Opinión on line

Mala nota en relaciones internacionales

A menos de un año de la finalización del gobierno Santos, el país se encuentra enfrentado a múltiples desafíos en política internacional.

26 de agosto de 2013

Al parecer, la buena evaluación que se había logrado en temas relacionados con política exterior, al inicio de su gestión, se ha visto deteriorada por temas sensibles en la agenda nacional e internacional.

Seguramente quedarán asuntos inconclusos en el corto año que le queda al gobierno y que abren un debate sobre el interés nacional y la solución a los múltiples problemas, y que permite realizar una proyección de lo que será el debate electoral y la intención del Presidente de reelegirse.

El tema más sensible y que ha despertado la opinión de muchos sectores, es el fallo de la Haya, sobre el litigio entre Nicaragua y Colombia, en el caso de San Andrés y Providencia.

La experiencia ratifica la falta de presencia y comunicación de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores y la Cancillería, y la ausencia de control político de los miembros del Congreso, en especial, de la Comisión de Relaciones Internacionales, Seguridad y Defensa. Los últimos acontecimientos, demuestran la falta absoluta de seguimiento por parte del legislativo en su labor de control político.

Desde el momento de la notificación del fallo, en Colombia, los pronunciamientos de los que tienen a su cargo la política exterior, no fueron más allá de cortas declaraciones en los medios de comunicación, hecho que se convirtió en un obstáculo para el buen desarrollo de las relaciones con la sociedad, además de generar gran desconocimiento por el hecho presentado y por lo que debe hacer el país en defensa de la soberanía.

Ahora, lo que viene para las relaciones internacionales a este respecto, son las pretensiones que tiene Nicaragua frente a este tema y que han dejado de ser simples suposiciones y se convirtieron en contundentes declaraciones: La firma de un acuerdo de concesión, por parte del gobierno de Ortega, para la exploración de petróleo y gas en aguas marinas, recientemente entregadas por la Corte Internacional de la Haya y la iniciativa de Nicaragua de realizar o no un canal interoceánico.

Estos hechos plantean la necesidad de Colombia por desarrollar políticas de estado para las Relaciones Internacionales del país que, entre muchos otros aspectos, definan la presencia y credibilidad frente a los estados con quienes comparte fronteras, el refuerzo a la soberanía en zonas limítrofes y la cooperación, que está en mora de pedir el gobierno, de sus aliados estratégicos.

Relaciones con Venezuela

Este es un tema álgido, no sólo por temas de comercio y sino por hecho de compartir una frontera extensa, que durante muchos años se ha prestado como un paraíso para la delincuencia.

Al parecer, a lo que actualmente se enfrenta Colombia en las relaciones bilaterales con el país vecino, es únicamente a la firma de nuevos acuerdos en temas de cooperación técnica, combate al contrabando con instrumentos de inteligencia y aumento de las relaciones comerciales y no a una relación que deje de ser de apaciguamiento por los momentos complejos, sino que en realidad se profundice en las relaciones binacionales.

El Gobierno venezolano, por su parte, sostiene estar comprometido a profundizar en la cooperación con Colombia, pero la realidad es que tiene un interés oculto en el proceso de paz.

Ahora, Santos y su gabinete, especialmente la Cancilleria, tiene que fortalecer las relaciones con el país vecino fomentando políticas de estado. Dejar de ser tan permisivo no significa ser "un país guerrerista" y por el contrario, Cololmbia debe asumir una posición diferente y fuerte con Venezuela.

Pero estas relaciones también atienden temas políticos. Con esto se hace referencia a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), que en los últimos días parece haberse convertido, para los países miembro, en algo por desear de lo que puede ser una unión regional, y no queda claro si existen intereses comunes que puedan identificar a los estados de la región y miembros de la organización.

Es importante recalcar que en la reunión de urgencia de UNASUR en el mes de abril, que se realizó en Perú, el Presidente de Colombia estuvo presente.

En ese acuerdo de presidentes, ¿los mandatarios de los países miembro, harán una verificación del acuerdo?

Si los presidentes miembro recurren a la elaboración de acuerdos, deben cumplirse. Esto ayudaría a reducir las tensiones que actualmente existen en temas de política regional y hemisférica, y permitiría a Colombia, tener cierto protagonismo en la región. Protagonismo positivo y propositivo.

En cuanto a la opción de ir desnarcotizando la agenda internacional de Colombia, podríamos pensar que el fortalecimiento de la agenda bilateral con países como Estados Unidos, sufrirá cambios importantes y sustanciales hacia un futuro inmediato, en temas como la Seguridad, y se profundizará en lo Comercial, con un esfuerzo en materia de desarrollo científico y tecnológico.

Ahora, lo que esperaría Colombia con el inicio de esas nuevas relaciones, es que se comuniquen los cambios que se han de realizar en estos temas, y que la cancillería informe al público en general, cuáles serán, de ahora en adelante, los intereses con nuestro socio comercial más importante. La profundización de las relaciones comerciales, también tendrá un valor agregado y se verá reflejada en un resultado positivo en cifras del TLC, Estados Unidos – Colombia, que por el momento no ha sido satisfactorio para todos los grupos comerciales del país.

El tema de la paz es un tema de política interna al que claramente este gobierno ha querido dar un valor en lo internacional. Entonces, sería importante que le comenten a la opinión pública en general en qué van las conversaciones y cuáles serán los compromisos de las FARC.

También se torna muy importante, saber qué labor están cumpliendo los países observadores o verificadores del proceso. Por ejemplo, la labor de Venezuela, de Suecia y Chile en las gestiones propias de lo que lleva a la pacificación de un conflicto permanente en Colombia.

Por último, es necesario preguntarse si en Colombia, que en estos momentos atraviesa por una negociación del conflicto, y se está preparando para un proceso de justicia, paz y reconciliación, es pertinente limitar la acción y la permanencia de la Oficina del Alto Comisionado para los derechos humanos de las Naciones Unidas en Colombia.

¿Está Colombia preparada para garantizar que los grupos terroristas como las FARC, se comprometan a nivel nacional e internacional a contar la verdad, someterse al proceso de justicia y entrar a la reconciliación?