La solución para el Medio Oriente pasa por China

La imagen que se nos vendió de Trump, como un presidente aislacionista y carente de una agenda global, se está desdibujando. Los recientes acercamientos entre los mandatarios de las dos Coreas y la necesidad de redefinir el acuerdo de desarme nuclear con Irán, son problemas para los que Estados Unidos debe formular una nueva estrategia, que de ser acertada, conjuraría los dos mayores problemas geopolíticos de ese país. 

Por tratarse de temas que requieren análisis profundos, abordaremos en esta columna el caso iraní y en la siguiente las posibles soluciones al conflicto en la península de Corea.

La próxima fecha clave en el calendario mundial es el 12 de mayo, el día en el que se definirá el futuro del acuerdo de desarme nuclear pactado entre Estados Unidos e Irán. Sobre el tema, Trump se ha mostrado crítico y ha reiterado su inconformidad con este legado dejado por Obama. A su vez, aliados de ese país, como Arabia Saudita e Israel, se han mostrado reacios a la renovación del mismo porque ven con recelo el aumento de la influencia iraní en Irak, Siria y Líbano.

Sin embargo, muy a pesar de Trump, el conflicto en Siria ha creado los incentivos para la formación de otra alianza en la región que incluirán a Rusia, Turquía e Irán. A dicha alianza se podría sumar Catar, quien ha sido bloqueado económicamente por los países del Golfo Pérsico, liderados por Arabia Saudita. Este intríngulis de alianzas hace muy difícil resolver el conflicto Iraní por la vía militar sin detonar una guerra a gran escala en la región.

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La importancia de Irán

Por varias décadas, Medio Oriente ha sido el patio trasero en el que las superpotencias de manera indirecta han movido sus fichas con sus intereses como prioridad. No obstante, Occidente no ha sido capaz de encontrar una solución que estabilice la región.

Irán está de camino entre el centro de Asia, el Cáucaso y Oriente Próximo. Es un país de gran importancia por sus reservas de petróleo y gas. En el largo plazo será un paso obligado de la nueva ruta de seda que China ya está ejecutando. De hecho, Irán ya solventa parte de la demanda energética china.

Esta es la correlación de fuerzas militares estadounidenses e Iraníes en el estrecho de Ormuz. Fuente: Google maps.

Por lo tanto, una solución que garantice la estabilidad en Medio Oriente debe incluir a China. Además, ese país sería clave a la hora de coordinar nuevos acuerdos para la región.

En este momento, la forma en como Arabia Saudita e Irán se atacan mutuamente se asemeja a guerra fría. Esta puede ser una oportunidad para crear un círculo virtuoso entre Estados Unidos y China; y de paso mejorar sus relaciones diplomáticas. 

El investigador del Instituto de Estudios Marítimos de China, Lyle Goldstein, nos muestra en su libro, ‘Meeting China Halfway’, una visión interesante sobre cómo el trabajo mancomunado entre Estados Unidos y China puede resolver el conflicto en la región. Goldstein enumera los siguientes 10 pasos con los que se puede resolver el problema del corredor persa:

• Estados Unidos asegura la venta de gas a China y permite las transferencias de tecnología a la industria de ‘fracking’ de ese país.
• China se vuelve aliado para conformar un centro conjunto antiterrorista.
• Estados Unidos se compromete a no buscar un cambio de régimen en Irán.
• China debe patrullar con su flota naval el estrecho de Ormuz.
• Estados Unidos debe cesar las sanciones económicas contra Irán.
• China debe convencer a Irán de no apoyar a Hezbollah en el Líbano ni a otros grupos terroristas.
• Estados Unidos debe disminuir la presencia de la quinta flota naval americana en el Golfo Pérsico.
• China debe presionar a Irán para que firme un tratado de no proliferación de armas nucleares.
• Estados Unidos debe presionar a Israel para que firme un tratado de no proliferación de armas nucleares.
• China debe presionar a Irán para que este reconozca al Estado de Israel.

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Lo que hoy parece un mal acuerdo, puede ser una posibilidad de encontrar la solución definitiva para el Medio Oriente. Esto depende de qué tanto la administración Trump sea diligente a la hora de convencer a China de que un liderazgo entre ambas naciones puede estabilizar la región.