OPINIÓN ONLINE

Las delicias del rumor

Cuando se quiere acabar con un miembro de una organización, lo más fácil es lanzar al aire un comentario con mala intención y dejarlo en el ambiente, dando por sentado ejemplos y soportes basados en suposiciones que hacen las delicias de los comentarios de pasillo.

Claudia Varela
8 de mayo de 2016

Cualquier grupo humano conllevará un relacionamiento social y por tanto las altas posibilidades de lidiar con conflictos y situaciones complejas como el rumor o mejor conocido como chisme.

Cuando se quiere acabar con un ser humano de una organización lo más fácil es lanzar al aire un comentario con mala intención y dejarlo en el ambiente dando por sentado ejemplos y soportes basados en suposiciones que hacen las delicias de los comentarios de pasillo.

Que lance la primera piedra el que esté absolutamente libre de pecado respecto a un chisme o rumor en el que incluso con mala intención o sin ella ha colaborado a catalizar o a validar.

El tema del chisme es infaltable, inevitable y absolutamente amado por la gran mayoría de seres humanos. Reconozco que existen algunos ejemplos de personas realmente excepcionales que frenan el comentario a tiempo y no escuchan, y otros (no tan ejemplares pero al menos más prudentes) que escuchan toda la historia con detalles pero no opinan, ni la ayudan a diseminar.

Dado que existen tantos rumores como existan empleados multiplicado por varias posibilidades per capita, el tema no está solo en evitar dentro de la organización y los equipos de trabajo estos comentarios basados en hipótesis normalmente sin fundamento, sino más bien controlar de manera acertada cuando el chisme se convierte en bomba y puede dañar de manera seria no solo el desempeño del grupo sino a los individuos.

También es claro que hay rumores que pueden ser útiles para el accionar de una empresa. El líder debe estar dispuesto a escuchar el concepto de los rumores con la inteligencia respectiva para entender cuando tomar acción sobre lo que se dice.

Un buen líder escucha mucho, no juzga lo que le están contando ni invalida al informante. Si tiene los datos factuales contradice lo que se habla con argumentos sólidos y realistas y de esta manera el chisme termina. Si no tiene la veracidad de la información, la busca y se encarga de manera sistemática de comunicarla y hacerla llegar a quienes puede impactar.

Muchas veces un rumor puede traer información valiosa. Prácticas corruptas se han descubierto a través de rumores escuchados. Lo más relevante es preguntarse, ¿qué valor agrega esta información? ¿Es útil para alguien esta información? ¿Para qué y a quién sirve?. Con estas respuestas podemos saber hasta donde en realidad puede tener impacto un chisme.

Otro tema fundamental es ver quiénes son las fuentes de los chismes de manera habitual. Aunque el líder de la organización no va a enterarse normalmente de todos los rumores, es importante entender quiénes son las fuentes de información que son validadas por el grupo. Incluso estas fuentes pueden usarse de manera alterna el día que yo necesite como cabeza del equipo que una información factual se difunda en el grupo.

Como siempre, todo depende del ángulo desde donde se miren las cosas. Para mi, en mis años de experiencia, los chismes son una práctica humana que normalmente solo hacen daño a otras personas. Motivarlo y diseminarlo definitivamente es peligroso y dañino para los demás en muchas ocasiones.

Como líderes hay una responsabilidad frente al rumor en la organización y está en detener a tiempo una información que pueda dañar, escuchar si puede ser útil, investigar más y aclarar el rumbo en procesos donde tengo los datos. Mucho cuidado en caer en las mieles del chisme organizacional porque una vez se escucha de boca de un líder…el chisme ya no es rumor, es un hecho que puede impactar al equipo, a un colega o incluso poner en riesgo reputacional a la empresa. Una reflexión para no caer en las delicias del rumor.