Opinión Online

¿Cómo gestionar el legado de su empresa familiar?

Escribir la historia familiar y la manera en que nació, se desarrolló y fortaleció su negocio, incluyendo los aciertos pero también los errores, es el legado más poderoso que usted le puede dejar a las siguientes generaciones.

Invitado
7 de octubre de 2015

Quiero iniciar esta columna con el verdadero significado de legado. Por definición, el legado son aquellos bienes o enseñanzas que se dejan o transmiten de padres a hijos, de generación en generación. Usualmente la  definición se centra más en el tema patrimonial, sin embargo, va mucho más allá. Cualquier persona, además del patrimonio, puede dejar a las siguientes generaciones un conocimiento, unos valores, una reputación, una historia, lo que muchos autores conocedores del tema han denominado como capital socioemocional (Gómez-Mejía). Ese legado no sólo es el capital más importante que tiene un empresario sino la sociedad en general.

Deseo compartirles un par de historias que demuestran por qué es más importante dejar como legado un capital socioemocional que un capital económico, sin duda los fundadores de empresa son casi siempre personas excepcionales. La semana anterior estuve en Medellín con el Dr. Iván Jimenez, fundador Instituto Neurológico de Colombia. Yo no lo conocía, tenía una referencia por su hija, incluso le había solicitado a ella si podían visitarme porque mi agenda estaba muy ajustada. Cuando lo vi en silla de ruedas, me sorprendí bastante, así que lo primero que hice fue brindarle mis disculpas por haberle solicitado ir a mi oficina y con mucha amabilidad me contestó: “Gonzalo no hay problema, mi objetivo me hace estar donde debo estar”.

Cuando empezamos a hablar de cómo había nacido el instituto, expresó que en su momento había sentido ese dolor, esa especie de rabia que sienten los emprendedores cuando saben que la sociedad necesita algo y nadie se lo proporciona, su preocupación era ver que miles de pacientes de bajos recursos con enfermedades neurológicas, no tenían forma de ser atendidos porque los especialistas y tratamientos para enfermedades como la epilepsia, eran muy costosos.

Me contó el tiempo dedicado a su labor, prácticamente la vida entera, su empeño por sacar adelante la fundación, cuando sus propios colegas le decían que era imposible trabajar con tan pocos recursos, los inconvenientes más grandes y los errores cometidos en el proceso. Sin duda, cuando uno escucha la cantidad de eventos alrededor de la historia de un fundador, su dedicación, empeño, la forma como sorteó las adversidades, quedan lecciones muy poderosas que uno debería aprender, además para evitar que los errores cometidos se repitan, lo cual es muy usual porque no nos gusta aceptarlos, como si no fuera humano cometerlos. La Fundación empezó laborando en una casa con muy pocos empleados, hoy es una organización que cumple una gran función social y cuenta con alrededor de 500 profesionales de gran reconocimiento.
 
Sin duda, la historia de una familia se convierte en el principal medio de enseñanza para las siguientes generaciones. Para un nieto ver el ejemplo de un abuelo que sacó adelante a su familia, creó un negocio, superó obstáculos, con coraje y fortaleza, es una lección que no tiene precio. Mi recomendación para todos los empresarios, pequeños, medianos o grandes, es escribir su historia y hacerlo desde que inician su emprendimiento, o están en el proceso, no dejarlo para cuando ya estén muy mayores y la memoria empiece a fallar, porque corremos el riesgo de dejar por fuera eventos fundamentales de la historia de una familia. Guarden fotografías, documentos, hagan memoria tanto de los grandes aciertos, como de todos los errores, uno vino a este mundo a dejar huella. El fundador imprime su sello, imprime la ejecución de los valores, muchos empresarios sólo cuentan las cosas buenas y muy a mi pesar no escriben lo malo y es con las equivocaciones que podemos contribuir a decirles a las siguientes generaciones no hagan esto.

Hace algunos años conocí una familia empresaria que me generó un gran impacto y por eso comparto su caso.  Desde nuestra primera reunión, noté que había gran armonía en el núcleo familiar, la esposa con mucho orgullo  me presentó a sus siete hijos, tuve la sensación de que algunos de ellos no eran sus hijos. En efecto, sólo cuatro eran de ella y los otros tres eran de su esposo. Habían nacido producto de otras relaciones extramatrimoniales.

Mi sorpresa fue mayúscula cuando el fundador me contó que él le escribió una carta a su esposa pidiéndole perdón por su infidelidad, explicándole uno a uno los motivos que lo habían llevado a esa situación y luego hizo lo mismo con cada uno de sus hijos. El encaró el problema mostrando su arrepentimiento sincero, lo puso encima de la mesa. Con esa actitud la esposa no tuvo inconveniente en educarlos como a sus propios hijos y entre los hermanos siempre ha habido un respeto profundo. En esta familia empresaria todos los hijos tienen la misma participación accionaria.

Señor empresario: la historia de su familia es más importante que el dinero, porque con ella las siguientes generaciones aprenderán a ser mejores personas. Si usted escribe su historia, busque que las personas no lo juzguen sino que lo entiendan, todos nos equivocamos, pero las personas por nuestra misma naturaleza tendemos a juzgar implacablemente, a quienes hacen cabeza. Usted como fundadora o fundador de empresa puede evitar que lo juzguen y por el contrario lograr que lo valoren por sus aciertos, pero también por la humildad de reconocer sus desaciertos. El solo hecho de hacerlo es un acto de dignidad humana que lo hace una persona reflexiva y prudente, tema esencial para las siguientes generaciones.