Impuestos, impuestos y más impuestos

¿La solución de la crisis?

Me ha llamado la atención sobremanera que en los últimos meses, me he encontrado con varios empresarios con los cuales hemos comentado la implicación de la puesta en acción de la nueva ley tributaria. Opinión de Raul Serebrenik G.

Dinero
24 de septiembre de 2012

Me ha llamado la atención sobremanera que en los últimos meses, por razón de mis viajes de trabajo en Norte, Centro y Sur América, como tema común me he encontrado con varios empresarios con los cuales hemos comentado la implicación de la puesta en acción de la nueva ley tributaria (Foreign Account Tax Compliance Act) conocida como FATCA y la restauración del impuesto federal de herencia (US Federal Estate Tax) en los Estados Unidos.

La primera está motivada sin lugar a duda por la anémica recuperación de la economía americana y posiblemente generada por lo que las autoridades fiscales descubren en el UBS en referencia a los depósitos e inversiones de personas americanas que mantenía en Suiza, y la segunda tiene implicaciones tanto para los americanos como también para cualquiera que tenga inversiones allá.

La sensación de las nuevas regulaciones es que los Estados Unidos está creando un sistema mundial para obligar al Sistema Financiero Internacional a volverse los cobradores de impuestos a todos los americanos que mantengan inversiones por fuera del territorio americano, sin importar la ciudad o país donde se mantenga la inversión.

Hasta acá uno diría que están en todo su derecho de que en momentos de crisis todos los ciudadanos estén obligados a aportar a mantener el déficit y la pobre balanza de pagos, como también la pobre economía. Obviamente esto significa nuevos gastos para las instituciones financieras que deberán crear la infraestructura adecuada para estar acorde con la nueva ley, y teniendo en cuenta que generalmente estas instituciones no pierden, ya pueden imaginarse quién va a correr con los gastos que esto implica.

Esto por un lado, pero otra cosa es cuando cualquier persona sin ser americana ni residente, pero está relacionada con los Estados Unidos, puede estar sujeta a pagar impuestos debido a la restitución del US Federal Estate Tax y que se tengan algún tipo de inversión, (titulo emitido por alguna compañía Americana, acciones, bonos y finca raíz entre otros), de acuerdo a la regulación, pueden ser sujetos de tener que pagar el impuesto de sucesión o herencia al momento de su fallecimiento. Esto que entrará en vigencia también a partir del 1 de enero 2013 suena como que el peor negocio que alguien puede hacer es invertir en los Estados Unidos cuando probablemente es el mayor receptor de inversión extrajera del mundo. Interesante ver que si ya de por sí el sector financiero americano no despega como uno esperaría, ¿cómo entonces se comportarán los inversionistas cuando tengan claridad al respecto de sus supuestas obligaciones frente al gobierno americano?

La nueva regulación FATCA establece dos grandes medidas. La primera es la retención de 30% sobre determinados pagos y la segunda es la retención de otro 30% sobre los llamados "pagos en tránsito", que entrará en vigencia en 2015. También estipula que las instituciones que se nieguen a aplicarla podrían ser sancionadas con una retención de impuestos de hasta 30% sobre cualquier operación con Estados Unidos.

En términos generales, algunos críticos de la ley afirman que los que están obligados a paga al IRS los impuestos son los contribuyentes y no los bancos, pero la ley obliga a reportar cualquier cuenta que mantenga saldos superiores a los USD$50.000. Parece que hasta aquí llegaron los paraísos fiscales y la famosa privacidad o confidencialidad. Hasta la fecha y antes de entrar en vigencia la medida, algunos dicen que ya ha logrado cobrar más de 5.000 millones de dólares por efecto de aquellos que se han puesto al día en sus obligaciones, pero por otro lado, ya algunos países exigen reciprocidad donde quieren que de igual manera los bancos americanos también reporte a sus países sobre inversiones de sus conciudadanos mantenidas en bancos en los Estados Unidos, con lo cual se acabaría también la confidencialidad en los Estados Unidos y de igual manera pagarían impuestos en los países de residencia de los cuentahabientes, generando entonces para los extranjeros una mayor conciencia en la búsqueda de estructuras societarias y legales de diferentes jurisdicciones.

La entrada en vigencia de la ley FATCA se hará de manera dosificada y por etapas. La primera entra en vigencia el 1° de enero de 2013 y el 30 de junio de 2013, período en el cual todos los bancos deben firmar un acuerdo con el Departamento de Hacienda de Estados Unidos.

En 2014 las entidades financieras en América Latina deben reportar a los clientes de nacionalidad estadounidense para que estos paguen los impuestos de acuerdo con los fondos depositados fuera de su país.

En 2015 los bancos que son filiales de instituciones financieras en Estados Unidos deben comenzar a reportar las utilidades de las cuentas ante el departamento de Hacienda y, por último, en el 2017 entrará en vigencia la obligación de pagar impuestos sobre ingresos por venta de activos, por intereses devengados y otras formas de ingresos.

Como solución, varias firmas de asesores tributarios ya recomiendan conseguir otro pasaporte (pasaporte tributario) y renunciar a la ciudadanía americana para estar por fuera de esta obligación. Qué irónico resulta todo esto.

La verdad, en mi opinión, si bien este tipo de leyes generan enormes polémicas y posibles creación de “mercados negros” pero pretenden dar mayor caja al gobierno para sostener sus gastos, seguimos sin abordar el tema de fondo para recuperar la confianza en el mercado financiero, y es entendible que el costo que tendrán que pagar para recuperar esa confianza es el equivalente al de restablecer la famosa Ley Glass-Steagall (o su nuevo equivalente), también llamada la famosa ley bancaria que se implemento en 1933 a raíz de la crisis de comienzos de los años 30, donde se reguló a los bancos y en general al sistema financiero, generando un largo periodo de estabilidad y confianza en el sistema, que se mantuvo hasta que comenzó a derogársele, marcando la génesis de los que hoy estamos padeciendo “los excesos de la codicia”.

Muchos son los cayos que esto ha de pisar y muchos los intereses particulares que ha de afectar, pero me temo que hasta que no haya una mayor crisis, los inteligentes que nos gobiernan no han de tener la fuerza para que de una vez por todas comiencen de manera sensata a ponerle orden al sistema financiero. Será entonces cuando se verán obligados a anteponer el interés de toda una nación y del mundo sobre los intereses particulares de un minúsculo grupo de banqueros, economistas, inversionistas y políticos entre otros.

Ojala D-s les de la sabiduría y la cordura para sacarnos de lo que se visualiza como otra próxima crisis, y con las condiciones y factores de una tormenta perfecta que pinta peor que la anterior crisis del 2008 donde los bancos fueron los quebrados. Hoy en día son los gobiernos los quebrados.

Por fin ya puedo entender por qué aparece en el billete americano la famosa frase “IN GOD WE TRUST” (“EN DI-S CONFIAMOS”). La pregunta que yo me vengo haciendo es al revés: ¿será que ellos son dignos de la confianza de D-s?

Como dato curioso, se está repartiendo a casi 50 millones de personas en los Estados Unidos estampillas de comida mensualmente (cifra oficial, ¿cómo será la no oficial? Hablan de más de 90 millones). Será que la economía resiste con las políticas del gobierno de Obama? ¿Será que nosotros en Latinoamérica seremos tan ingenuos de pensar que no seremos afectados por este escenario mundial? ¿O que, por el contrario, urge comenzar a planificar unos posibles escenarios, de mayor incertidumbre?

* Consultor de Legados, Patrimonios y Empresas de Familia
rauls@fcwpc.com