JAIME BÁRCENAS

Jefe, no me presione, estoy en estado creativo

Procrastinar es un vicio si está vinculado a la productividad, pero puede ser una virtud para la creatividad.

Jaime Bárcenas, Jaime Bárcenas
11 de agosto de 2017

Hay unas personas singulares dentro de las organizaciones, que cuentan con características muy particulares y que a los ojos de muchos parecen introvertidos, pero que realmente son los progenitores de las mejores ideas, estoy hablando de los creativos, son personas no conformistas, pues no únicamente tienen buenas ideas, sino que tienen la fuerza de defenderlas; impulsan el “pensamiento original” y los cambios organizacionales, son personas que apuestan por algo.  

Pero, ¿cómo reconocer a las personas creativas dentro de las organizaciones, para aprovecharlas y ser un poco más como ellas?

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Estos son algunos indicios para resolver esa pregunta: entienden rápido, pero son lentos para despegar, captan las ideas de forma inmediata, pero no sienten la presión por la fecha límite de entrega, trabajan a su tiempo. Hay una zona de acción donde a los creativos les gusta vivir. Una zona que contempla frecuentes espacios de procrastinación, pero gracias a la existencia de estos periodos, hacen uso de su creatividad y suelen generar una gran cantidad de ideas. Estas personas nunca serán las que compiten por ser las primeras en generar ideas. No son aquellas que están en tal frenesí de ansiedad por sacar ideas, quizá lo hagan, pero son ideas carentes de creatividad.

Cuando he participado en sesiones de innovación, en las que se incita a la gente a generar nuevas ideas de negocio, se evidencian claramente los comportamientos antes mencionados.

Los grupos que realizan las tareas de forma inmediata, generan muchas ideas, pero con poca o ninguna innovación, el segundo grupo, que pospone la generación de ideas, los “procrastinadores”, se caracterizan por la originalidad de las mismas.

La persona que reacciona antes de entender el problema, no tendrá ese impulso a la creatividad. Por el contrario, si se sabe que se va a trabajar en cierto problema, y se comienza a “procrastinar”, el problema se mantendrá activo en la parte posterior de la mente, y de esta manera, se empieza a “incubar”. Entonces es cuando procrastinar ofrece el tiempo necesario para generar ideas divergentes, para pensar en formas no lineales o para hacer saltos de originalidad inesperados.

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Por eso afirmo que el procrastinar no es siempre negativo, pues en este caso impulsa la creatividad y origina de forma positiva las ideas.

Es un proceso difícil de entender, pues a pesar de que los creativos son rápidos para entender son lentos para terminar y eso puede parecer a los ojos de las empresas una pérdida de tiempo, pues en procesos creativos que duran meses los directivos ven cómo otras compañías empiezan a vender y a ser pioneros de forma acelerada, pero lo que no evidencian es que ese tiempo “perdido” será la catapulta a un éxito mucho más grande que el de la competencia.
Un ejemplo claro es el que se observó en los primeros motores de búsqueda por internet, pues Google espero muchos más años para formar su imperio, pero otros como AltaVista y Yahoo que se apresuraron a salir al mercado, tuvieron y aún tienen tasas de errores superiores. Es mucho más fácil incubar y mejorar una idea concebida inicialmente, que crear algo rápido desde cero, así se demore más el proceso.

Lección número uno, los creativos con “pensamiento original” no suelen ser los primeros, solo son diferentes y mejores. Tienen espacios largos de profundización, pero con una meta muy clara en la calidad de las ideas.

Lección número dos, los creativos también dudan, su secreto es no dudar de ellos mismos sino de la idea que están moldeando, la duda en uno mismo es paralizante, bloquea, pero la duda sobre la idea es energizante y motiva a probar, experimentar y perfeccionar. El pecado no está en dudar, sino en abandonar o desechar rápidamente.

Lección número tres, los creativos también sienten miedo de fracasar, pero tienen más miedo a no intentar nada, son conscientes de que pueden fallar, pero saben que a largo plazo sus mayores angustias no vendrán por sus acciones sino por sus inacciones.

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Así que, jefes impacientes, cuando vean estos comportamientos, no los excluyan o presionen, están ante los grandes creativos. Así, cuando ustedes estén en su momento de “procrastinar”, no serán excluidos, sino que sabrán que están en su periodo creativo. Lo fundamental está en ser rápidos para captar las ideas, pero lentos para ejecutarlas, pueden auto motivarse al dudar de sus ideas para mejorarlas y abrazar el miedo al fracaso al intentarlo. Ya que se necesitan muchas malas ideas para tener buenas.

Ser creativo no es una tarea fácil, pero estoy completamente seguro que contar con esta clase de personas será la mejor manera de reformar los modelos de negocio y generar oportunidades de mercado sostenibles y realmente extraordinarias.