Opinión Online

La conectividad, el nuevo aliado de la justicia colombiana

En plena era de la conectividad, parecería no tener sentido trasladar a un presidiario de un lugar a otro, y menos si el único propósito es que dé un testimonio o sea imputado en una audiencia. Esto fácilmente, y gracias a tecnologías de colaboración, se puede realizar con eficiencia, un menor costo y riesgo desde las propias cárceles.

Invitado
12 de agosto de 2015

Experiencias internacionales han demostrado con gran eficiencia que el uso de los sistemas judiciales no sólo aumenta la seguridad, sino que también ayudan a disminuir los gastos, impulsando de manera considerable la eficiencia en todos los procesos. Solo por mencionar un ejemplo, en Ontario (Canadá), las autoridades redujeron en la mitad el número de traslados que tenían que realizar por año, cifra que ascendía los 180.000 a un costo que se promediaba por US$1.500 cada uno, con tecnologías como la videoconferencia.

Y es que, el Gobierno Nacional teniendo en cuenta esta situación, impulsó una reforma que obliga a las cárceles del país a disponer y garantizar de las herramientas necesarias para conectarse con los tribunales desde salas de Telepresencia. Es decir, que las audiencias virtuales que ya han sido implementadas en Norteamérica o Europa son ya una realidad acá.

Con el nuevo artículo, también se incluye por ejemplo que la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec) garantizará de “locaciones y elementos tecnológicos para la realización de audiencias virtuales”. De igual manera, este adiciona que otras instituciones como el Consejo Superior de la Judicatura asuma la responsabilidad de que en todos los distritos judiciales existan salas modernas. Así la totalidad de los jueces podrán atender las audiencias de manera adecuada.

No cabe duda que la videoconferencia es ahora la facilitadora de audiencias de alto riesgo, sobre todo en un país donde tendencias globales como la ‘Justicia Conectada’ parecen ser vitales, sobre todo para reducir en una mínima expresión factores que antes parecían condenados a permanecer fuera de control.

Aunque no es nuevo aprovechar la tecnología y ponerla al servicio de la justicia en Colombia, apostarle a la virtualización de herramientas modernas que garantizan la seguridad de los ciudadanos en cualquier proceso, y que de la misma manera den transparencia y condiciones idóneas para la justicia, no cabe duda que es un gran paso que ya se empezó a dar.

No obstante, el potencial de los beneficios de tendencias como la ‘Justicia Conectada’ van mucho más allá. El uso del video en combinación con otras tecnologías de la información (IT) pueden hacer más eficiente cualquier proceso judicial. Incluso, volverlo más humano.

Esto, en especial, si lo analizamos desde tres pilares fundamentales: el primero, la conexión real de jueces con los reos; el segundo, con incentivar las llamadas ‘Televisitas’ o visitas virtuales de familiares o abogados a la persona que está privada de su libertad, y el tercero, ofrecerle al recluso servicios de salud o educación a distancia, mediante alternativas de Telemedicina o Teleeducación.

En síntesis, el video y las nuevas tecnologías de colaboración están transformando muchas de las prácticas tradicionales en las cárceles colombianas, impulsadas por una norma que sólo busca brindar a los reclusos las condiciones mínimas para garantizarles sus derechos fundamentales, y permitir de esa manera que sus procesos judiciales transcurran de manera más segura y eficiente, formando parte de la transformación que la TI puede ofrecer a las industrias del país.