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Mercado laboral: termómetro de la economía

Aunque todavía no hay un marcado deterioro del mercado laboral, hay señales tempranas que comienzan a dar indicios que deben tenerse en cuenta para tomar decisiones de política económica. Esto puede ocasionar problemas significativos sobre el resto de la economía que no vemos desde la recesión de finales de los 90.

Germán Verdugo
6 de abril de 2016

La semana pasada el Dane reveló diversos indicadores que dan cuenta del desempeño de uno de los mercados más relevantes para cualquier economía: el mercado laboral. Desafortunadamente los analistas financieros en Colombia poca trascendencia le dan a este tipo de indicadores concentrándose en asuntos como la inflación, la devaluación, la balanza de pagos, el déficit fiscal, la tasa de interés o el mercado accionario.

Sin embargo, un excelente termómetro de la economía real es el desempeño del mercado laboral pues finalmente permite entender aspectos tan relevantes para el futuro de la economía como: en qué sectores se está generando el empleo; la calidad del empleo y, por ende, el nivel y la sostenibilidad de ingresos de los empleados; la pertinencia de la educación y entrenamiento recibida por la población para atender la demanda de trabajadores; la factibilidad de desarrollar nuevos sectores; las características de formación de los salarios; etc.

Este breve análisis indica que, con datos a febrero de 2016, de los 37,6 millones de colombianos en edad de trabajar (PET) hay un 64,4%, es decir 24,2 millones de personas que hacen parte de la población económicamente activa (PEA). Este indicador conocido como la Tasa Global de Participación (TGP) regresó al nivel más alto para febrero observado desde 2012, aunque se mantiene relativamente estable frente al promedio de los últimos tres años.

Vale recordar que un incremento de la TGP indica que personas que se encontraban como población Inactiva deciden ingresar al mercado laboral, aumentando la oferta de trabajo. Esta situación exige que el mercado genere las condiciones para absorberlos, de lo contrario, la tasa de desempleo repuntará.

Entre tanto, la tasa de desempleo que mide la relación entre el número de personas que están desocupados y a la vez buscando emplearse, frente a la PEA, ha mostrado algunas señales de alerta. En enero la tasa nacional de desempleo se ubicó en 11,9% siendo el mayor registro para este mes en tres años y superando ampliamente el nivel observado en enero de 2015 (10,8%), aunque el dato de febrero de 2016 mostró algo de alivio al ubicarse en 10,0%, similar al registro del mismo mes en 2015 (9,9%).

Lo anterior significa que a febrero de los 24,2 millones de colombianos que buscaron emplearse o se encontraban ocupados (Población Económicamente Activa), 2,4 millones (10%) no lograron acceder a un empleo. Este resultado se dio a pesar de una demanda laboral que permitió crear 498 mil puestos de trabajo (+2,34%) entre febrero de 2015 y febrero de 2016, hecho que responde esencialmente a que la PEA creció más rápido que la PET (2,50% vs. 1,38%) con lo cual el aumento de la demanda laboral que fue insuficiente para compensar el mayor incremento de la oferta.

Por otra parte, el Dane también realiza la medición mensual de la situación del mercado laboral en las trece principales ciudades y áreas metropolitanas del país que representan cerca del 45% de la población nacional. Allí se observó que en febrero de este año, la Tasa Global de participación se ubicó en 68,4%, siendo un máximo histórico desde la nueva medición de cifras laborales (2001). Esto significa que en las áreas urbanas el crecimiento de la PEA (3,08%) dobló el crecimiento de la PET en el último año, siendo una alerta más importante que para el total nacional.

El crecimiento de 2,67% de la demanda laboral, equivalente a una creación de 280 mil empleos entre febrero de 2015 y febrero de 2016, muestra un mercado laboral sano pero insuficiente para suplir no solo la necesidad de nuevos puestos de trabajo. Como lo indica la tasa global de participación la insuficiencia de ingresos de los trabajadores se ve reflejada en el mayor crecimiento de la oferta laboral a partir del ingreso de población inactiva (estudiantes, amas de casa, pensionados o rentistas de capital) al mercado laboral.

La inflación, las mayores tasas de interés y los mayores impuestos restringen el ingreso disponible de los hogares que, en consecuencia, pueden percibir una insuficiencia de ingresos para mantener su nivel de vida. Por tanto, aunque el todavía no es evidente un marcado deterioro del mercado laboral, hay señales tempranas que comienzan a dar indicios que deben tenerse en cuenta para tomar decisiones de política económica. Un deterioro importante del mercado laboral puede ocasionar problemas significativos sobre el resto de la economía que no vemos desde la recesión de finales de los noventa.

Vale recordar que con datos del mas reciente Reporte de Estabilidad Financiera del Banco de la República (Sep-2015), la carga financiera de los hogares, definida como la proporción entre el pago por intereses y abono a capital de la deuda sobre el ingreso disponible, ha continuado creciendo y se ubica en 9,5%, cerca del máximo histórico observado previamente a la crisis de 1998. De hecho, buena parte de la carga está representada en créditos de consumo, de los cuales el segmento más dinámico de los últimos años ha sido el de libranzas, directamente relacionado con el ingreso laboral.