JULIANA SÁNCHEZ TRUJILLO

¿Por qué nos cuesta tanto innovar en Colombia?

Si bien hemos mejorado como país en términos de innovación, aún existen cambios culturales profundos que se requieren para hacerla sostenible.

Juliana Sánchez Trujillo, Juliana Sánchez Trujillo
23 de agosto de 2017

En los últimos 7 años, Colombia ha subido 25 puestos en el Índice Global de Innovación. Esta cifra, refleja el trabajo que se ha venido desarrollando a través de entidades como Innpulsa y Colciencias para promover ecosistemas de innovación a lo largo del país. Todo esto encaminado a convertirnos en la tercera economía de América Latina en 2015. A medida que se va despertando la consciencia de las personas y empresas frente a este tema, el panorama se muestra cada vez más alentador. Sin embargo, es también una oportunidad para hacer un alto en el camino y analizar qué nos falta realmente para ver proyectos de innovación sostenible. Particularmente, es importante identificar algunos de los factores que impiden que veamos resultados de innovación más a menudo.

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Por un lado, debemos fortalecer nuestra capacidad para hacer redes y alianzas. Particularmente, en esta área, se deben promover aun más proyectos de innovación abierta que involucren a la Academia, la Empresa y el Estado. Esto no solo es una excelente forma de ahorrar recursos como tiempo y dinero a la hora de innovar, sino que agiliza los procesos de investigación, desarrollo de patentes y creación de nuevos productos y servicios.

Por su parte, es importante que se genere un cambio de chip y se trasformen las normas del manejo influencia; es decir, el hecho de que una idea sea aceptada dependiendo del nivel de poder de la persona que la propone. Cuando se piensa así, no existe motivación por aportar y tener iniciativa pues las ideas solo serán escuchadas si vienen del jefe. Si lo que se busca es tener un proceso de innovación sostenible, que vaya más allá de eventos o concursos, empoderar a los colaboradores es fundamental. Por eso, el apoyo a las ideas debe ser evidente en todos los niveles de la organización; la creatividad debe gestionarse de abajo hacia arriba y por eso todas las ideas, sin importar de quien vengan, deben ser escuchadas.

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Así mismo, elimine las barreras que impiden que se materialicen las nuevas ideas. Contar con un proceso de innovación claramente definido es clave para que exista un desarrollo constante de proyectos de este tipo. Sin embargo, es común que los sistemas que se implementan sean lentos, difíciles de entender y en ocasiones cargados de burocracia. Si el proceso en sí mismo no es ágil, no espere resultados a tiempo. La innovación es algo que no da espera. Por eso es más recomendable tener proyectos especiales bajo metodologías ágiles, que esperar una larga lista de aprobaciones para que las nuevas soluciones puedan ver la luz.

Además, Invierta en el desarrollo de una cultura de innovación. Pero ¡ojo!, tenga en cuenta que esto va más allá de los bombos y platillos de crear una sala de innovación y llenar las oficinas de frases motivacionales sobre innovación. Enfóquese en generar un verdadero proceso de transformación apalancado por una adecuada gestión del cambio en la que se combina el apoyo de los líderes, con la comunicación constante bidireccional y el desarrollo de habilidades de innovación. Particularmente en el último, tenga en cuenta que asistir a una capacitación no es suficiente para volverse hábil en el tema; aquí la clave es práctica y repetición.

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