CAMILO DÍAZ

Los siguientes tres debates

El país pronto tendrá que enfrentar tres importantes debates en materia económica y fiscal; la reforma pensional, el petróleo y su sustitución en la balanza comercial, y la regla fiscal.

Camilo Díaz, Camilo Díaz
24 de junio de 2017

A medida que avanza el año y la economía continúa en desaceleración, empiezan a salir a la luz varias preguntas importantes que el país necesita hacerse y responder, para garantizar el crecimiento a largo plazo de la economía y la estabilidad de las finanzas públicas. Son tres los factores que vienen generando incógnitas por su efecto en el desempeño de la economía, su aporte al fisco, e impacto sobre las finanzas públicas.    

En primer lugar, está la reforma pensional. Actualmente el pasivo pensional por el que responde la nación alcanza los $38 billones equivalentes al 4,4% del PIB, fruto de los derechos pensionales del régimen de prima media. No obstante, mientras que los fondos de pensiones privados están administrando, $199 billones en pensiones voluntarias – según cifras de Asofondos – la mayoría de quienes se están jubilando bajo el régimen de ahorro individual, no han alcanzado a ahorrar y a recibir los rendimientos suficientes para tener ingresos de retiro similares a sus ingresos como trabajadores. Esa situación plantea una enorme pregunta para los afiliados, sobre la efectividad de pertenecer al régimen de ahorro individual, si la incertidumbre asociada a los ingresos en la edad de retiro no es resuelta por ese sistema pensional.

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La situación es más aguda para los trabajadores de bajos ingresos que durante su vida laboral no alcanzan a ahorrar lo suficiente para obtener una pensión cercana al salario mínimo, lo que deteriora enormemente la calidad de vida de esos hogares, al final terminan continuando en el mercado laborar – formal o informal – o acudiendo a la asistencia estatal para mantener un nivel de vida mínimo, en últimas el Estado termina asumiendo ese costo o con cargo al pasivo pensional, o a los presupuestos de asistencia social, al final, la cuenta del gasto es la que aumenta poniendo un lastre a las finanzas públicas.

El otro debate es el petróleo, aunque Colombia tiene reservas probadas para escasos cinco años, el petróleo es el principal producto de exportación del país, las exportaciones de crudo de acuerdo a datos del Dane representan el 26% de las ventas externas totales, convirtiéndolo en la principal fuente de divisas de la economía y financiador de la cuenta corriente, es obvio decir que también responde por la mitad de la balanza comercial. La pregunta es ¿Qué va hacer Colombia para reemplazar el petróleo en la balanza comercial, y el aporte que este hace al financiamiento de la cuenta corriente? eso contando que el Gobierno al menos no incluyo en el Marco Fiscal de Mediano Plazo ingresos provenientes de la renta petrolera.

En la respuesta hay que tener en cuenta varios elementos. El desarrollo comercial de un campo una vez descubierto el hidrocarburo tarda entre 2 y 4 años en promedio; la producción nacional continúa contrayéndose y en mayo fue de 854.000 bpd, un 17% abajo del techo de producción y la meta de mantener la producción arriba del millón de barriles; la inversión que llega al sector cayó dramáticamente a partir de 2015 y no se ha recuperado, basta decir que la inversión en producción cayó 70% durante el 2016. Por último, los precios se han mantenido por debajo de US$55 el barril para el Brent, pero han empezado a debilitarse y esta semana se situaron en US$45, y podrían caer más como efecto de la mayor oferta de Nigeria y Libia, y la abundancia de inventarios de refinados.

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Por último, el Gobierno tendrá que revisar la continuidad de la regla fiscal bajo una coyuntura de desaceleración como la actual, donde el propio Ministerio de Hacienda espera un crecimiento del 2,3% anual, sin embargo, varios analistas han manifestado que existen riesgos, y consideran que como van las cosas la expansión este año será de solo 1%, puesto que el sector externo sigue representando un riesgo. Sería muy apropiado relajar o suspender la regla fiscal, en momentos donde mayor inversión del Estado ayudaría a impulsar la economía para llevarla a crecer cerca de su potencial del 3%.

Las dos versiones, del PIPE y el programa Colombia Repunta aunque han contribuido, no han tenido la suficiente tracción para mantener el ritmo de crecimiento, y han anclado sus esperanzas en la construcción, pero la realidad es que ese sector también se ha desacelerado, por lo que pronto se hará necesario gasto e inversión desde el estado para evitar un mayor freno en la economía.

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