ERICK BEHAR VILLEGAS

Adiós al simplismo: pensamiento complejo y el voto inteligente

No siempre es bueno simplificar la realidad. El pensamiento complejo es la llave para tomar decisiones inteligentes y estudiar nuestro entorno profundamente, partiendo desde contextos cotidianos hasta algo tan importante como la elección presidencial que se avecina.

Erick Behar Villegas, Erick Behar Villegas
8 de junio de 2018

Un famoso principio filosófico, el de la navaja de Ockham o novacula Occami, nos dice que la solución con menos complejidad o suposiciones puede ser la mejor. Quizá en algunas decisiones que tomamos puede ser óptimo, pero no siempre y menos en el contexto electoral en el que estamos. Necesitamos abrir las puertas al pensamiento complejo en muchos contextos, como lo dice la psicoanalista Laurie Hollman, yendo desde la inteligencia parental para educar hasta las decisiones que guían el futuro de nuestra sociedad. Veamos por qué se hace necesario.

La simplicidad, como diría Edgar Morin, es lo contrario al pensamiento complejo y se basa en el principio de la reducción. Tomamos un fenómeno cualquiera; lo dividimos en sus componentes básicos y lo comprendemos. Ahora, esto nos puede hacer caer en algo que no nos conviene: el simplismo. Para no recargar al cerebro, es más fácil concluir cosas simplistas, echarle la culpa a alguien, y darse la satisfacción que otros construyan los argumentos para que uno salga a salmodiarlos sin sentido. Recordemos las tragedias de los chivos expiatorios del Siglo XX y miremos un ejemplo hipotético.

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Si un candidato me dice que A lleva a B y que es culpa de C, todo es claro; para qué esforzarse si lo que él dice, todos lo repiten. Eso es pensamiento simple, inclusive simplista. Imaginemos ahora que la realidad es algo más compleja. Sucede que, si uno estudia el mismo fenómeno, concluye que A no es lo que lleva a B, sino que otras cinco variables explican que B sucede si varias condiciones se dan. Para entender una situación así, sin embargo, voy a tener que saber algo de economía, sociología e historia. Aquí empieza el reto que tiene cada colombiano en estas elecciones: averigüen, lean, investiguen y saquen conclusiones de la mano de varias personas estudiosas de la realidad, y no me refiero a Piketty, que conoce bien de metodologías de investigación, pero falla en su comprensión de Colombia. Ahora usemos un ejemplo real y sigamos la sabia frase de Morin que nos dice que “sólo el pensamiento complejo nos permitirá civilizar nuestro conocimiento”.

Se ha venido hablando en la campaña de un candidato, de corte mesiánica y eventos apoteósicos en la Plaza de Bolívar, que habrá un impulso al empleo y a la educación gratuita de calidad. Suena excelente. En paralelo, el candidato lanza una señal al mercado proponiendo la compra de predios, que inversionistas interpretan como posibles expropiaciones futuras. Si usamos algo de pensamiento complejo, y sabemos que el freno de la inversión golpea el ingreso disponible, el consumo y las capacidades de las empresas, pero que la psicología de masas nos dice que con promesas simples alborotamos y motivamos al electorado, sabremos que esas señales de mercado jugarán en contra de la creación de empleo de calidad.

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Si pensamos linealmente y decimos que va a haber empleo porque habrá educación de calidad, pero no entendemos la complejidad de las expectativas de inversión que nos dice que ese argumento no es tan simple como parece, estaremos lejos de la realidad y creeremos en idealismos infundados. Por eso los invito a usar el pensamiento complejo en estas elecciones. He oído ya varias veces a personas esperanzadas porque les llegarán más subsidios para sacarlos de la pobreza, cuando la economía de los subsidios desbordados perpetúa la pobreza.

Más allá de las elecciones, debemos impulsar el pensamiento complejo en nuestra educación, materializándolo en proyectos de investigación que impulsan lo interdisciplinario. El mejor ejemplo en EE.UU es el Instituto Santa Fe, en Nuevo México. Por ejemplo, han usado algoritmos de predicción geológica para entender mercados financieros y han alimentado la investigación hacia ciudades sostenibles desde múltiples disciplinas. Morin nos decía que la comprensión de lo complejo exige un cambio profundo en nuestras estructuras mentales. Entonces, promovamos el pensamiento complejo para tomar decisiones de manera inteligente y sostenible. Curiosamente, así todo será más simple.