Opinión Online

La batalla de las monedas de reserva

El FMI no juega gratis y su idea de estabilidad puede estar muy fuertemente ligada a mantener la calidad del dólar como única moneda de reserva factible.

Invitado
6 de diciembre de 2015

El martes de esta semana el fondo monetario internacional le dio al Renminbi un puesto entre las monedas que hacen parte de la canasta de SDRs, lo que se traduce en que tiene la capacidad y la importancia necesaria para soportar operaciones globales de comercio y financiamiento. La nueva definición del yuan como moneda de reserva tiene varias repercusiones geopolíticas, históricas y prácticas que es importante analizar.

El valor relativo de una moneda con relación a otra lleva a que un país pueda ofrecer sus productos a precios más competitivos que sus vecinos. La relación que existe entre los diferentes actores internacionales es muy compleja, ya que cuando un país gana competitividad necesariamente otro la está perdiendo. La globalización de los mercados de capitales y de trabajo permite importar variables económicas, por ejemplo, una economía con salarios altos se encuentra implícitamente importando deflación al comprarle bienes a una economía con salarios bajos. 

En el 2010, el fortalecimiento constante del Real llevó que el ministro de finanzas brasilero Guido Mantega denunciara la existencia de una guerra de divisas que mermaba competitividad de Brasil. La manipulación de las monedas como factor competitivo no es nada nuevo, los reyes en la edad media y el renacimiento lo hacían cuando no podían pagar sus deudas, exiliaban a grupos enteros y luchaban batallas con tal de modificar el valor de la moneda para su conveniencia. El libro Currency Wars de James Rickards delinea periodos recientes en donde los países entraron en fuertes encontrones con relación a la capacidad de su divisa. 

La primera guerra de divisas de acuerdo a Rickards sucedio entre 1921 y 1936, justo después de la primera guerra mundial. Los países europeos se encontraban ante una fuerte tensión al tener que reconstruir sus territorios y pagar reparaciones. La primera movida fue por parte de Alemania al utilizar políticas que llevaron a una inflación galopante, que inicialmente permitió reactivar los mercados, incrementar el precio de las inmuebles y fomentar a las empresas que contaban con operaciones internacionales. Francia siguió el ejemplo en 1925, seguida por Inglaterra en 1931, Estados hizo lo propio en 1933. 

Esta batalla durante los años 20´s fue posiblemente uno de los factores que llevaron a la subida de Hitler al poder y a dificultar la recuperación global del crack bursátil de 1929. Al terminar la segunda guerra mundial se diseñó el tratado de Bretton Woods con el fin de evitar que futuros desbalances internacionales llevaran a otro conflicto, y por un ladito convertir a Estados Unidos en la mayor potencia del planeta y al dólar como la moneda de reserva internacional.

La segunda guerra de divisas tuvo lugar entre 1967 y 1987, en los últimos años del tratado de Bretton Woods. En 1971 Nixon decidió unilateralmente romper la convertibilidad del dólar al oro cansado de las presiones especulativas de fondos y países que estaban abusando del desbalance entre el precio de mercado y el precio fijado de equilibrio del oro. En el mismo comunicado Nixon optó por medidas muy agresivas para fomentar el crecimiento de su economía durante los años 70s como la devaluación de la moneda y la fijación de tarifas a las exportaciones europeas, lo cual llevo a que se dieran una cantidad importante de tires y aflojes entre los diferentes países.

Se puede decir que la tercera guerra de divisas empezó en el 2010 fomentada por el fuerte crecimiento de China y la necesidad de los países de occidente de reponerse de la crisis del 2008. Estados Unidos tomó medidas como imprimir dinero por medio del QE1 y el QE2 mientras que exigían a China que devaluara su moneda al asumir que los niveles presentes eran artificiales. La tensión entre los países aumentaba puesto que China al ser un gran exportador acumuló una gran cantidad de dólares, los cuales, tenían que ser invertidos convirtiéndose en el mayor tenedor de títulos tesoros. Durante el mismo periodo los nuevos pesos pesados de las economías emergentes como Brasil y Rusia potencializados por el alto precio de las materias primas exigían la creación de una nueva moneda de reserva que le quitara a Estados Unidos la capacidad de apalancarse con el resto del mundo imprimiendo billetes.

Ciclos van y ciclos vienen y la realidad de China ha cambiado considerablemente, algunos datos apuntan que el crecimiento de esa economía posiblemente sea menor al 6%. La salida de capitales ha llevado a que el Renminbi tenga un fuerte cambio de tendencia hacia la devaluación. La estrategia del país está cambiando del enfoque en la inversión y exportaciones al crecimiento del consumo. China ante todo tiene que ser muy cuidadosa de su gestión del crecimiento y el empleo, este país no es extraño a fuertes revoluciones y protestas, factor que los lleva a ser extremadamente cuidadosos al momento de tomar cualquier decisión. A razón de esto es que creo que esas teorías en las cuales se expone que Estados Unidos se encuentra a merced de China no son tan fuertes, China no se puede dar el gusto de realizar un dumping inmediato de sus reservas.

El FMI posiblemente ha ganado una gran victoria al forzar a China a ser más transparentes con sus finanzas por medio de este incremento en la visibilidad. El compromiso de libre capacidad transaccional va a llevar a que la moneda pueda ser más fácilmente adquirida logrando a que sea una alternativa real al dólar, aunque no un reemplazo. Por otro lado, el FMI no juega gratis, y su idea de estabilidad puede estar muy fuertemente ligada a mantener la calidad del dólar como única moneda de reserva factible. La gran interconectividad del mercado de divisas hace muy difícil cualquier predicción, sin embargo en mi opinión la gran oportunidad para retar al dólar como moneda de reserva por parte de los países emergentes ya se perdió, por lo menos durante este ciclo económico.