ALEJANDRA CARVAJAL

La Facebookización de la democracia: ¿usted andaría usted desnudo por la calle?

Actualmente Facebook tiene más seguidores que cualquier religión del mundo de acuerdo a cifras oficiales. Si bien Zuckerberg no es Dios, tiene más influencia que el Dalai Lama, el papa Francisco o el ayatola. No es una exageración. Es la realidad que estamos viviendo hoy en día.

Columnista , Columnista
14 de mayo de 2019

Hoy en día hablamos de las dictaduras latinoamericanas, de Maduro y Ortega, del temor que nos genera un personaje tan peligroso como Kim Jong-un, dictador de Corea del Norte que amenaza con desplegar sus ojivas nucleares a este lado del hemisferio, amenazando con ello el orden mundial y la tan deseada paz, por la que la mayoría luchamos, otros tantos oramos y las reinas de belleza siempre desean en sus respuestas. Sin embargo, pocos hablan de la dictadura de Facebook y sus efectos en el destino del mundo.

Recuerdo hace un tiempo, hablando con un dirigente latinoamericano y expresidente que padecía de bullying en los medios de comunicación, que sabiamente me decía que los medios de comunicación no son el cuarto poder sino el primero, y que las democracias contemporáneas se encontraban CNNizadas (Haciendo una clara alusión a CNN).

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A pesar de que parcialmente disiento de sus palabras (con relación a lo de la CNNización de la democracia), pues considero que este es un medio de comunicación serio que aboga por la libertad de prensa, comparto plenamente el que los medios de comunicación no son el cuarto poder (después del Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial), sino el primero. Actualizando las palabras de este dirigente, me atrevería a decir que hay una Facebookización de la democracia.

En el último mes, he oído voces contundentes que hacen un llamado al cierre de esta red social, que hace más amable la vida de muchos, pero a un costo muy alto. A través de Facebook nos informamos (o en ocasiones nos desinformamos debido a las fake news), contactamos personas y organizaciones, estamos enterados de la actividad social de personas que conocemos (aunque también aquí hay fake news, pues en su mayoría los usuarios de la red publican fotos y experiencias que muestra como son infinitamente felices, exitosos, que la vida les sonríe y no es así. Un conocido parecía tener la vida perfecta en esta red social y terminó suicidándose, lo que me hace pensar que como este caso hay muchos, entre otras porque nadie tiene una vida perfecta, ni siquiera Megan Markle).

Con preocupación observo las últimas declaraciones de Chris Hughes, cofundador de Facebook, quien advirtió hace unos días que esta red social debería ser cerrada. En declaraciones al New York Times advierte que “La influencia de Mark es asombrosa, mucho más allá de la de cualquier otra persona en el sector privado o en el Gobierno. Controla tres plataformas de comunicaciones principales, Facebook, Instagram y WhatsApp, que miles de millones de personas usan todos los días”. Renglón seguido señala, haciendo alusión a los Estados Unidos, que “Somos una nación con una tradición de controlar los monopolios, sin importar qué tan bien intencionados sean los líderes de estas compañías. El poder de Mark no tiene precedentes y es antiamericano. Es hora de cerrar Facebook”. Esto aplica a todas las democracias del mundo.

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Mark Zuckerberg a sus 34 años tiene más poder que ningún líder mundial, ni siquiera Putin o Angela Merkel ostentan uno similar. Más allá de juzgarlo como un ser humano bueno o malo, tiene un poder enorme que no es conveniente para nadie. Facebook podría tener más influencia en la actualidad que el Estado Vaticano, pues la religión católica, que es la que más seguidores tiene en el mundo está por el orden de los 1299 millones. Facebook tiene 2320 millones de usuarios en el mundo, es decir 1021 millones más. Con estas cuentas, Zuckerberg alcanzaría a tener el carácter de Deidad, no porque muchos lo adoren o lo sigan, sino por la capacidad que tiene de influir en la vida de las personas, en plena era de la sociedad del conocimiento.  

Brian Acton, uno de los creadores de WhatsApp (ahora propiedad de Zuckeberg), al igual que Chris Hughes, indica que Facebook es un peligro, en especial por el manejo de datos personales. El mes pasado, en una conferencia en la Universidad de Standford señaló que “El motivo de las ganancias capitalistas, o el hecho de responder a Wall Street, es lo que está impulsando que se expanda la invasión de la privacidad de datos”, argumento que comparto plenamente. En esa misma conferencia advirtió que todos deberíamos cerrar nuestras cuentas en esta red social.

El parlamento británico llamó a Facebook un gánster digital, que viola las leyes de manera consciente y deliberada, porque está más interesado en generar ingresos que en la seguridad de los datos. (En este link podrá encontrar el informe completo del parlamento británico).

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Entretanto nosotros, sumidos en la cultura del like (me gusta, no me gusta) y la curiosidad de saber qué pasa o lo que les pasa a los otros, regalamos nuestros datos, al igual que nuestro tiempo. Lo de Cambridge Analytica y su influencia en las elecciones de los Estados Unidos es apenas un precedente de la manera en la que se están conduciendo nuestros gustos, nuestra forma de pensar o de escoger un candidato, una marca o un producto. En muchas ocasiones antes de que hayamos escogido, ya lo han hecho por nosotros. Tenemos todos que tener la humildad y conciencia suficientes de que esto es así, y actuar en consecuencia.

La masacre de Nueva Zelanda (transmitida en directo por Facebook), así como las instrucciones que a través de esta red social se da a los terroristas islámicos para que hagan bombas y atentados, también son muestra del poco control que esta red tiene sobre sus contenidos. En absoluto fiables, tanto para adultos como para niños.

La recomendación entonces es limitar al máximo la exposición a esta red social. Sus datos cuentan y son muy importantes. La protección de estos hace que la democracia sea mejor. ¿Usted se desnudaría en público? Si la respuesta es no, considere que la información que está dando a plataformas como Facebook es bastante más comprometedora que andar desnudo por la calle. Ahora bien, si usted es Esperanza Gómez, entenderé la respuesta.