CLAUDIA VARELA

¿Liderazgo imparcial: existe?

No creo en la objetividad. Creo en contextos y en versiones, en realidades encontradas que permiten tener un macro pensamiento y una opinión. Las opiniones se arman por múltiples factores y es muy humano tenerlas.

Claudia Varela, Claudia Varela
23 de julio de 2017

Me divierte cuando la gente dice que no opina sobre algo. En realidad su opinión está lista, la tiene en su cabeza y en su corazón pero no la expresa por razones variadas; miedo al conflicto, prudencia, inseguridad personal, por no quedar mal o simplemente porque no le importa; pero puedo asegurar que la opinión ya se formó.

Lo que me parece un reto increíble, para los líderes en este mundo que demanda perfección de comportamiento a los empleados, es buscar no tener una opinión sesgada y subjetiva respecto a su equipo de trabajo.

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Me parece siempre importante volver a lo básico. Ser simple y entender que es muy posible tener sesgos de pensamiento y opiniones absolutamente subjetivas sobre los diferentes miembros del Equipo.

He encontrado en mi trasegar corporativo que a los jefes les gustan los que se parecen más a si mismos o peor aun los que tienen aquello que a ellos les falta, pero que sienten que es parte de sus fortalezas.

Alguna vez conocí a un jefe que manejaba una gran inseguridad y timidez pero la cubría con un relativamente buen conocimiento técnico y académico. Contrataba a todos aquellos que se parecían mucho a él, muy teóricos, estudiosos, dedicados y bien portados en el ambiente político. Como sus habilidades eran tan parecidas a las de él, encontró que una de sus subordinadas era absolutamente sobresaliente.

En realidad esta persona no era sobresaliente, era bastante promedio y nunca se veía la milla extra ni la gran idea que iba a generar una disrupción interesante para el negocio o el hacer organizacional. Pero su jefe que era de un alto nivel en la empresa la defendía a pesar de lo evidente.

Nunca entendí que pasaba. Cuando le hablaban de otros miembros de su equipo no se veía igual de feliz ni satisfecho. Nunca defendía a los demás, solamente a esta chica cuyo privilegio no era otro que parecerse en su modelo de pensamiento a su jefe.

Hace poco recordé a esta persona. Y lo entendí todo. Comprendí como este pseudo-líder solo apreciaba a aquellos que lucían como él, que pensaban como él y que le hablaban en el mismo lenguaje.

Es natural ser subjetivo. Es natural tener mayor afiliación por unos o por otros. Lo que haciendo memoria me parece increíble es que cuando le hablaban de otros miembros de su equipo de manera positiva el mismo buscaba razones para argumentar que no eran tan buenos.

¿Es esto un modelo de liderazgo? Claro que no. Un buen líder maneja la diferencia, la diversidad de pensamiento. No puede cargarse por uno o por otro.

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Pero es muy importante en este momento de la reflexión entender que abrazar la diversidad y los estilos diferentes NO implica en ningún caso apoyar a aquellos mediocres que generan un mal desempeño individual y por tanto no contribuyen al crecimiento colectivo y a la meta grupal.

Un líder real debe poner en el mismo nivel de exposición a todos los miembros del equipo, debe propender por el éxito y el desarrollo de todos por igual de acuerdo con sus aportes y capacidades y debe apoyar y enriquecer los equipos diversos… pero jamás los equipos mediocres.

Que cada profesional sume como individuo y que el líder entienda que es mejor aun cuando apoya a los que son diferentes a sí mismo… afuera el ego y bienvenido el alma grande que permite realmente entender y apoyar la diferencia.

"Antes de ser líder, el éxito solo se trata del crecimiento propio. Una vez que te vuelves un líder, el éxito se define por el crecimiento de otros" - Jack Welch.

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