OPINIÓN ONLINE

Los refugiados y desplazados son responsabilidad de todos

La migración forzosa es una tragedia de la humanidad y una consecuencia del desamparo del desarrollo económico, social y político. Huir y querer preservar la vida no es un lujo, ni solamente un instinto.

Maria Alejandra Gonzalez-Perez
5 de junio de 2016

Aunque bien podemos afirmar que la historia y la pre-historia de la humanidad son la historia de las migraciones. Consideramos el proceso de pasar de ser nómada a ser sedentario como una de las etapas más importantes de la evolución humana; según describen los libros sagrados de las religiones abrahamánicas, el génesis de la civilización es un entramado de destierros, desterrados, opresores, promesas de liberación y retorno a tierras prometidas.

Las migraciones pueden ser de varios tipos: voluntarias o forzadas; internas o internacionales; temporales o permanente; y por diferentes motivos: persecución, económicos, profesionales, afectivas, familiares, presiones climáticas, etc. En los últimos 80 años hemos sido testigos de colosales migraciones forzadas de población humana debidas a conflictos armados llegando a una cifra record en la actualidad de 59,5 millones de desplazados forzados, de los cuales 20 millones están fuera de sus países. De acuerdo a las cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el 51% de los desplazados en el mundo son menores de 18 años, y calcula esta organización que diariamente 42.500 personas son forzadas a ser desplazadas.

En las pasadas décadas, la humanidad ha sido testigo de los movimientos poblacionales forzados más grandes de la historia como lo son: la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) con cerca de 15 millones de personas, la partición del Imperio Indio Británico que dio origen a Pakistán, Bangladesh y la República de la India (1947) con 14 millones de personas; la guerra en Bangladesh (1971) con 10 millones de desplazados; la guerra en Siria (desde el 2011) 4,2 millones de migrantes; las guerras en Afganistán (desde 1978) con 3,5 millones; la guerra en Iraq (2003-2011) 2.1 millones de seres humanos que dejaron su tierra; y el conflicto armado en Colombia más de 6 millones de desplazados internos. Siendo actualmente los países que han dado refugio a más personas extranjeras son: Turquía (1’590.000 personas), Pakistán (1’510.000), Líbano (1,150.000); República Islámica de Irán (982.000); Etiopia (659.500), y Jordania (654.1000 personas).

De acuerdo a la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de las Naciones Unidas, adoptada el 28 de Julio de 1951, se establece que un refugiado (una categoría puntual de los migrantes) es una persona que “debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país; o que, careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera regresar a él”.

Antes de que una persona consiga obtener un estatus de refugiado, debe pasar por un complejo proceso de búsqueda de asilo, en el cual se debe formalizar una aplicación formal en el momento de entrada al país (aeropuerto, puerto, etc.) ante las autoridades migratorias del país destino para que se le conceda el derecho de estar mientras se define su estatus como refugiado. Si esta aplicación es rechazada por las agencias de los gobiernos encargadas del proceso de determinación del estatus de refugiado, la persona en búsqueda de asilo debe abandonar el país, o es deportada.

En el año 2015, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en el año a Europa llegaron 1’011.700 personas por mar. Una travesía en la cual 3.770 personas perdieron la vida en el intento, en su mayoría en el trayecto del Norte de África hacia Italia, y en el mar Egeo de Turquía a Grecia. 

La llamada “crisis de refugiados en la Unión Europea” se agudizó en el 2015, al cuestionarse en que países serían ubicados los más de 360.000 sirios que aplicaron por asilo por primera vez (importante recordar que Turquía, el Líbano, y Jordania han acogidon30 veces más sirios que huyen del conflicto en su país natal que Europa), más de 150.000 afganos, y más de 110.000 iraquís. Esta situación desató una crisis en varios países creando una división política sobre como la Unión Europea debería manejar está situación, ya que países como Hungría, Suecia, Austria, Noruega, Finlandia, Alemania, Suiza, Luxemburgo, Malta y Liechtenstein tuvieron unas proporciones bastante elevadas en comparación al tamaño de su población de personas aplicando a asilo, trayendo consigo presiones económicas, políticas, legales, administrativas, y sociales para estos países.

Aunque cada país tenga autonomía de las leyes y procesos migratorios, sin importar el estatus (asilado, en búsqueda de asilo, refugiado, inmigrante económico, etc.), todos los migrantes tienen por el derecho internacional protección legal de sus derechos (derechos humanos, derecho internacional humanitario, derecho de los refugiados, derecho penal transnacional, y el derecho laboral internacional),  ya que los Estados tienen la obligación de aplicar las normas internacionales a que se comprometieron mediante tratados, y derecho consuetudinario a quienes estén en su jurisdicción.