OPINIÓN ONLINE

Los funerales de Yahoo

La venta de Yahoo a Verizon no sorprendió a nadie: Era la crónica de una muerte anunciada.

Pablo Londoño
3 de agosto de 2016

No sorprendió a nadie la noticia de la venta de Yahoo a Verizon: Era la crónica de una muerte anunciada. Una compañía irrelevante que por años dejo de tener sintonía con un consumidor que trasladó sus preferencias hace años hacia Google, Microsoft y Facebook; un mercado que fue pasando su publicidad hacia otros medios dejándola con una mínima porción del mercado y una Marisa Mayer que llegó con los bombos de la mujer maravilla y salió sin pena ni gloria.

El precio final de la transacción, US$5,000 millones, es un saldo costoso para una empresa que logra rescatar algunas pocas inversiones que quedan en su balance (sus acciones en Alibaba y en Yahoo Japón) pero que termina valiendo un porcentaje mínimo de lo que fue el gran conglomerado de los años 90.

Yahoo, bajo el incompetente Terry Semel, dejó ir a Google en el 98 por US$1 millón y se negó a comprarlo en el 2002 cuando le pidieron US$5.000 millones. Dejó ir a Facebook en el 2006, cuando le pedían US$150 millones menos, y dejó ir la oferta que les hizo Microsoft en el 2008 por US$40.000 millones.

Hizo compras importantes que fue anexando a su portafolio de fracasos, haciendo ricos a muchos de sus dueños que se fueron contentos a disfrutar de una temprana jubilación. Al mismo tiempo fue liquidando una a una sus inversiones: les ponía el inri cuando entraban a pertenecer al portafolio Yahoo. Las hay muy conocidas como Flickr, y muy costosas como Broadcast.com. En total Yahoo hizo adquisiciones de más de 114 empresas con el complicado récord de haber restado valor, casi sin excepción, en cada una de ellas convirtiéndolas en Zombies tecnológicos.

El problema de Yahoo, según los expertos, es una crisis de identidad que la llevó a cortarse las venas y a desangrarse lentamente. Yahoo nació con un sello fuerte de internet en el momento apropiado y fue una de las estrellas fulgurantes del universo online de los noventa.

Su mayor tropiezo se dio cuando sus fundadores se hicieron a un lado para traer a Semel y su equipo, quienes quisieron vestirla de comunicaciones rompiendo su tradición, su esencia y su enfoque.

De ahí en adelante Yahoo nunca fue la misma. El mercado le fue cobrando paulatinamente su falta de coherencia y la empresa que quiso serlo todo para todos, terminó siendo poco para unos pocos. En contraste Google arrasaba como motor de búsqueda afianzando su posición dominante. El año pasado las ganancias de Google llegaron a los US$16.350MM mientras las pérdidas de Yahoo lograban el también récord de US$4.360MM.

Como medida final, Yahoo llamó a Marissa Mayer, vicepresidente de Productos de Búsqueda y experiencia al Usuario de Google. En ella pusieron su última esperanza para salvarlos de un naufragio ya cantado después de varias administraciones fallidas. Mayer enfocó gran parte de sus esfuerzos en un cambio profundo de cultura interna y en consolidar su plataforma móvil: era una estrategia audaz pero costosa y tardía.

Mayer fracasó ostensiblemente. Rápidamente perdió talento importante, no logró atraer sino uno solo de sus antiguos colaboradores de Google (Henrique de Castro que salió a los 15 meses con un paquete de US$58MM) e invirtió sumas escandalosas como los US$20 millones que pagó para transmitir un partido de la liga profesional de fútbol americano de Estados Unidos (NFL).

Veremos sin duda morir la marca en poco tiempo. Verizon hará lo mismo que Yahoo hizo con sus adquisiciones, diseccionando sus mejores activos que venderá pronto y dejando que este desahuciado muera lentamente en el olvido. Mayer se irá por lo pronto con US$57MM en el bolsillo que pueden llegar según las malas lenguas a US$220MM si se le suman las acciones que ya tiene de la compañía.

Hay dos grandes enseñanzas de esta triste historia:

  • En general cuando de adquisiciones se trata, y más cuando hablamos del mundo de la tecnología, es crítico dejar a sus fundadores en la organización imponiendo lo que los hizo grandes y manteniendo el ADN de la empresa. Facebook es en esto un maestro, apoyando el crecimiento pero dejando que sean sus fundadores los que dicten la estrategia y mantengan al equipo en cohesión.
  • Lo segundo es olvidarse de la posibilidad de confiar en un líder los cambios de 360 grados en poco tiempo. Mayer floreció en Google porque estaba en el sitio adecuado. Deja en cambio escrita una página triste en su historia laboral tratando de resucitar un muerto.
    Como dice la autora Catherynne Valente: “Nunca ponga su fe en un príncipe, cuando se requiere un milagro confíe en una bruja”.