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Propósitos de año nuevo

El próximo año “quiero hacer la diferencia”. Esto es algo que todos tenemos en común, ya sea de manera explícita o en una parte profunda e íntima de nuestro ser. Hoy es el momento de empezar a tomar las riendas de una vida que tenga sentido y sea significativa.

Maria Alejandra Gonzalez-Perez
25 de diciembre de 2016

Viajar, aumentar resultados, ser promovido y reconocido en el trabajo, tener más independencia en muchos aspectos de la vida, pasar más tiempo con la familia y los seres queridos, impactar positivamente la vida de las personas, aprender algo nuevo, hacer más ejercicio, reciclar, liberarse de ciertas obligaciones, y recuperar personas o cosas que extrañamos son aspectos recurrentes en las listas de propósitos de año nuevo. Sin embargo, lo que queremos en realidad con cada uno de esos aspectos es aumentar el sentido de nuestras vidas.

John C. Maxwell, en su bestseller “Intentional Living: Choosing a life that matters”,  sostiene que todos podemos tener una vida con sentido y que sea significativa. Pero esto solamente puede ser logrado si se toma consciencia de: (i) querer hacer la diferencia; (ii) hacer algo que haga la diferencia; (iii) hacer algo con otras personas que quieran hacer la diferencia; y (iv) hacer algo en el momento justo, cuando haga la diferencia, y mantener un sentido de anticipación intencional (ser el primero en ayudar a alguien, tomar el riesgo cuando el potencial de hacer algo significativo es algo, hacer lo que sea correcto aún sin certeza de un retorno, darle a los demás cuando se haga la diferencia, sembrar la semilla de lo intencional en los niños).

Vivir de manera intencional supone de acciones y actitudes que puedan ser descritas con palabras como: acción, propósito, hoy, estrategia, definitivamente, disciplina, constante,  y activa.  Tener una vida que valga la pena y sea importante envuelve acciones y actitudes que se describan como: resultados, realización, día a día, seguimiento, continuamente, estilo de vida, y proactivas.

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Es esencial que busquemos hasta que encontremos nuestro porqué, ya que es substancia de una vida intencional.  Hay tres preguntas clave que nos ayudan a encontrar y entender nuestra razón de ser: ¿qué te hace llorar? ¿qué te hace cantar? y ¿qué te hace soñar? Maxwell nos sugiere tratar de encontrar una sola palabra que nos describa.

Hacer algo que haga la diferencia implica: (i) poner a la gente primero: interesarse por las historias y perspectivas de los demás, apreciar las personas, y poner los intereses de otras personas como sus prioridades, ya que para ser fuente de valor para otros debo valorar a otros; (ii) pasar del éxito a lo significativo; (iii) sacar provecho en dar significado; y (iv) hacer el cambio.

John C. Maxwell identifica siete beneficios de vivir intencionalmente:

  1. Vivir intencionalmente nos impulsa a preguntarnos ¿qué es significativo en mi vida? Observando personas que considera exitosas y leyendo numerosos libros, Maxwell llegó a la conclusión de que las personas exitosas para él eran buenas en cuatro áreas: relaciones, capacidad de equipamiento, actitud y liderazgo. Explica el autor que vivir intencionalmente es comenzar a hacernos preguntas y priorizar lo que es importante para cada uno de nosotros. Es decir, ¿qué hace la diferencia? ¿a quién debo ayudar? y ¿cómo puedo darle un valor adicional a ellos? Vivir consciente e intencionalmente se trata de adoptar y de apropiarse solamente en aquellas cosas que contribuyen a la misión de dar sentido a nuestra vida.
  2. Nos motiva a tomar acción inmediata en las áreas que dan sentido a nuestra vida. Esto supone que después de identificar lo que es importante para cada uno de nosotros, es importante pasar de tener “buenas intenciones” a la acción. Para esto lo primordial es empezar.
  3. Nos reta a encontrar formas creativas de dar sentido a nuestra vida y lo que hacemos. Vivir de una manera consciente e intencionalmente implica saber qué quieres, y esto es, pasar de la pregunta ¿podré? a ¿cómo puedo? Cuando no sabemos qué necesitamos debes crear lo que necesitas y así lograr lo que quieres.
  4. Nos energiza para dar lo mejor de nosotros mismos y actuar de manera significativa.
  5. Desencadena el poder de dar sentido que hay dentro de nosotros. “Entre más damos, más tenemos”, así se construye una vida que tenga sentido.

  • Nos alienta a acabar las cosas bien. Dice el autor que “nadie acaba las cosas bien de manera accidental”.
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    Dijo el psiquiatra y neurólogo austriaco fundador de la forma de análisis existencial conocido como Logoterapia, Viktor Frankl (1905-1987), en su libro crónica de su experiencia en varios campos de concentración nazi “El hombre en busca de sentido”, que “todo puede serle arrebatado a un hombre, menos la última de sus libertades humanas: el elegir su actitud ante cualquier tipo de circunstancias… Sino está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento”.

    Sugiere Frankl como receta: “Vive como si ya estuvieras viviendo por segunda vez y como si la primera vez ya hubieras obrado tan desacertadamente como ahora estás a punto de obrar”, ya que “una vida cuyo último y único sentido consistiera en superarla o sucumbir; una vida, por tanto, cuyo sentido dependiera, en última instancia, de la casualidad no merecería en absoluto la pena de ser vivida”.

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