Opinión Online

La diferencia entre una horda y un ejército, es un plan

Ser creativo o ser innovador no es lo mismo que ser un improvisado. La gente tiende a confundir estos conceptos, lo cual genera una distorsión sobre la cual quiero hacer mis comentarios en este espacio.

Invitado
22 de diciembre de 2015

La frase que da título a esta nota se me ocurrió hace años como inicio de una conferencia. Desde ese dia la uso bastante sobre todo cuando debo hablar de planificación.

El jazz, que es la más “libre” de las melodías, constituye un excelente ejemplo de cómo funciona el asunto: los músicos de Jazz estudian escalas y estructuras durante años. De esa forma pueden hacer cosas nuevas y “creativas” que no salen de la nada, surgen del estudio y la planificación.

He escuchado muchas veces, tanto en el sector privado como en el público, a los líderes diciendo cosas como: “a mi eso de planificar no me gusta, yo soy un líder de acción, de hacer”. El concepto subyacente a esta aseveración es que “planificar” es lo opuesto a “hacer”, idea tan arraigada y extendida que ha logrado meternos en una espiral de improvisación, falta de orden y planificación que nos tiene donde estamos.

Lo que nos convirtió, para bien o para mal, en la especie dominante en este planeta es nuestra capacidad de coordinación, el hecho de poder ordenar nuestros esfuerzos en el tiempo y tener una visión de para dónde queremos ir y cómo lo queremos lograr.

Tener la capacidad de juntar la información disponible, analizarla y luego crear un plan de acción, para después probarlo y hacerle los ajustes del caso hasta que las cosas funcionen, es lo que hace que  la ciencia avance y las sociedades mejoren, y si encima somos capaces de documentar lo que hicimos, estaremos creando además conocimiento para quienes nos precedan.

Los japoneses tienen un dicho que aplica a este tema: “con el tiempo la disciplina vencerá a la inteligencia”. El líder más inteligente, carismático y creativo, no logrará sus objetivos a menos que logre crear a su alrededor un equipo dedicado, meticuloso y detallista, además de poder crear un plan que todos puedan seguir, apoyar y adaptar.

¿Cómo nos afecta que nuestra sociedad crea que planificar y hacer son opuestos? Hay pistas por todo lado. Si uno ve que un día pavimentan una calle y luego a las semana la vuelven a romper para poner un tubo, cuando vemos una empresa invirtiendo en aparatos o tecnología pero no en las personas que van a usarlos, cuando hablamos del futuro del país pero no invertimos en educación, cuando pensamos que las cosas deben cambiar pero no queremos cambiar nosotros, en fin cuando cuando queremos llegar a alguna parte, pero no queremos vivir el proceso que se necesita para llegar. En todas estas cosas podemos ver las pruebas de lo que nos pasa como sociedad cuando creemos que planificar es mala palabra.

Cuando la planificación se hace correctamente, la ejecución hace parte del plan. Así pues invito a quienes leen este artículo a tomarse un cafecito con sigo mismos, revisen su hoja de ruta, miren bien para donde van, hagan su plan a todo nivel y luego salgan con toda la pasión del mundo a ejecutarlo, pues lo uno sin lo otro no tienen sentido.