GUILLERMO VALENCIA

Propiedad digital, la más importante de todas las inversiones

Los dueños de nuestra data la están administrando para hacerse millonarios. ¿Qué estamos haciendo nosotros con la información que generamos?

Gustavo Valencia Patiño, Gustavo Valencia Patiño
30 de julio de 2019

Tal vez todos recordamos de nuestros abuelos el consejo de que no hay nada más sólido que la tierra. ‘Invierte en la tierra o finca raíz es lo más seguro’, decían. Durante siglos esta ha sido considerada la manera más segura de crear y almacenar riqueza. Sin duda, para muchos de nosotros una finca, casa o apartamento representa una parte importante de nuestro patrimonio familiar. 

Recordemos que una característica importante sobre la finca raíz es que esta nos sirve como colateral a la hora de tomar un crédito. Es decir, permite almacenar valor y crear riqueza con sus valorizaciones.

El país que mejor supo entender esta ventaja fue EE.UU., donde su vasto territorio fue adquirido por propietarios que vieron protegidos sus derechos por la Constitución. Esta innovación, según el historiador escocés Niall Ferguson, les permitió quitarle al rey y sus nobles el poder sobre la tierra y entregarlo a manos productivas. 

Este fue uno de los incentivos que llevó a europeos y asiáticos a migrar hacia ese país. Con el largo plazo familias enteras se vieron beneficiadas con la riqueza de su trabajo y con la finca raíz  pudieron adquirir créditos.

Según el análisis de Ferguson, este fue uno de los catalizadores del gran desarrollo económico y financiero de EE.UU. 

Sin embargo, los tiempos están cambiando y la mayor parte de la riqueza de nuestra civilización no está en la tierra, ni en la venta de bienes manufacturados. Esta riqueza se encuentra en internet.

Lo digital como propiedad

Contrato a la tierra firme del pasado, los reyes del mundo digital están haciendo millones de dólares con lo más etéreo: nuestra data. Es verdad, Facebook (Instagram, WhatsApp), Google, Apple, Amazon, Netflix, Alibaba y Tencent son los dueños de nuestra propiedad digital. Ellos nos conocen muy bien: saben nuestros patrones de comportamiento en internet, conexiones digitales, información financiera, emocional y sexual. Si quieren entenderlo mejor los invitamos a leer el Newsletter de Macrowise.

¿A dónde nos lleva esto? Es simple: volvemos a la necesidad de tener nuestra información asegurada y una forma de hacerlo es con la criptografía.  Así como usamos cercados para proteger la propiedad material, en internet necesitamos de la criptografía para albergar de forma segura los linderos digitales. 

Proteger el dinero, información y patrones de compra en el mundo digital es posible gracias a la criptografía y las criptomonedas, como bitcóin y Ethereum, son los primeros experimentos en esta dirección.  

Sin duda son muy criticados y están aún por perfeccionarse, pero son un avance del mundo que nos espera. Uno en el que los ecosistemas vibrantes de soluciones a partir de tokens son la constante y las finanzas serán descentralizadas. Ambas son oportunidades que cualquier gobierno que se precie de ser democrático utilizará porque le permiten cumplir dos misiones clave: reducir la pobreza y garantizar un desarrollo exponencial. 

Ya varios países están trabajando en esa dirección, pues buscan que sus ciudadanos tengan acceso a herramientas que les permiten solucionar problemas. La pregunta es para los ciudadanos, ¿si el Estado en el que residen no toma esa decisión, ellos sí lo harán?

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