CLAUDIA VARELA

¿Qué quiere hacer usted?

Desde lo mucho o poco que puedo hacer, voy a hacerlo y empezaré por respetar la diferencia de pensamiento y por entender que un líder político debe ganarse este título con más trabajo y menos discurso radical de odio supremo por quienes piensen diferente.

Claudia Varela, Claudia Varela
13 de agosto de 2017

El mundo organizacional no puede ser nada diferente al reflejo de lo que ocurre en la cultura de un país. Lo que somos como personas y seres individuales somos como ciudadanos del diario trasegar de la vida de una nación. Por eso hoy hago mi reflexión sobre lo que pasa en mi país.

Veo que en mi país tristemente estamos en un nivel de polarización que nos está llevando a la estupidez suprema. Las discusiones que he alcanzado a ver en las redes sociales, los bloggeros que creen sentenciar la verdad sobre la situación nacional y los insultos entre amigos me hace entender por qué muchos jóvenes profesionales quieren irse del país.

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Los líderes son normalmente buenos oradores. Usan la retórica para convencer y es ahí donde está el peligro. Personalmente soy fan de las buenas discusiones, de la confrontación abierta que a veces puede ser dura pero siempre respetuosa y hacia los hechos más que a las acciones. No creo que siempre debamos hablar como un reno de Papá Noel para que la gente entienda. Se puede ser firme y por supuesto esperar la misma firmeza del interlocutor, pero no hay que destruir todo el tiempo.

Entendí que en mi país (lejos de querer hacer una reflexión política) estamos perdiendo la dimensión de lo que tenemos por buscar lo que no tenemos. Estamos tan empecinados en culpar a los demás de nuestras propias desgracias que estamos como el perro mordiéndose la cola y no avanzamos.

¿Por qué no despertar y entender que somos lo suficientemente creativos, inteligentes, con la chispa lista y el ánimo alerta como para pensar por nosotros mismos y unirnos a construir algo mejor? Suena tan básico que asusta. Es más fácil culpar a los líderes actuales que terminan siendo una vergüenza. Las discusiones no tienen fondo real en las necesidades del país, solo en quién tiene la razón y le estamos dejando toda la responsabilidad de un sueño colectivo a los increíbles deportistas, que además no tienen alicientes monetarios para semejante esfuerzo.

Amo mi país pero quiero entender qué nos tiene en este hueco de tristeza y odio polarizado, ya la guerrilla no acaba con los campesinos en los campos ahora el odio es en todos los espacios públicos y sociales. Ya no es solo guerrilla. Ya no se puede hablar de política porque se puede terminar en la mitad de madrazos malsanos como si opinar resultara en volverse político corrupto instantáneo.

Por mi trabajo viajo mucho y me apasiona entender qué pasa en otras culturas. Aunque he viajado en los últimos años mucho a Perú, hace poco viajé con mis hijos solo en plan de vacaciones. Ya me gustaba Perú, pero lo que encontré culturalmente fue increíble. Los peruanos tienen orgullo nacional, respetan sus tradiciones y creen profundamente en su bandera. A pesar de que es posible que hayan pasado por problemas similares a los colombianos en su historia (narcotráfico, corrupción, abuso de poder, terrorismo) hoy tienen una economía más estable y una proyección de crecimiento de las mejores de América Latina.

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Pero más allá de las variables macroeconómicas y del ambiente político, los peruanos aman su país. Aman su cocina, que es excelente y la han exportado como concepto a todos los países del mundo, sonríen a los turistas, se sienten orgullosos de su legado Inca, de sus montañas áridas y sus desiertos llenos de montañas de dunas. Hasta las casas más pobres tienen en su techo una bandera de Perú. No se están matando entre ellos, ni con fusiles ni con ideas, no son perfectos pero son conscientes de lo que tienen , lo viven y lo están exportando incluso a la publicidad en los metros europeos. ¡Que lindo país Peru!.

Yo quisiera mover aunque sea un poquito la aguja para construir un mejor país. Mis hijos lo merecen. Desde lo mucho o poco que puedo hacer, voy a hacerlo y empezaré por respetar la diferencia de pensamiento y por entender que un líder político debe ganarse este título con más trabajo y menos discurso radical de odio supremo por quienes piensen diferente. ¿Qué quiere hacer usted?

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