JULIANA SÁCHEZ

Innovar en cantidad

La tasa de ideación de una organización se ve mediada por qué tanto apoya la cultura los procesos de innovación ¿Qué acciones se deben tener en cuenta?

Juliana Sánchez Trujillo, Juliana Sánchez Trujillo
10 de octubre de 2017

 ¿Qué pasaría si aplicamos lo que sabemos de mercadeo y gestión de proyectos a la innovación? El gran problema que se tiene hoy en día con la innovación, es que se pretende que esta surja de la inspiración, de un chispazo o golpe de suerte que nos dé la próxima idea que revolucionará el mercado. Pero que ojalá sea poco lo que tengamos que invertir en términos de personas, dinero y sobretodo tiempo.

 Particularmente, el tiempo es el principal obstáculo para innovar en muchas organizaciones, pues se quiere innovar, pero los esfuerzos que esto conlleva no se tienen muchas veces como prioridad y por tanto no se pueden desarrollar. Más allá que emociones positivas, la innovación tiene que ser un pipeline de proyectos en los que, ojalá todos tengan la oportunidad de contribuir con ideas, y en donde se tiene un proceso claro de cómo proceder. Las campañas de marca, los juegos, los concursos e incluso los eventos de innovación son simplemente la cereza en el pastel, pues lo verdaderamente importante es que se concreten proyectos, que se saquen nuevas ideas adelante y que se evidencien cambios; y esto requiere tiempo.

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 Una reciente investigación de la Universidad de Harvard, demostró que la innovación es una ciencia que se compone de muchas variables, y que estas son independientes de si la empresa busca innovación incremental o disruptiva, del sector en el que trabaja, de si crea nuevos procesos o nuevos servicios o incluso del tamaño de la compañía. Allí se identificó además que la variable más importante es la tasa de ideación; es decir, el número de ideas aprobadas por la gerencia, dividido por todas las personas que participan o contribuyen activamente con la generación de las mismas. La investigación muestra una alta correlación entre la tasa de ideación y el crecimiento e ingresos netos de la organización.

 Como conclusión, la investigación propone que para ser sostenible en términos de innovación,  se aumente el número de participantes, pues cuando se tiene a una gran masa empoderada, el flujo de ideas aumentará proporcionalmente; debe existir también una frecuencia para generar ideas, es decir, contar con múltiples retos que refuercen la cultura y que nutran constantemente el pipeline; adicionalmente, se debe involucrar a más personas en la evaluación de las ideas, aquí, los sistemas de gestión de ideas pueden ayudar a que muchas personas den su retroalimentación y contribuyan con diferentes puntos de vista; finalmente, se debe buscar la diversidad de conocimientos y de jerarquía, para generar ideas de mayor calidad.

 Lo anterior demuestra la importancia no solo de tener un proceso de innovación bien definido, sino de contar con una cultura que lo soporte, pues de esta manera se tendrá a muchas personas contribuyendo con mejores ideas, sino que además se tiene la organización para llevarlas a la acción. El tema aquí es que no basta con formar a las personas en cómo ser creativos y desarrollar nuevas ideas, sino que también se debe tener una estrategia e infraestructura definidas que impulsen las ideas en el pipeline de innovación y permitan hacerlas realidad. Tener la inspiración es tan importante como desarrollar el proyecto y saber vender la idea.

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