OPINIÓN ONLINE

“No queremos más cursitos, queremos plata”

Tener un montón de recursos no garantiza el éxito de un equipo emprendedor, muchas veces tener demasiados recursos les juega en contra, los hace susceptibles a no querer innovar y a estar “demasiado cómodos” lo que muchas veces les lleva indefectiblemente al fracaso.

Pedro Colmenares
18 de febrero de 2017

Hace un par de días leí en las redes sociales de alguno de los emprendedores con los que estoy conectado, la frase siguiente “no queremos más cursistos, queremos plata”. El sentimiento es algo que comparto y sobre el cual ya escribí en este espacio en una columna titulada “más emprendedores y menos promotores”, allí comentó el fenómeno que veo no solo en Colombia, sino también en otros países de la región, donde se puede hacer carrera de “hablar de emprendimiento”.

Hoy quiero expandir un poco lo que implica la frase que compartió este emprendedor, pues la cosa no es negra ni blanca...tiene sus matices.

Tener un montón de recursos no garantiza el éxito de un equipo emprendedor, de hecho si he de apegarme a las estadísticas que conozco, muchas veces tener demasiados recursos les juega en contra, los hace susceptibles a no querer innovar y a estar “demasiado cómodos” lo que muchas veces les lleva indefectiblemente al fracaso.

En todos los diagnósticos que se han hecho de procesos de articulación para emprendedores, uno de los factores críticos que siempre aparece es la falta de conocimiento en cuestiones varias inherentes al proceso de emprender.

Recomendado: Los nuevos “chamanes”

Debemos tener claro que todos estos esquemas de apoyo y acompañamiento al emprendedor tienen su génesis en el deseo de aumentar la tasa de éxito de quienes emprenden. En mi experiencia de cada 10 emprendimientos, 7 se quiebran, dos son buenos y uno es el “hit” que sostiene todo el asunto.

Los fondos de inversión buscaron mecanismos para mejorar estos números y encontraron que juntar expertos y a los mismos emprendedores, usando procesos que les ayudaran a ver con más claridad el problema que solucionan, a quien se lo están solucionando y de qué forma generan valor en el proceso, eran excelentes catalizadores para mejorar el ejercicio.

El asunto se distorcionó cuando aparecieron en el ecosistema un cúmulo de entidades que cobran por los talleres y cuyo indicador es cuánta gente fue a ellos y no cuántos de ellos emprendieron con éxito; sus talleres se convirtieron además en excelentes formas de hacer BTL para venderles a los emprendedores productos y servicios... sin recordar que justo lo que ellos buscan es crearlos.

A mis amigos emprendedores les recomiendo buscar instituciones serias que los conecten y les generen valores de verdad, les recomiendo analizar con calma qué mentores los pueden ayudar, que huyan de aquel guía a emprendedores sin haber emprendido.

El ecosistema de innovación y emprendimiento se alimenta de empresas nuevas, que creen valor con sus productos y servicios, de cómo estas empresas crecen y son compradas y de cómo los emprendedores maduran y se convierten en ángeles inversionistas; los “promotores de emprendimiento” son necesarios pero no cruciales, es importante que haya personas hablando del tema, pero es más importante que haya más personas “siendo el tema ellas mismas”.

Así que mi respuesta a la frase de mi contacto podría ser “les damos plata, solo si se preparan bien”... creo que así quedo tranquilo.

Puede interesarle: Vender una idea en la época de la “postverdad”