MARIO VALENCIA

Sin ropa

La discusión sobre producir o importar está resuelta hace dos siglos. Los 20 países más ricos del planeta generan cada año un PIB que vale 68 millones de millones de dólares. En contraste los 20 más pobres producen 4536 veces menos, unos miserables 15.016 millones de dólares.

Mario Valencia, Mario Valencia
29 de abril de 2019

Érase una vez un pueblo tan pobre, que ni siquiera producía la ropa de su gente. Así podría comenzar la triste historia del sector de textiles y confecciones de Colombia. Después de haber tenido una boyante industria nacional de ropa y de moda, con empresas insignes como Protela, Coltejer, Leonisa y Evacol, hoy en una situación complicada. Quienes sobreviven están rogando para que el presidente Duque cumpla con su promesa de campaña de “aplicar el máximo arancel posible” a las importaciones desde países que están arruinando la producción nacional.

70.000 empresas formales están en riesgo de ser quebradas por 42 importadores. De ocurrir, lanzaría al rebusque a 1‘600.000 personas. En efecto, según la Cámara Colombiana de las Confecciones y Afines, por cada 400 empleos que generan los importadores, se pierden 20.000 puestos de trabajo en la producción manufacturera. El entonces candidato Duque tenía razón: “esas importaciones de textiles, de países en donde pagan una miseria de sueldo, que son sueldos de esclavitud”, afectan el trabajo colombiano.

No faltarán los fanáticos que opinen que las empresas colombianas se quiebran por incompetentes. Análisis simplón que ignora que la competitividad del país es muy baja, debido al altísimo costo de energía, créditos e infraestructura que deben afrontar los productores, en comparación con sus competidores globales, como lo ha advertido Alejandro Chacón, presidente de la Cámara de Representantes.

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En realidad, la discusión sobre producir o importar está resuelta hace dos siglos. Los 20 países más ricos del planeta generan cada año un PIB que vale 68 millones de millones de dólares. En contraste los 20 más pobres producen 4.536 veces menos, unos miserables 15.016 millones de dólares. La buena noticia es que el estudio de la economía ya descubrió cómo se hace. Crear riqueza es un misterio resuelto. La mala noticia es que los países que no lo hacen es porque tienen en el poder a personas que, aun sabiendo cómo se hace, no les importa el destino de sus naciones. ¿Qué persona inteligente y que no sea corrupta puede pensar que Colombia tomó una gran decisión al pasar de tener 400.000 hectáreas en algodón en la década de 1970 a solo 10.000 hectáreas en la actualidad? Este y otros pésimos negocios como los TLC, ha costado 600.000 empleos del sector en los últimos años.

Con el cuentico de que quieren mucho a los consumidores, para que compren barato y les alcance el sueldo, quebraron a quienes les daban trabajo y ahora esos ex – consumidores sin trabajo, no compran ni lo nacional ni lo importado. Mientras tanto, países como Brasil tienen aranceles de 23,27%, Argentina de 23,22%, China de 9,61%, Estados Unidos de 7,95 %, México acaba de renovar las salvaguardas a las importaciones de ropa con aranceles hasta de 30% y Colombia importó 277 millones de prendas cada año en los últimos cuatro años. Estamos en el lugar equivocado.

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Todos los países ricos protegen a su industria. Todos son todos. No existe un país rico que no proteja su producción, especialmente de mercancías esenciales como las de textiles y confecciones. La revolución industrial europea fue principalmente la de este sector y hasta el día de hoy ningún país rico se priva de fabricar la ropa de su población.

Por eso los empresarios, las centrales sindicales y congresistas del partido Conservador, Liberal, Polo, Centro Democrático, Cambio Radical, entre otros, se han unido para exigir el establecimiento de aranceles. Esta solución no es la fácil, es la única posible para salvar al sector, uno más de los que está en vías de extinción en la producción colombiana.

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