ERICK BEHAR VILLEGAS

Pagar dos veces la EPS para nada: el placer de ser freelancer y empleado en Colombia

Ser empleado e independiente en Colombia es un gran logro que se castiga en nuestro absurdo sistema. Lograr ambas posiciones significa tener que cotizar dos veces a la seguridad social.

Erick Behar Villegas, Erick Behar Villegas
19 de octubre de 2018

En lo pensional, es entendible e inclusive bueno, pero el ridículo caso de pagar la EPS dos veces continúa y se pierde en la maraña legalista típica de nuestro sistema. Para entender el caso, veamos dos historias.

María es empleada en el área de sistemas de una empresa. Los fines de semana y en las noches, programa páginas de internet para empresas y remite cuentas de cobro con el fin de obtener sus honorarios. Juan es empleado de un banco. Al salir de su trabajo, dicta capacitaciones en un instituto y de vez en cuando ofrece cursos de matemáticas en posgrados, para lo cual debe viajar a otras ciudades eventualmente.

Tanto María como Juan cotizan a su seguridad social a través de su empleador principal. Sin embargo, al remitir sus cuentas de cobro por sus trabajos complementarios, deben volver a pagar salud y pensión; esto se da porque por un lado son empleados y, por el otro, independientes.

Si los ingresos que reciben como independientes son mayores o iguales al 40% de un salario mínimo, están obligados a pagar su seguridad social (salud, pensión y riesgos laborales).

Como pasa frecuentemente en el Estado colombiano, la discusión se vuelve más jurídica que económica. Indagué sobre lo que se ha escrito últimamente en Colombia relativo a este tema y llegué a la predecible conclusión que casi todos hablan de las sanciones, citan varios artículos de nuevas normas y olvidan la lógica antieconómica que hay detrás de todo esto.

Solo encontré un sensato y valioso artículo de opinión de Andrés Carrero en El Expreso. Si usted, apreciado lector, no es independiente y a la vez empleado, esta discusión también es importante para usted, pues se relaciona con la extraña lógica que impera en el sistema colombiano que nos cobija a todos.

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De antemano aclaremos un tema. Mi crítica al doble pago no tiene nada que ver con las pensiones, pues es macroeconómica e individualmente necesario generar más ingresos al sistema pensional, cuya pobre cobertura no excede el 24% y cuyo déficit cada vez aumenta más.

Si uno recibe mayores ingresos, es justo que cotice más al sistema pensional. Una historia muy distinta aparece en el caso de la salud, pues la doble contribución no tiene ningún beneficio complementario para el contribuyente. De hecho, funge como un impuesto que golpea el ingreso disponible del independiente y fortalece la liquidez de las EPS. ¿Es eso justo?

En Colombia hay alrededor de 3,5 millones de trabajadores independientes que deben hacer sus contribuciones. No es claro cuántos de ellos también tienen un empleo como dependientes, pero el argumento no puede ser que al tener relativamente pocas personas en calidad de empleado e independiente, se les obligue a hacer un absurdo pago a un sistema de salud que no les da ningún beneficio por pagar dos veces.

El miserable servicio de la EPS se mantiene así se pague doble; la burocracia crece y el individuo literalmente paga por esto. Hablamos frecuentemente del auge de los servicios como sector económico en Colombia; nos jactamos de tener más del 60% en servicios como porcentaje del PIB bogotano, pero curiosamente, permitimos este golpe silencioso a los freelancers, que a su vez son emprendedores de servicios.

Recientemente, el decreto 1273 (2018) modificó los ya existentes decretos 1072 (2015) y 780 (2016), ignorando completamente esta situación. Lo que se hizo fue cargarles a las empresas, entre otros, la obligación de hacer las retenciones y pagos de los contratistas a partir de junio de 2019, dando también un alivio a los independientes con el pago por mes vencido.

Si bien el pago por mes vencido es una muy buena noticia para los independientes, obligar a los contratantes a hacer los pagos probablemente traiga incentivos para la informalidad, que está en el 48% en 23 ciudades y áreas metropolitanas. Lo curioso es que, a pesar de haberse estudiado este contexto para emitir una nueva normatividad, no se tocó el caso de la doble cotización.

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Como esta situación no contribuye a proyectos populistas, no genera visibilidad ni posicionamiento político, probablemente no va a pasar nada. Lo que sí continuará es el despliegue punitivo que se percibe en diversos artículos que clasificaría en la rúbrica de “educación financiera específica”.

Frases como “le puede salir caro”, “tenga en cuenta las siguientes sanciones”, “el trabajador podría tener sanciones” son un fiel reflejo de una sociedad obsesionada con castigos y no con avances lógicos. Es curioso además que se diga que aquellos que desempeñan con poca frecuencia una labor no deben pagar salud y pensión por norma, cuando los contratantes, por miedo a sanciones, no aceptan las cuentas de cobro si no se han hecho los pagos.

Son estas situaciones las que nos deben hacer reflexionar sobre la filosofía que se maneja históricamente en el Estado colombiano. Las soluciones que no son populistas o que no posicionan bien a una persona, se hacen innecesarias dados los altos costos transaccionales.

Así, el principio de eficiencia se relega una vez detrás de agendas políticas y superficialidad. No se desmotiven, amigos Freelancers, nadie dijo que emprender en Colombia era fácil.