OPINIÓN ONLINE

¿Qué tan cerca tenemos a los terroristas fundamentalistas?

Con mucha preocupación veo como los gobiernos de Europa tratan de minimizar los ataques terroristas aduciendo que son perpetrados por células solitarias. Me pregunto ¿a partir de cuántos ataques terroristas dejarán de llamarlos ataques solitarios? o ¿a partir de qué cantidad de muertos o heridos dejarán de llamarlos atentados solitarios para entender que este es el nuevo modus operandi de todo un movimiento, la nueva manera de guerra?.

Raúl Serebrenik
2 de agosto de 2016

En días pasados se desmanteló una red de diez personas en Brasil que tenían como objetivo principal hacer atentados en los próximos Juegos Olímpicos en Río de Janeiro. Por otro lado, vemos como en Argentina las autoridades y las investigaciones ya hablan “del asesinato” del fiscal Nisman que durante años trató de esclarecer el atentado de la AMIA perpetrado por fundamentalistas iraníes y que el gobierno Kishner trató de mimetizar  y minimizar.

 Desafortunadamente la izquierda latinoamericana ha venido alimentando y congraciándose con los fundamentalistas musulmanes. Esto es parte de las alianzas que nos dejó el chavismo o el mismo gobierno de Krishner para tener que terminar entendiendo que el fundamentalismo no respeta ideologías diferentes y ni que hablar del discurso de democracia abierto y contundente que algunos fundamentalistas en territorio europeo desde años atrás vienen proclamando. Para la muestra este video

 Esto, a la luz de los acontecimientos que están ocurriendo en Europa, comienza a generar una mayor preocupación y sobretodo a cuestionar la capacidad de reacción de nuestros sistemas de seguridad en cada uno de los países de la región.                 

Los europeos están evadiendo decisiones políticas muy profundas que pueden cambiar el panorama político y social además de que la situación actual atenta contra la Europa que todos conocemos. Es claro que lo que está ocurriendo es una guerra de civilizaciones y tratar de minimizarlo no cambia en nada que el número de ataques terroristas en vez de disminuir está en aumento.

Cuando vemos que los que cometen los atentados, tanto en Europa como en los Estados Unidos, son residentes locales parecería indicar que el caballo de Troya está en lo más profundo del continente. Pero lo peor no es solo eso, sino también que el tamaño de este caballo desconcierta a cualquiera que de manera desprevenida trate de hacer un análisis de la situación. Los políticos belgas, franceses y alemanes, entre otros, tienen en este momento el mayor reto que se haya tenido después de la segunda guerra mundial.

Si bien no todos los árabes o musulmanes son terroristas lo que ocurre por ahora es que todos los terroristas son musulmanes fundamentalistas y esto también imprime un enorme reto a las comunidades musulmanes moderadas que, más allá de salir a condenar y hacer parte de las demostraciones pacíficas en contra de los atentados, la situación les exige pasar a una fase de pro actividad y de denunciar a sus correligionarios que presenten actitudes fundamentalistas, antes de que pierdan el carácter de moderados.

De la misma manera, los cuerpos de seguridad necesitan estar soportados por nuevas legislaciones que, desafortunadamente, van a tener que contener mayores restricciones a las libertades individuales a la cuales no están acostumbrados los ciudadanos de la unión Europea. La situación exacerba los nacionalismos y vemos lo que está ocurriendo en Francia en donde la extrema derecha viene tomando mayor protagonismo en la atmósfera política. Por otro lado, el discurso de la convención republicana en Estados Unidos es otra muestra de lo que nos espera en el futuro inmediato.

  ¿Qué tanto puede afectar a nuestro entorno “tan alejado” estas contiendas? o ¿qué tan cerca tenemos elementos “solitarios” que también quieran acabar con los herejes?. Por estos lados, vemos que cada vez que pasa más el tiempo nos vamos encontrando con acontecimientos como el de Brasil que nos paran los pelos de punta o, por otra parte, nos encontramos con elementos fundamentalistas presentes en Latinoamérica como es el caso de los iraníes a los que gobiernos como el de Venezuela les proveen pasaportes para poderse mover por el continente con facilidad. Por ello, nos genera una profunda preocupación que a nuestros países les estén importando esta guerra sin darnos cuenta de ello.