OPINIÓN ONLINE

Un país de película

El cine se ha convertido en un producto de entretenimiento cargado de democracia y que resulta funcional para las generaciones que coexisten en el hogar.

Samir Campo
24 de febrero de 2016

Puede que los hogares no estén comprando cierto tipo de productos,  o que en medio de las promociones estén esperando una oportunidad de compra para cambiar de celular, o de vehículo; sin embargo, sigue  siendo un plan, en las principales ciudades ir a una sala de cine, disfrutar de un estreno y darse una indulgencia que entre la acción, el drama o las carcajadas, detone bienestar en un consumidor que ante el cambio de entorno tiene su confianza en los niveles más bajos de los últimos 13 años.

Sí, el cine se ha convertido en un producto de entretenimiento cargado de democracia y que resulta funcional para las generaciones que coexisten en el hogar, especialmente para los “X” que hoy son padres de familia, los Millennials que con su club de amigos van a la sala de cine juntos, y los “Z” quienes resultan herederos de un acervo filmográfico de años que ha consolidado todo tipo de sagas que van desde los superhéroes de Marvel y DC, hasta las nuevas producciones animadas que tienen el reto de construir nuevas mitologías e hilos argumentales capaces de capturar nuevos seguidores.

Según los datos más recientes de la industria cerrado 2015, en Colombia se vendieron $500.000  millones de pesos en ingresos a las salas de cine, dato aproximado, al equivalente del tamaño del mercado del calzado para niños en el país; lo cual da cuenta de un crecimiento de un 28% de asistencia a las salas, que se refleja en aproximadamente 60 millones de tiquetes vendidos, en una oferta que va desde la ópera de Nueva York, documentales y cine arte o cine independiente, hasta películas como “Colombia magia salvaje”, catalogada hoy como la película colombiana más taquillera de todos los tiempos.

Diciendo con lo anterior también, que cada vez más el consumidor de cine en Colombia, busca nuevas experiencias e inclusive ofertas Premium acordes a exigencias que coinciden en el trinomio confort, servicio y tecnología: las salas han ido migrando del formato convencional, a espacios más exclusivos e íntimos, o en su defecto a la propuesta de valor que busca extender la interacción con el consumidor más allá de la imagen o el sonido.

Lo interesante además, es que el cine como industria cultural, está superando las barreras de la sala, y se está convirtiendo progresivamente en una experiencia extendida que afecta otras esferas del consumo y la economía, el tráfico en los centros comerciales, vestuario, cuadernos, alimentos, celebraciones sociales y todos aquellos espacios en los cuales buscamos identidad con algo que va mucho más allá de nuestro Yo.

Preparémonos entonces, porque este año la taquilla trae consigo innumerables “blockbusters” que sin duda contribuirán a llenar las salas de adultos y niños que soñaran ser los héroes de la gran pantalla; esto sin contar que no dejaremos de ir a ver la primera película colombiana nominada a un premio Oscar.

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