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¿Para qué sirve el Balanced Scorecard (BSC)?

Uno de los elementos básicos del trabajo de un gerente es la medición (Peter Drucker)

Jorge Gómez Pinilla
15 de diciembre de 2016

Muchas veces las organizaciones toman decisiones sobre los objetivos y metas que desean conseguir sin contar con un adecuado seguimiento. Una buena ejecución de los objetivos y de las decisiones deben tener con unos indicadores de gestión que nos muestren si vamos por el camino correcto.

Pues bien, en el ámbito de las decisiones estratégicas hay un sistema de indicadores de seguimiento a estas decisiones llamado el Balanced Scorecard o Cuadro de Mando Integral que busca monitorear el desempeño de la organización como un todo por medio de no más de catorce indicadores clave que resumen si la empresa va por buen camino o no.

Su éxito radica en varios aspectos. En primer lugar, el BSC ayuda a no perdernos en una infinidad de indicadores que no ayudan a tomar buenas decisiones. En segundo lugar, el BSC nos muestra una buena fotografía de la empresa en campos tan determinantes como el desempeño financiero y comercial; asimismo, en temas críticos para el desempeño futuro de la empresa como el liderazgo de los empleados o el desarrollo de sistemas de información. En tercer lugar, el BSC permite que los directivos puedan hacer seguimiento a los resultados de la planeación estratégica porque muchas veces se puede correr el riesgo de quedarse en el papel. Por último, el mayor atributo del BSC es que permite una clara comunicación de los objetivos y decisiones de la alta dirección con el resto de la organización.

¿Cuál es la utilidad de un BSC?

El BSC como herramienta de gestión ayuda a aterrizar la estrategia porque permite convertir la misión y la visión en medidas concretas de actuación en la organización. Es decir, lo abstracto y meramente enunciativo de la misión y la visión se convierte en acciones concretas a las que se les puede hacer un seguimiento y una retroalimentación.

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Muchas veces nos pasa que después de largos ejercicios de planeación estratégica no sabemos qué hacer con los resultados del ejercicio o que, luego de un largo desgaste construyendo la misión o la visión, nos quede la sensación de que se trata de un enunciado más cuya suerte será la gaveta del escritorio. Ante estas frustraciones, el BSC pretende hacer operativo el seguimiento de las decisiones que se toman en los procesos de planeación estratégica y, sobre todo, pretende crear una clara cultura de rendición de cuentas para que las decisiones no sean letra muerta.

En consecuencia, los principales beneficios de aplicar el BSC son los siguientes: 1. Generar un sistema de gestión que transforma la estrategia en objetivos e indicadores tangibles. 2. Permitir comunicar la visión y  la estrategia. 3. Priorizar los procesos más decisivos para el éxito de la organización. 4. Identificar los proyectos más importantes en los que la organización debe centrar su atención y recursos. 5. Medir el impacto de las decisiones estratégicas para comprobar si la asignación de recursos de la organización está siendo efectiva.

Actores clave del BSC

Los actores claves para poner en marcha el BSC son los miembros de la junta directiva, pues su principal función es el diseño y seguimiento de la estrategia lo cual, en consecuencia, significa que esta herramienta es muy útil para las juntas directivas y los consejos asesores del más alto nivel de la organización.

Es muy fácil perderse en los números y complejidades de la empresa. Sin embargo, con un buen sistema de medición podremos preguntar sobre aquellos asuntos clave que están resumidos y esquematizados en una hoja única de seguimiento.

Conclusión

El directivo actual goza de muchas herramientas útiles para mejorar su competitividad, crecimiento y desempeño. Según mi experiencia, un buen uso del BSC ayuda a mejorar la gestión de la organización y, sobre todo, a cualificar el aporte de los miembros de junta a sus empresas.

El BSC orienta el rumbo de la empresa mediante decisiones que luego se evaluarán de acuerdo con unos objetivos. Una organización cuya visión o misión solo sirve para adornar el brochure o las paredes de las oficinas tiene serios problemas de competitividad y crecimiento. 

Tanto la misión como la visión marcan la dirección de la organización en el largo plazo y, en última instancia, la sostenibilidad de la empresa. Pero si no medimos y no gestionamos el seguimiento, corremos el riesgo de perdernos y no lograr lo que nos habíamos propuesto. En resumen, el BSC es un buen vehículo para implementar las decisiones más estratégicas de la organización porque sin evaluación ni seguimiento difícilmente podrá haber una buena ejecución.

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