RAÚL ÁVILA FORERO

Multinacionales y su poder orbital

El fomento del emprendimiento a escala global amplia la variedad de oferta de un producto o servicio. Esto en materia socioeconómica resulta muy favorable si las empresas logran adaptarse a su sector; sin embargo, a nivel mundial se han consolidado empresas de alto reconocimiento que perjudican el estímulo de la competencia por su fuerte tendencia a la concentración, y se centran en adquirir una mayor cuota de demanda en el mercado y, con ello, gigantescas rentabilidades.

Raúl Ávila Forero
18 de diciembre de 2017

El juego de poderes ya no es un tema exclusivo de los países. Con la globalización, los nuevos actores vienen siendo las grandes compañías multinacionales y su incomparable concentración de poder alrededor del mundo. Por ende, el mundo empresarial es el que está generando un nuevo orden al obtener ganancias superiores a los de muchas naciones.

En paralelo, existen otra clase de indicadores en donde empresas como Wallmart que tiene la cantidad de empleados similar a de la población de Eslovenia, McDonalds que tiene más de 36.000 tiendas en más de 100 países, o Facebook que mantiene más de 1.000 millones de usuarios suscritos a la red social, que, a mirar a escala global, se evidencian como referentes de tamaños globales. Todo esto es reflejo del inmenso poder de mercado que estas firmas tienen en muchos países a nivel mundial, en donde han sabido aprovechar las características de sus respectivos segmentos de mercado.

Las mayores empresas del mundo son las que aprovechan en una mayor cuantía todas las ventajas que les ofrece las cadenas de valor. Así, y por su naturaleza globalizada, se considera que algunos Estados, necesitados de mayores ingresos, están dispuestos a terminar con un sinfín de beneficios fiscales, para que todas estas empresas aprovechen para promover su expansión entre continentes. Por ejemplo, con la elección del último mandatario norteamericano, esta posición ha salido a flote en aras de un mayor proteccionismo.

Sin lugar a duda, pueden existir comparaciones de empresas con Estados Unidos o China que les haría perder poderío. Pero se ha considerado que con el resto de naciones las economías quedan representadas como frágiles y de corto alcance. El hecho es que las grandes potencias mundiales se han ganado ese lugar, particularmente, por el desarrollo empresarial tan fuerte que tienen, y el poder de recordación y de expansión que estas ejercen en el resto del mundo. Son países exportadores de talento innato.

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Así, en Estados Unidos la marca más valiosa del país (y a nivel mundial) es Google. A esta compañía, le siguen otras de relevancia del continente asiático como Samsung en Corea del Sur, el banco ICBC en China y Toyota en Japón. Posteriormente, vienen varias empresas regadas a lo largo y ancho del mundo como BMW en Alemania, Ikea en Suecia, Nestlé en Suiza y Banco Santander en España.

Al respecto, se ha evidenciado que muchos gerentes de estas grandes corporaciones, tienen inclinaciones por la defensa de los monopolios y amplias críticas hacia los mercados competitivos. Por ejemplo, Peter Thiel, cofundador del sistema de pagos electrónicos Pay-Pal afirma que la competencia es para perdedores. Es decir, para todos aquellos cuyo poder de mercado es gigantescamente limitado.

Los beneficios que por ahora mantiene Estados Unidos no son gratuitos. En esto, las grandes corporaciones se han convertido en titanes que constantemente se disputan los primeros puestos dentro de las valorizaciones bursátiles. Google, Apple, Microsoft, Amazon y Facebook son todas las empresas de tecnología más valiosas del mundo, que han llevado a que Estados Unidos ejerza el poder económico que hoy mantiene.

Sus modelos de concentración los ha llevado, incluso, a la compra de muchas start-ups que intentaron alguna vez hacerles sombra. Por lo general, el uso de modelos de adquisiciones los lleva a conservar su poder de mercado, y ganar una mayor participación dentro del segmento en que se desenvuelven, a costa de los esfuerzos por los pequeños emprendimientos. A esto algunos le llaman reinvención del negocio, pero otros lo toman como ataques al ejercicio de una sana competencia.

De hecho, el valor combinado de las 100 mayores corporaciones cotizadas ronda los USD$ 15,6 billones y se aproxima mucho a los USD$17,7 billones que representan a la gran economía estadounidense. De estas 100, el 54% corresponde a empresas norteamericanas, el 11% son chinas, el 7% son británicas, el 5% francesas y el 4% japonesas.

Hoy día, la concentración de poder se da más que todo en el sector tecnológico y es un aspecto que se concibe a nivel mundial. Estados Unidos acapara el 50% del dinero gastado en comercio electrónico en todo el mundo, gracias al liderazgo que ejercen empresas de prestigio como Google, que concentra el 88% de la cuota del mercado de publicidad online, y Amazon que tiene el 70% de la cuota del mercado en libros electrónicos. Algunos privilegios que brinda establecerse en una potencia mundial y ganar una recordación en el cliente por las facilidades que brinda el país para hacer este tipo de negocios.

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Como ya se mencionó, el desempeño de una economía tiene estrecha relación con el desarrollo de su empresariado. Incluso, muchas veces el sector privado adquiere el suficiente poder como para influenciar decisiones políticas. Llegar a prescindir de dominantes empresariales tan grandes, ricos, potentes y arraigados a muchos mercados es algo que no se concibe fácilmente; sólo una legislación justa puede combatir toda práctica que perjudique una sana competencia. El objetivo es disminuir barreras a la entrada, dinamizar las economías y restar ese exclusivo poder competitivo que se atribuyen unas pocas empresas en el mundo.