ERICK BEHAR

Innere Führung: un principio militar alemán para la innovación organizacional

Ver al ser humano como el centro de la organización y valorarlo por sus talentos es una inteligente apuesta hacia la innovación organizacional. El mismo principio de liderazgo autónomo que cambió la historia de las Fuerzas Militares alemanas después de la guerra nos puede ayudar a forjar mejores equipos e innovar en la organización.

Erick Behar Villegas, Erick Behar Villegas
11 de mayo de 2018

Innere Führung (IF) significa liderazgo interno y funge como el pilar organizacional del estamento militar moderno en Alemania. IF nace como aprendizaje de las tragedias de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de evitar que se repitiera ese pasado oscuro. En su esencia permite que el individuo construya su identidad a partir de un equilibrio entre responsabilidad, conciencia de sus acciones y ética. Así, actúa y trabaja más allá del conocimiento técnico, se lidera a sí mismo por su propia iniciativa y se guía por la ética y la empatía.

Si una orden vulnera a la sociedad, no se cumple. Llevémoslo al entorno empresarial. Por ejemplo, si a un individuo le ordenan destruir un pallet de comida próxima a vencerse, tener liderazgo autónomo significa buscar alternativas, presentarlas, convencer y tener un resultado que le sirva a todos. Si tiene liderazgo autónomo, tendrá ética, así que su solución no puede ser una trampa (e.g. manipular el pallet), sino una innovación nacida en su propia iniciativa, no en una orden (e.g. consolidación logística para distribuir la comida a tiempo a un precio razonable).

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Este principio se aleja de dos perversos extremos. Una opción es recibir todas las órdenes que le den a uno y ni siquiera preguntarse el porqué de ellas. Si no me intereso por el origen de las cosas, ¿cómo voy a proponer innovar? El otro extremo se da en no acatar ninguna instrucción, cuestionar todo e impedir que la organización progrese. El sector público colombiano es un gran ejemplo de burocratización innecesaria e iniciativas formalistas para bloquear, en ocasiones, proyectos innovadores. El IF está por encima de estos extremos porque busca la generación de conciencia interna para que no suceda ni una cosa ni la otra.

La aplicación de IF en lo militar puede tener una connotación distinta, pues el concepto de dar una orden está en el ADN castrense; la pregunta es cómo se contextualiza en otras organizaciones. Cabe pensar que las estructuras verticales y a veces autoritarias que tenemos en ocasiones en Latinoamérica justifican la búsqueda de un cambio en el que todos los miembros de un equipo participan, no sólo el Director que por mera serendipia decide que su empresa debe innovar. Si los miembros del equipo tienen iniciativas permanentes que son acogidas, discutidas y en dado caso implementadas, se crea un sistema de incentivos amparado en la ética.

Si el principio de IF les parece abstracto, les contaré cómo se puede aplicar realmente. Primero, nos debemos preguntar si en la organización hay suficientes actividades en donde se vele por el bienestar, el entretenimiento, la salud, el buen ánimo de las personas y la generación de conciencia sobre la ética y la empatía. Si no es así, se puede hacer una política de bienestar sencilla que traiga beneficios que realmente interesan a los empleados.

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Siento decirlo, pero las meras capacitaciones no serán suficientes, porque no promueven el proceso autorreflexivo en donde uno mismo se cuestiona y entiende qué rol juega en el todo. La solución está en talleres activos, en el cambio de entorno y la interacción con personas y contextos ajenas al equipo propio que ayudan a abrir los ojos.

El liderazgo interno no tiene nada que ver con competencias blandas ni duras. No se trata de saber bien un idioma, hablar bien en público o saber programar. Se trata de guiarse uno mismo a la luz de valores personales y organizacionales para motivarse a dar lo mejor sin hacer daño a los demás. Se trata de entenderse como miembro de un equipo, que debe respetar los valores no porque estén escritos, sino por la necesidad de reconocer que una sociedad sin empatía difícilmente va a tener personas realizadas y felices. La organización es uno de los pocos espacios que pueden hacer esto realidad.