CAMILO DÍAZ

Los retos del mercado laboral colombiano

Los principales retos del mercado laboral local son disminuir la informalidad, y lograr que la tasa de desempleo se mantenga por debajo de dos dígitos de manera permanente.

Camilo Díaz, Camilo Díaz
23 de marzo de 2019

El mercado laboral local, aunque ha mejorado durante los últimos años reduciendo la tasa de desempleo desde el 14% de mediados de la década pasada, todavía mantiene una estructura marcada por la elevada informalidad cercana al 50% y constantes idas y vueltas entre tasas de un solo dígito, y tasas preocupantes de dos dígitos como vimos en enero cuando el desempleo alcanzó 12,8%. Que el desempleo presente esa constante volatilidad muestra que el mercado laboral está afectado por una enorme inestabilidad, elevada rotación de los trabajadores, y por un factor estructural que impide la creación de puestos de trabajo permanentes dentro de la formalidad.

Las consecuencias económicas de mantener tasas de desempleo elevadas combinadas con precariedad laboral, como las condiciones de los trabajadores informales y por contrato, están ligadas al campo fiscal y al crecimiento de la demanda agregada. En el campo fiscal, las bajas tasas de empleo formal (con prestaciones sociales) terminan presionando las arcas públicas puesto que el Estado acaba destinando mayores montos para el pago de pensiones, más transferencias al sistema de salud que deja de recibir recursos de los desempleados pero debe atenderlos, y aumentando subsidios para compensar los ingresos de quienes no tienen una mesada de jubilación.

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Frente a la demanda agregada, altas tasas de desempleo e informalidad afectan el crecimiento de la economía por el lado del consumo de los hogares, dado que estos compran bienes e invierten en vivienda y educación, en la medida que tienen ingresos disponibles para afrontar esos gastos continuos por periodos prolongados. Los hogares han compensado la ausencia de ingresos provenientes del empleo formal que es estable, por ingresos de deuda financiera e ingresos transitorios provistos desde la informalidad. Ahora los hogares se encuentran altamente endeudados y destinan cerca del 40% de su ingreso para atender el pago de obligaciones financieras, dejando escaso margen para el ahorro y la inversión.

Crear trabajos formales es una necesidad para que la economía crezca a tasas superiores al 3,5% y regrese por lo menos a variaciones anuales del 4,5%, y se disminuya la presión en las finanzas públicas, también para evitar un colapso pensional en el futuro. Si la población económicamente activa de hoy no logra ahorrar lo suficiente para acceder a pensión en su etapa de retiro, invariablemente el Estado afrontará enormes presiones vía reclamaciones sociales que terminaran en subsidios. El problema es que todo gasto permanente del Estado requiere un ingreso permanente para financiarlo, y si no lo tiene incurre en déficit.

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Los datos revelados por el Dane el pasado 28 de febrero son la radiografía periódica de que el mercado laboral, es otro desempleado dentro de la económica. La informalidad se ubica en el 48%, es decir que uno de cada dos ocupados tiene un trabajo informal; en varias capitales como Cúcuta, Armenia, Santa Marta, Villavicencio y Pasto la informalidad se acerca al 60% mostrando que es el triángulo Bogotá, Medellín, Cali donde se concentran las oportunidades laborales. El desempleo en las mujeres es mayor al de los hombres con 16,9% frente a 9,8%, y en los jóvenes alcanza el 18,1% una cifra realmente preocupante si se piensa en términos de productividad y cotización a pensión.

Crear los puestos de trabajo formales para que esa radiografía periódica cambie requiere de la coordinación de la política fiscal y monetaria, para que el objetivo no sea únicamente el control de los precios, sino también el crecimiento económico y la estabilización de mercado laboral. También es necesario la implementación de una política industrial decidida que busque la expansión del sector manufacturero y de servicios, con lo cual se logra mayor demanda por trabajadores, y como no, una estrategia de incremento de exportaciones no tradicionales a los mercados con los que ya tenemos acuerdos comerciales y no estamos vendiendo, en ese punto es clave iniciar rondas de ventas desde el Ministerio de Comercio y solucionar los cuellos de botella de laboratorios de certificación fitosanitaria y de calidad.

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