán “pero esto es como obvio”. Y puede ser. Pero definir y luego asignar las funciones y responsabilidades de acuerdo con los perfiles de los miembros de un equipo, es posiblemente una de las tareas más complejas y neurálgicas en cualquier proyecto.

La calidad de la comunicación, es decir cómo comunicamos en lugar de qué comunicamos, es el tercer elemento clave del buen trabajo en equipo. De hecho, los resultados de algunas investigaciones sugieren que tal vez es EL elemento más importante. Por ejemplo, después de haber analizado las grabaciones de las conversaciones de 2,500 personas en 21 organizaciones, Alex Petland (MIT) ha encontrado que los patrones de comunicación son igual de importantes para el éxito de los equipos que la combinación de factores como la inteligencia de sus participantes, sus personalidades, sus habilidades y el contenido de las discusiones.

Según Petland, no cualquier tipo de contribución e interacción produce resultados. Por ejemplo, en los equipos de alto rendimiento cada miembro habla y escucha en igual proporción. Sentarse cómodamente en la palabra no aplica porque, si se sigue “la regla del balance”, se le puede ir a uno todo el día en una reunión. Adicionalmente, los miembros de equipos efectivos se conectan directamente entre ellos y no solamente con el líder, y sus intercambios son muchas veces informales (es decir, por fuera de las sesiones de trabajo planeadas). También exploran nuevas ideas por fuera del equipo y luego ponen al servicio del equipo sus aprendizajes.

Si bien la comunicación es clave para el rendimiento de un equipo, es fundamental adoptar prácticas que incentiven a los miembros de nuestros equipos a colaborar de manera eficiente (ver, p.e. “Tomando la reunionitis por los cuernos”).

Así, construir soluciones efectivas a los retos diarios y estratégicos de nuestros trabajos, siempre será un interesante ejercicio de balanceo. Y, como siempre, YALA!