JOSÉ MIGUEL SANTAMARÍA

Lo que no sirve que no estorbe

No sé cuántos foros, reuniones y grupos de trabajo se han hecho durante los últimos años para hacer estudios y recomendaciones sobre el mercado de capitales, pero al parecer no han servido.

José Miguel Santamaría, José Miguel Santamaría
16 de febrero de 2018

Mientras no se incorpore uno de los problemas de fondo, el costo de operar en el mercado,  Mientras sigan creyendo que el problema de fondo no es el costo de los operadores del mercado, esto no cambiará.

Como en todos los sectores del área financiera, hoy en día la mayoría de las sociedades comisionistas de bolsa son institucionales o sus dueños son algún banco o entidad financiera. Esto es lógico, lo triste es que muchas de estas lo son no por estrategia de negocio, sino porque les tocó. El sector de comisionistas de bolsa es el menos rentable de todos los sectores que vigila la Superintendencia Financiera y al paso que vamos lo seguirá siendo.

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Es muy difícil ser rentable cuando se debe tener un andamiaje regulatorio tan sumamente grande, muy parecido al de un banco y con un margen de intermediación que es veinte veces menor.

En Colombia no podremos seguir pensando que, desarrollando nuevos mercados como los derivados, los contratos de futuros o haciendo nuevas emisiones de bonos y acciones basta. El mercado no va a salir adelante mientras no se cambien temas de fondo.

Lo primero que yo revisaría -no solo para las comisionistas de bolsa sino para todo el sector financiero- es todo lo que tiene que ver con la administración del SARLAFT (Sistema de Administración de Riesgos de Lavado de Activos y Financiación al Terrorismo), es totalmente anacrónico pues no es lógico que cada una de las entidades del sector se gaste una cantidad muy importante de recursos al año en mantener esta estructura mientras se podría manejar conjuntamente y de una manera más eficiente, dado que el problema sucede cuando los recursos o el cliente entra al sistema financiero. Ya adentro los recursos, para qué cada entidad debe volver a hacer el mismo estudio.

A una misma persona o empresa,  cliente del sector financiero, cada entidad financiera  tiene que realizarle un estudio de SARLAFT y  en la mayoría de los casos, son los mismos clientes y los mismos recursos que pasean dentro del mercado y entre entidades. Me atrevo a decir que hoy no hay entidad por grande o pequeña que sea , donde estas estructuras resultan tremendamente costosas y significan ineficiencias y falta de productividad en sus procesos operativos y comerciales.

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Todavía me acuerdo de la Cámara Disciplinaria de la Bolsa de Bogotá, que era la entidad que se encargaba de la autorregulación de los comisionistas y del mercado. Era una entidad sencilla, donde los mismos operadores del mercado eran sus jueces.  Esta se acabó con la fusión de las bolsas del país y cuando la bolsa dejó de ser mutual y se creó la AMV (Autorregulador del Mercado de Valores), una entidad que se encarga de emitir normatividad, supervisar y velar por el cumplimiento y disciplina de sus miembros y que se convirtió en un elefante blanco dado a que el costo de operación, que es altísimo, es pagado por los autorregulados y sus funciones muchas veces se cruzan con las funciones de la Superintendencia.

Pero, adicionalmente es inoperante. La crisis de Interbolsa, por ejemplo, le pasó por el lado, se les explotó en la mano y no se dieron cuenta. Seguramente han estado más dedicados en hacer los exámenes de certificación que deben presentar periódicamente los operadores del mercado para poder trabajar y que, dicho sea de paso, no son funcionales porque están hechos con metodologías didácticas anti diluvianas donde la cáscara y la memoria son los atributos más importantes.

Hoy en día la AMV le cuesta al año, a los operadores del mercado, alrededor de veinte mil millones de pesos, recursos que impactan a los operadores en sus balances y en su punto de equilibrio. Aunque todos saben que se debe reformar y disminuir su tamaño, es difícil lograrlo, es por eso que otros muchos piensan que, lo que no sirve que no estorbe.

Existen otros costos adicionales, inoperantes que impactan a las sociedades comisionistas. Espero poder tratarlos en otro momento, lo importante es entender que en el desarrollo del mercado de valores la calentura no está en las sabanas.

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