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Griegos, a aprender de los argentinos antes de dejar de pagar

La historia nos enseña que un país que entra en default, como lo hizo Argentina en el 2001, sufre consecuencias a largo plazo que son más grandes que los beneficios que se pueden obtener en el corto plazo. En ese sentido, los griegos deberían estar aprendiendo de los argentinos antes de embarcarse en una cesación de pagos.

Marcela Villamil Kiewu
6 de julio de 2015

Argentina, como Grecia ahora, sufrió un colapso de su moneda, la mayor cesación de pago de la historia estuvo acompañada de disturbios sociales. La sociedad sufrió las consecuencias por muchos años, con un desempleo que no volvió a un solo dígito hasta casi 2007. 

Los dos países comenzaron sus problemas de formas similares: ambos se encerraron en un régimen cambiario que no les daba flexibilidad. Grecia acomodó sus estadísticas nacionales, en primer lugar, para que se le permitiera unirse al euro. Argentina en su momento, según muchos analistas financieros, falsificó los datos de su inflación.

Grecia, al estar en la zona euro, tiene su política monetaria dictada el Banco Central Europeo en Fráncfort, Alemania. Argentina en su momento mantuvo su propia moneda, el peso. Pero bajo la Ley de Convertibilidad, se fijó su valor en paridad con el dólar de Estados Unidos.

El vínculo de Argentina con el dólar significó que sufrió los altibajos de la economía estadounidense, al igual que la zona del euro impone restricciones fuertes para sus diversas economías, lo que les impide la devaluación o establecer sus propias tasas de interés.
 
Sólo mirar el corto plazo


En un mundo globalizado como el que vivimos, una cesación de pagos implica un cierre a las relaciones internacionales, y un daño significativo a la credibilidad política y crediticia del país. En el escenario actual de Grecia, ni Grecia ni la Eurozona se beneficiarían de la salida del país del grupo.

Sin embargo, en las negociaciones el escenario de ruptura se ve como posible. Dado que Grecia no tiene ya gran poder de negociación, su as bajo la manga es brindar un poco más de flexibilidad para lograr algo de lo que piden, y aminorar las medidas de austeridad que la Eurozona y el FMI le están pidiendo.  
 
Las consecuencias a largo plazo para Grecia pueden ser todavía peores que lo fueron para el país latinoamericano. Argentina había permitido que su deuda pública se saliera de control pero en comparación la situación de Grecia es mucho peor, con una deuda pública actual de un 180% del producto interno bruto (PIB), en comparación con el 62% del PIB en Argentina en 2001.

El largo plazo

Argentina todavía está siendo penalizada por su default. A pesar de que ha firmado acuerdos con la mayoría de sus acreedores, sigue sin poder pedir prestado en los mercados mundiales.

Luego de su crisis Argentina se vio beneficiada con la apreciación en el precio de las materias primas y las crecientes exportaciones. La devaluación primero, y la explosión de los precios de los commodities después, permitieron una recuperación.

Actualmente Grecia saldría del euro en un momento en que muchos de sus socios económicos están en crisis incluso a pesar de los precios bajos del petróleo y del programa de flexibilización cuantitativa del Banco Central Europeo, que libera una gran cantidad de dinero en efectivo en los mercados.

Entonces, mientras que no hubo un mayor contagio del default argentino, una salida griega del euro empeoraría las cosas para los demás países de Europa.

Les toca ahora a los Griegos observar la historia mundial y pensar bien antes de optar por mayores defaults.