Coyuntura Especial Impuestos

La solución clásica a la pobreza de las naciones

Los economistas clásicos dejaron, en sus magníficas piezas literarias, claros ejemplos de los beneficios que trae la formación bruta de capital. Sus palabras deberían ser repasadas por aquellos economistas que han impulsado incrementos a los impuestos, y hacen que en nuestro país las empresas sean castigadas, con gravámenes, por invertir en capital.

Invitado
8 de junio de 2015

Si se toma la teoría de las rentas del capital de Adam Smith, cuando una nación experimenta un incremento en la cantidad de stock, el beneficio que los dueños devengan de éste disminuye. Pero, como hay más capital para emplear a un número mayor personas, los salarios aumentan debido a las leyes de oferta y demanda.

La competencia entre capitalistas tiende a reducir sus ganancias, aumenta el nivel de salarios y, por ende, hay menor desigualdad. Además, como las ganancias disminuyen, también la tasa de interésde los créditos es menor. Pues cuando se puede obtener una ganancia alta al invertir dinero, los bancos cobrarán más por prestarlo y en la medida en que las ganancias disminuyan, los bancos cobrarán menos por sus créditos.

¿Qué tiene que ver lo anterior con los desequilibrios actuales?

Algunas leyes crean imperfecciones en los mercados que inhiben la competencia. Resientes publicaciones, como la de Piketty, invitan a incrementar los gravámenes, sugerencia que ha sido acogida por Colombia, hasta el punto de convertirse en una de las naciones del vecindario con mayores impuestos a las empresas.

Esta situación desincentiva la inversión en capital, sin que exista la cantidad de capital que sería óptima bajo las leyes del mercado. Por consiguiente, la remuneración del trabajo es baja, esto es evidente si se tiene en cuenta que más de la mitad de los trabajadores en nuestro país son informales, y probablemente devengan menos del salario mínimo.

Los argumentos, como el de Piketty, están fundados en una desacumulación de capital en países desarrollados producto de la coyuntura económica que ha aumentado la desigualdad en ciertas naciones. Sin embargo, el mundo en desarrollo ha crecido rápido, y si se midiera la desigualdad a nivel global veríamos que ésta ha disminuido.

Según Adam Smith, las regulaciones estatales que limitan la competencia generan el establecimiento de monopolios que oprimen a los pobres. Él sostenía que el estancamiento de China, durante el siglo XVIII, era producto de las limitaciones al comercio internacional. Cuando no hay competencia no sólo los salarios son menores, también el acceso al crédito es costoso.

Las personas de bajos recursos, pero con buenas ideas de negocio que los podrían sacar de la pobreza pueden ver destruidos sus sueños por no poder acceder al dinero. Además, como las tasas de interés son altas, esto quiere decir que el banco retribuye bien la tenencia de dinero de ahorradores, las personas más ricas obtienen mayores ganancias por los ahorros que tienen sin invertir, situación que genera desigualdad.

Otra falencia que genera pobreza y aumenta la tasa de interés, según Adam Smith, es la incertidumbre en los contratos. Muchos de los campesinos colombianos, azotados por la violencia, no tienen títulos de propiedad sobre sus predios, por consecuencia, no pueden acceder a créditos para invertir y mejorar su nivel de ingresos.

Los escándalos que han generado los carteles, como el del azúcar, los pañales, cuadernos, transportadores, etc. en nuestro país son muestra que en nuestra economía prevalecen los monopolios, en vez de la competencia, los cuales sostienen salarios bajos, poco capital, créditos caros, y un alto nivel de pobreza y desigualdad. La solución yace en generar condiciones para que aparezcan nuevos competidores en el mercado.

Esto se logrará bajando los impuestos empresariales, sobre todo a la pequeña y mediana empresa, protegiendo la propiedad privada, abriéndose al comercio y evadiendo políticas proteccionistas como subsidios a los precios de los productos.