Opinión Online

Tasa de cambio: ¿ha variado su impacto en el comercio?

Las fluctuaciones de las principales divisas internacionales han abierto un debate acerca de sus efectos reales sobre el comercio.

Invitado
16 de octubre de 2015

Aunque los modelos económicos tradicionales anticipan un impacto significativo sobre los flujos comerciales, cada vez son más los autores que consideran que su efecto es escaso ante la gradual fragmentación en las cadenas de producción globales (existen estudios al respecto de la OCDE y del Banco Mundial).

El FMI dedica un capítulo en octubre a determinar hasta qué punto se mantiene la relación entre los movimientos de las divisas y las exportaciones netas, puesto que si esa relación tradicional (una depreciación de la divisa viene acompañado de un aumento en las exportaciones netas) se ha reducido, tendría implicaciones sobre la política económica.

Para ello, el FMI realiza un análisis de las principales economías en los últimos 30 años y concluye que el comercio mundial sigue siendo muy sensible a los cambios en las divisas: una depreciación en términos reales del 10% en la moneda de un país incrementa sus exportaciones netas en un 1,5% del PIB, en media. Ese impacto varía de forma significativa entre economías (se encuentra en el rango 0,5%-3,1%, estando Colombia en la parte alta) y la mayor parte se observa en el primer año.

Las condiciones iniciales de cada economía importan. Por un lado, ese impacto positivo de una depreciación de la divisa sobre las exportaciones es mayor en el caso de que el PIB se encuentre por debajo de su potencial porque la posibilidad de ajustar producción (ante un incremento en la demanda externa, atraída por el menor precio relativo) es mayor en una economía que no esté operando a plena capacidad. Por el otro, el efecto será también mayor si el sistema financiero esté operando con normalidad: la disponibilidad de crédito para ampliar producción será mayor frente a una economía que esté sufriendo crisis bancaria o bajo restricciones del crédito.

El estudio también confirma que las cadenas de producción globales (fases de producción de un mismo producto repartidas entre diferentes países) han reducido esa relación entre tipo de cambio y comercio. No obstante, el avance de ese tipo de comercio ha descendido (de forma relativa) en los últimos años y el FMI afirma que la mayor parte del comercio mundial sigue siendo convencional.

En balance, no hay señales de que haya variado significativamente la relación tradicional entre tipos de cambio, precios relativos y volumen de exportaciones e importaciones. Excepto en Japón con un crecimiento de las exportaciones mucho más débil de lo que cabría esperar, teniendo en cuenta la fuerte depreciación del yen (más de un -30% en términos reales desde mediados de 2012); si bien el FMI lo achaca a la aceleración de la deslocalización de la producción desde la crisis financiera y al terremoto de 2011.

Los recientes movimientos en las divisas, donde destaca la fortaleza del dólar (+10% en términos reales efectivos en el último año), anticipan una “redistribución” de las exportaciones netas entre economías: desde EEUU y aquellas economías cuya divisa esté ligada al dólar hacia UEM, Japón, y aquellas economías cuyas monedas se muevan con el euro y el yen. Para la toma de decisiones en materia de política económica, estos resultados conllevan que aún es posible reducir los desequilibrios externos a través de ajustes en los tipos de cambio.