OPINIÓN ONLINE

No solo de impuestos vive el Estado

El Estado debe evidenciar que no puede vivir únicamente de la subida de impuestos porque hogares y empresarios tienen límites en su capacidad de tributación.

Daniel Salazar Castellanos
10 de junio de 2016

La necesidad de corregir el déficit del Gobierno nacional para reemplazar los ingresos que la nación ha dejado de recibir por cuenta de la disminución de los ingresos provenientes del sector petrolero ha planteado la urgencia de hacer una nueva reforma tributaria que desde hace tiempo se ha aspirado sea de una vez por todas estructural.

Estructural significa que resuelva los problemas relacionados a la recaudación, que sea progresiva, que elimine los mecanismos de elusión y evasión, que meta en cintura a las sociedades sin ánimo de lucro que en realidad hacen actividades por las cuales deberían pagar impuestos, que disminuya los impuestos a la nómina y que sea un mecanismo de redistribución ayudando a cerrar la amplia brecha de distribución del ingreso que existe en Colombia.

Hacer una reforma tributaria verdaderamente estructural es un reto colosal para cualquier Gobierno porque requiere contar con mayorías amplias en el Congreso para garantizar su trámite y además tener suficiente tiempo para implementarla durante los años de mandato. El actual Gobierno no ha podido tramitar ese anhelo de reforma estructural porque en el negociado político ha tenido que escoger entre priorizar la agenda legislativa con relación a los diálogos de paz, o priorizarla para los asuntos económicos, que ante la paz quedan en segundo plano. Además, la caída de precios del petróleo lo sorprendió igual que al resto del mercado.       

Como no se podrá tramitar una reforma estructural puesto que la agenda en el Congreso está comprometida, la estrategia para aumentar los ingresos se ha enfocado en buscar la forma de aumentar los impuestos subiendo el IVA y extendiéndolo a la canasta familiar, la grabación de las rentas del trabajo, mantener el 4 x 1.000 y grabar aún más los combustibles. Esos impuestos gravan es al ciudadano del común porque gravan su trabajo o gravan su consumo, eso al final disminuye el ingreso disponible de los hogares afectando el comercio y la industria por vía de menor consumo.

Mientras ya se conoce esto, todavía no se sabe nada de las estrategias para disminuir la evasión del IVA que según la propia DIAN es de $12 billones anuales, es decir 4 veces lo que se piensa recaudar de más por su aumento. Tampoco sobre cuánto será recaudado por los activos que han sido ocultados en otras jurisdicciones y que también la DIAN calcula son US$20.000 millones algo así como $60 billones. Y cuánto se puede empezar a recaudar desde las sociedades sin ánimo de lucro que en realidad realizan actividades por las que deben pagar impuestos normales. Desde solo esas fuentes se pueden recaudar más de $8 billones anuales de manera permanente.

En esta reforma tributaria que se avecina, tal como ha sido planteada por la comisión de expertos, los que van a financiar al erario son las personas naturales porque el incremento de impuesto está enfocado en el consumo y las rentas del trabajo, lo anterior tiene su explicación en que la reforma tributaria del 2014 gravó las inversiones y el patrimonio de las empresas perjudicando la inversión, entonces al Gobierno le cuesta volverle a decir a los empresarios que necesita más dinero de ellos para financiar el gasto y el ritmo de crecimiento económico a través de la inversión pública.

La conclusión final es que esas reformas hechas a retazos están perjudicando al país en general, a las personas naturales porque gravan su consumo y rentas del trabajo y a los empresarios porque gravan la inversión y la acumulación de stocks de capital que son necesarios para las empresas. Al final la damnificada es la economía en general que se afecta en dos componentes de su ecuación que son el consumo de los hogares y la inversión privada.

El Estado se debe dar cuenta que no puede vivir únicamente de la subida de los impuestos porque hogares y empresarios tienen un límite en su capacidad de tributación, que la solución está en reducir los niveles de evasión, en contener el gasto que no es de inversión, y que puede buscar más dinero en los que no pagan o pagan por debajo de lo que deberían, o esconden el dinero en otras jurisdicciones.